8/12/2017

Los Judeo-cristianos de los siglos tempranos del cristianismo según una nueva fuente: La versión judeo-cristiana de la Pasión; relaciones entre saduceos, caraitas con los judeo-cristianos

BS"D


[La versión judeo-cristiana de la Pasión; relaciones entre saduceos, caraitas con los judeo-cristianos]

Este extracto de 'Abd al-Jabbar sigue en la MS casi, aunque no de forma inmediata, en la discusión de Abd al-Jabbar sobre el más largo de los dos relatos de la pasión traducida abajo; Me refiero a la que se produce en el MS, fols. 65a - 6a. Este relato es muy diferente de los que se encuentran en los Evangelios canónicos y, en vista de la naturaleza del texto en el que se cita, puede, a mi parecer, ser atribuido prima fase con un grado razonable de probabilidad a una fuente judeo-cristiana.[1]
Ahora bien, los argumentos de los caraitas tal como se exponen en el MS (y no hay razón para cuestionar la exactitud de esta exposición) se refieren claramente a este relato particular. Esto puede probarse fácilmente por el hecho de que esta argumentación menciona el exámen de Yeshu por parte de Herodes, así como por Pilato y su negación en el curso de este examen (de las reclamaciones hechas en su nombre); Estos son detalles que se encuentran en el relato en cuestión. En otras palabras, un grupo entre los caraitas parece, al participar en debates religiosos, haber hecho uso de un relato de la pasión que derivan de fuentes judeo-cristianas.[2] He tratado de demostrar que existe alguna razón para pensar que en un momento existieron relaciones estrechas de período entre grupos de caraitas (saduceos) y grupos de judeo-cristianos.[3] La liturgia caraita posiblemente aporta más pruebas de esta hipótesis. Me refiero al hecho de que en las oraciones caraitas la congregación a veces se llama notzre edotav-נוצרי עדותיו.'[4] Esto se refiere claramente al Salmo 25:10:  לְנֹצְרֵ֥י בְ֝רִית֗וֹ וְעֵדֹתָֽיו (para los que guardan Su pacto y Sus testimonios). Sin embargo, el hecho de que los caraítas ocasionalmente usen al hablar de sí mismos de una denominación en la que figuran la palabra notz’rim,[5] es decir, el nombre hebreo para los cristianos, sugiere la ausencia de ciertos tabúes que existen en el judaísmo rabínico y, la posibilidad de que los caraítas hayan tomado posesión de los judeo-cristianos que se mezclaron con ellos algunas de sus oraciones. El hecho de que los qcaraítas se llamen habitualmente a sí mismos en sus oraciones «los pobres», aniyim (עניים), ebionim (אביונים) y varios otros sinónimos (véase por ejemplo Tefilot Ha-Kara'im תפילות הקראים, III, pp. 30, 97, 106, 107, 131, 138 et passim) puede deberse a la influencia de la liturgia de los judeo-cristianos, que probablemente fueron llamados ebionitas por el valor que atribuían a la pobreza. Sin embargo, también podría deberse a la adopción de tradiciones de sectas aún anteriores o a un desarrollo autónomo de una tendencia caraíta.

En el relato de la conversión de los Jazaros al judaísmo que se produce en el capítulo de Abd al-Jabbars sobre el cristianismo en el que se puede encontrar un ejemplo de interés simpático y quizás de solidaridad con el judaísmo, manifestado por los judeo-cristianos o por una de sus sectas Folio 88a).[6]

Es, hasta donde se sabe, el texto más antiguo que parece deliberadamente enfatizar el papel y ensalzar las cualidades personales del misionero judío que fue responsable de esta conversión a la nación de los Jazaros. Este último se utiliza para ilustrar el punto de que la propagación del cristianismo por medio de la persuasión sólo y sin el uso de la coerción (incluso si por el argumento de esta idea de la propagación del cristianismo se supone que es cierto)[7] tiene su contrapartida en los anales del judaísmo. Es prácticamente inconcebible que un teólogo musulmán (como nuestro tratado muestra, "Abd al-Jabbar era insuperable en su celo religioso, y como su capítulo sobre el judaísmo muestra, era muy anti-judío) no habría citado más - Si el texto hubiera sido realmente concebido y no sólo adoptado por él, algún ejemplo adecuado de conversión al islam. Sin embargo, nuestro texto no se refiere a ningún episodio de este tipo; Ni siquiera menciona la conocida historia de que un misionero musulmán y un misionero cristiano, así como el judío, se comprometieron en el intento de convertir a los jazaros en sus respectivas religiones. Hay razones suficientes para creer que el relato de la judaización de los jazaros no es una interpolación de Abd al-Jabbar, sino que se debe a los judeo-cristianos. Puede considerarse como una adición posterior -parece haber varias (véase más arriba- a las porciones más antiguas de nuestro texto) que se compusieron, creo, en el siglo V o VI, o tal vez, hasta cierto punto se refiere, incluso antes.

Sin embargo, se puede preguntarse si este origen por sí mismo puede considerarse como la explicación de la evidente complacencia con que se considera este acontecimiento histórico. Esta suposición postularía evidentemente un alto grado, quizás improbable, de identificación por parte de los judeo-cristianos con los judíos en general. En consecuencia, una hipótesis alternativa tal vez podría ser provisionalmente prevista. Por varias razones la suposición se ha adelantado ocasionalmente que los jazaros fueron convertidos por los adeptos de alguna secta desconocida. Esto, por supuesto, explicaría el hecho[8] de que este importante acontecimiento despertó en el período que le era cercano y de ningún interés, de ningún entusiasmo entre los caraítas y los judíos rabínicos de Oriente. Esta indiferencia contrasta como hemos visto, con la actitud de los judeo-cristianos. Es por lo menos una posible suposición -eso es cierto que no es nada más- que la simpatía de este último haya podido llegar a una secta judía que de alguna manera era doctrinalmente afín a ellos.

Esta suposición implicaría otra, a saber, que en algún período posterior la influencia de esta secta debió haber sido reemplazada en la porción judía del pueblo Jazar por la del judaísmo rabínico y del caraismo. Todas estas son por supuesto meras hipótesis.

En cuanto a la conversión, la evidencia adicional proporcionada por nuestros textos, aunque muy sugestiva, es demasiado escasa para permitirnos avanzar hacia un terreno más sólido.

Al final de esta sección deseo mencionar un punto que no puede ser discutido aquí y que formará el tema de un documento separado. Me refiero a la probabilidad de que los judeo-cristianos que, como sabemos, cultivaron la lengua hebrea, fueron los autores de al menos un texto incluido en el trabajo médico atribuido a Asaf el Médico-אסף הרופא.


Un Evangelio adversus novum Testamentum.


[1] Puede haber sido uno de varios relatos de la pasión que eran actuales entre los miembros de la secta.
[2] Se puede argumentar, por supuesto, que algunos detalles de esta historia fueron modificados por los caraitas para sus propios fines. Pero es muy improbable que la cuenta en su conjunto pudiera haber sido originada por miembros de esta secta relativamente tardía.
[3] Parece bastante claro que Harkavy estuvo equivocado al atribuir el hecho de que los caraitas eran menos hostiles a Yeshu que los judíos rabínicos por la influencia musulmana (Véase Altjüdische Alterthümer, San Petersburgo, 1876. p.212, 3). En la medida en que la actitud caraita no estaba determinada por ciertas tendencias propias de la secta (Véase más arriba), parece haber sido debido al contacto con los judeo-cristianos.

[4] Véase, por ejemplo, Tefilot Ha-Kara'im תפילות הקראים (editado por S. WEISSCHWITZ), III, Viena 1854, pág. 126. El pasaje ocurre en la oración de la mañana de Yom Kippur.

[5] En este término ver ahora CH. El documento de RABIN 'Notzerim', Textus, v (1966), pp. 44-52.
[6] Este texto fue publicado, traducido y discutido por mí en un apareció en el Journal of Jewish Studies, XIII (1962), pp. 45-55. Al escribir este artículo yo era totalmente inconsciente del aspecto judeo-cristiano de su materia.

[7] Nuestros textos consideran esta opinión como falsa. Consideran que la difusión del cristianismo ortodoxo se debió principalmente a la intervención del Estado, es decir, a la persecución de otras religiones y de las herejías cristianas.
[8] Destacado por Ankori (op. Cit. [Arriba, 163], pp. 60-78).

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