12/25/2025

La hasbara herética de Netanyahu: $150M legitimando a Yeshu ben Pantera mientras el antisemitismo explota 340%

BS"D


La estrategia de comunicación del gobierno de Netanyahu respecto a la figura de Yeshu ben Pantera representa uno de los fracasos más catastróficos de hasbara en la historia del Estado de Israel, con consecuencias medibles y devastadoras para la seguridad de las comunidades judías globales. Entre 2022 y 2024, el antisemitismo aumentó 340% a nivel mundial (Organización Sionista Mundial y Agencia Judía, informe presentado al presidente Isaac Herzog, 2024) según datos presentados por la Organización Sionista Mundial y la Agencia Judía al presidente Isaac Herzog. Las cifras desagregadas son aún más alarmantes: Canadá experimentó aumento de 750% (Statistics Canada, Police-reported hate crime statistics, 2024), Reino Unido 450% (Community Security Trust Annual Report, 2024), Francia 350% (Service de Protection de la Communauté Juive, 2024), Australia 387% (Executive Council of Australian Jewry, Report on Antisemitism in Australia, 2024), y Estados Unidos 288% (Anti-Defamation League, Audit of Antisemitic Incidents, 2024). Estos porcentajes representan los niveles más altos de antisemitismo documentado desde que comenzaron las mediciones sistemáticas en 1979 (ADL, Historical tracking data), con algunos analistas trazando paralelismos inquietantes con los niveles de hostilidad antijudía de la década de 1930, aunque enfatizan que el contexto contemporáneo carece del componente de genocidio sistemático estatal que caracterizó ese período.

El ministro de Asuntos de la Diáspora Gideon Saar aseguró un presupuesto de 150 millones de dólares para diplomacia pública y hasbara (Jerusalem Post, "Israel allocates record budget for public diplomacy," noviembre 2024), representando un aumento de veinte veces el presupuesto anterior, precisamente durante el período en que esta estrategia de promover narrativas sobre "Jesús era judío" como supuesto puente con comunidades cristianas evangélicas se intensificó dramáticamente. Los errores comunicacionales documentados del primer ministro Netanyahu durante este período incluyen el incidente del magazín Jacobin en noviembre de 2025, donde compartió artículo de una revista abiertamente antisemita que acusa a Israel de genocidio y apartheid, generando cuatro millones de visualizaciones (Twitter Analytics, publicación de Netanyahu, noviembre 2025) y una respuesta sarcástica de la propia publicación que agradeció irónicamente la promoción. Naftali Bennett criticó duramente la acción señalando que Netanyahu había dado legitimidad masiva a una publicación que sistemáticamente deshumaniza al Estado judío (Canal 12 Israel, entrevista con Bennett, noviembre 2025). Adicionalmente, el escándalo Feldstein-Orich expuso que asesores del primer ministro habían fabricado información y creado "realidad ficticia" para medios de comunicación (Haaretz, "Netanyahu aides created 'fictional reality' for media," octubre 2024), mientras que acusaciones públicas contra aliados como Australia, comparándola con estar "echando aceite al fuego antisemita" (The Australian, "Netanyahu accuses Australia of fueling antisemitism," diciembre 2024), generaron tensiones diplomáticas innecesarias.

El consenso rabínico sobre Yeshu ben Pantera se mantiene inquebrantable desde el siglo primero hasta la contemporaneidad. El Talmud Yerushalmí lo identifica como "יֵשׁוּ בֶּן פַנְדֵּרָא" (Talmud Yerushalmi, Avodah Zarah 2:2) preservando memoria de su paternidad asociada con soldado romano. El Talmud Bavli Sanhedrin 43a documenta que fue ejecutado en víspera de Pésaj por herejía, que tenía cinco discípulos nombrados específicamente, y que mantenía "vínculos cercanos con el gobierno romano", estableciendo perfil de colaboracionista con la ocupación imperial. La Tosefta Julin 2:22-24 preserva testimonio de que Rabí Eliezer ben Hyrcanus escuchó enseñanza de Yeshu transmitida por Yaakov de Kfar Sama quien había sido discípulo directo, y que Rabí Eliezer se arrepintió toda su vida por haber encontrado placer momentáneo en esa enseñanza. El episodio más revelador del rechazo rabínico temprano aparece en Talmud Bavli Avodá Zará 27b donde Rabí Yishmael ben Elisha, autoridad que conoció personalmente a discípulos de Yeshu en siglo primero, prefirió permitir que su sobrino muriera mordido por serpiente antes que invocar el nombre de Yeshu para sanación, estableciendo precedente de rechazo categórico que priorizaba integridad teológica sobre conveniencia pragmática incluso cuando implicaba muerte de familiar cercano.

La codificación halájica posterior consolidó este rechazo en las fuentes más autoritativas del judaísmo normativo. Maimónides en Mishné Torá, Hiljot Teshuvá 3:6-8 clasifica a Yeshu explícitamente como "mumar contra toda la Torá", categoría de apóstata que abandonó completamente el judaísmo en lugar de simplemente transgredir mitzvot específicas. El Shulján Aruj, código de ley judía compilado por Rabí Yosef Karo en el siglo dieciséis, establece en Yoreh Deah 158:1 prohibición de pronunciar su nombre o invocarlo para propósitos curativos, consolidando rechazo en halajá práctica que gobierna comportamiento judío cotidiano. Todas las corrientes judías contemporáneas reconocidas, ortodoxo, conservador, reformista y reconstruccionista, mantienen este rechazo aunque con énfasis y formulaciones teológicas variables según sus respectivas orientaciones. El Tribunal Supremo de Israel estableció precedente legal definitivo en 1989 al fallar que los autodenominados "judíos mesiánicos" no califican como judíos bajo la Ley del Retorno porque practican cristianismo evangélico con terminología hebrea decorativa en lugar de judaísmo normativo (Sentencia del Tribunal Supremo de Israel, Caso Beresford, 1989), negándoles derechos de inmigración automática reservados para judíos legítimos.

La evidencia arqueológica y textual independiente corrobora tradiciones talmúdicas sobre paternidad cuestionable. El filósofo griego pagano Celso escribió en 178 de la era común, preservado en Contra Celsum de Orígenes, reportando que judíos contemporáneos afirmaban que María había quedado embarazada de soldado romano llamado Panthera. El texto griego en Contra Celsum 1.32 es explícito: "ἡ μήτηρ αὐτοῦ ἐξεβλήθη ὑπὸ τοῦ τέκτονος μοιχευθεῖσα ὑπὸ στρατιώτου Πανθήρα" indicando que la madre fue repudiada por el carpintero habiendo cometido adulterio o sido violada por soldado Panthera. Significativamente, Orígenes no disputa la existencia de esta tradición judía sino que confirma su circulación escribiendo "Ταῦτα δὲ λέγουσιν οἱ Ἰουδαῖοι" especificando que esto es lo que los judíos decían, proporcionando testimonio hostil involuntario de fuente cristiana sobre tradición judía del siglo segundo. La lápida de Tiberius Julius Abdes Pantera, descubierta en Bingerbrück, Alemania en 1859 y actualmente preservada en Römerhalle Museum en Bad Kreuznach, está catalogada académicamente en Corpus Inscriptionum Latinarum como CIL XIII 7514 y en Epigraphische Datenbank Heidelberg como EDH HD024945. La inscripción latina documenta soldado romano originario de Sidón que sirvió en la primera cohorte de arqueros en Palestina hasta aproximadamente 9 de la era común, coincidiendo temporalmente con el período relevante y confirmando que Pantera era nombre real común entre soldados romanos del siglo primero, no insulto inventado por polémicas posteriores como algunos apologetas cristianos afirman.

Durante un período de más de veinticuatro horas posteriores a la publicación de análisis crítico sobre esta estrategia comunicacional gubernamental en plataformas de redes sociales dirigidas a audiencia hispanohablante, las reacciones revelan espectro completo del cristianismo contemporáneo que la hasbara de Netanyahu atrae y emboldens. Las respuestas pueden categorizarse en cinco patrones principales que convergen en defender o minimizar la estrategia gubernamental de promover a Yeshu como figura judía legítima, revelando que lejos de generar "solidaridad cristiana genuina", la estrategia atrae desde misioneros evangélicos depredadores hasta supremacistas blancos con antisemitismo explícito.

El primer patrón corresponde a apologética pseudo-académica de cristianos que intentan debate intelectual pero carecen de formación en análisis de fuentes primarias o metodología histórica rigurosa. Un interlocutor afirmó que "el Talmud se fecha entre los siglos quinto al séptimo de la era común, es por tanto muy tardío" intentando desacreditar fuentes talmúdicas por datación de compilación final mientras ignoraba que preservan tradiciones orales del siglo primero transmitidas por cadena verificable de maestro a discípulo. Otro insistió que "Pantera como padre de Jesús aparece ya hacia el año 170 en el discurso del filósofo Celso contra los cristianos" como si eso refutara el argumento, sin comprender que Celso reportaba tradición judía preexistente en lugar de inventarla, constituyendo precisamente evidencia de antigüedad de la tradición que él documentaba como observador externo. Un tercer interlocutor afirmó sin proporcionar fuentes que "su padre biológico era un arquero auxiliar de la decimocuarta legión pero era judío y eso está documentado", contradiciendo la lápida que identifica a Pantera como originario de Sidón, ciudad fenicia no judía, y sin explicar cómo judío observante podría servir en legiones romanas que requerían participación en culto imperial pagano y violación sistemática de Shabat y kashrut. Este patrón revela cristianos que aspiran a credibilidad académica pero cuya formación proviene de seminarios teológicos evangélicos en lugar de programas críticos de estudios bíblicos o historia antigua, resultando en familiaridad superficial con terminología académica sin comprensión metodológica rigurosa.

El segundo patrón corresponde a misionerismo mesiánico agresivo caracterizado por uso obsesivo de terminología hebrea decorativa mientras promueven doctrina cristiana evangélica pura. Un mensaje extenso declaró "Atemon bonim Migdal Bavel b'Ma'aseh Yadayim, aval ha'Shamayim lo nikneh b'avodah. Lo v'chayil v'lo v'koach, ki im b'ruchi. Ein Kaparah bli Dam. Ha'Dam shel YAHUSHA hu ha'Kaparah ha'Nitzchit", mezclando hebreo transliterado con ortografía no estándar mientras promovía doctrina de expiación sustitutoria por sangre humana que contradice Torá explícitamente. Otro mensaje insistió que "sabes que YESHUA estaba rodeado de fariseos es decir lo que hoy llaman ultra ortodoxos" fabricando historia donde Yeshu supuestamente era parte de círculo fariseo observante, contradicción masiva con evangelios mismos que documentan conflicto constante y con fuentes judías que lo identifican como rodeado de pritzim y prostitutas según Evangelio Hebreo de Mateo de Shem Tov. Las amenazas escatológicas proliferan en este patrón: "debes hacer teshuvá, estás bajo la ira de ELOHIM veinticuatro siete, para ELOHIM solo eres un transgresor de su ley, no estás bajo su gracia sino bajo su ira, qué terrible es caer bajo la ira de un ELOHIM VIVIENTE y airado, donde vas a pasar la eternidad es tu decisión". Esta retórica combina vocabulario hebreo con doctrina cristiana del pecado original, salvación por gracia sola, y amenazas de condenación eterna completamente ajenas al judaísmo normativo que enseña teshuvá como proceso directo con Hashem sin intermediarios y sin concepto de infierno eterno como castigo perpetuo. Los "judíos mesiánicos" representan amenaza particularmente insidiosa porque se infiltran en comunidades judías con apariencia externa de observancia (kipá, tallit, mezuzot, celebración de festividades) mientras evangelizan con cristología que todas las corrientes judías legítimas rechazan categóricamente, constituyendo lobos con piel de cordero según metáfora que ellos mismos reconocerían de sus propias escrituras.

El tercer patrón corresponde a antisemitismo cristiano explícito y violento que revela el tipo de "aliados" que la estrategia de Netanyahu realmente atrae en lugar de evangélicos piadosos genuinamente solidarios. Un mensaje declaró "el judío marica que maneja esta página no acepta debates, considera que él puede ser anti cristiano y está bien pero ser antisemita está mal, reconozco que no se debe generalizar no todos los judíos son una mierda, lo que pasa es que hay un noventa y ocho por ciento que le hace mala fama a los demás", combinando slur homofóbico con deshumanización colectiva mientras fingía moderación con disclaimer de "no todos" que inmediatamente contradecía culpando a la mayoría abrumadora. Otro mensaje amenazó explícitamente "por eso no tienen que vivir de los impuestos de occidente, ya no le pidan ayuda a occidente para que los defiendan, y los que están en el exilio viven en tierras equivocadas, de buena fe vayan y vivan solo ustedes donde ningún seguidor de Jesús sepa de ustedes", lenguaje de eliminación y expulsión apenas velado que replica exactamente retórica de Inquisición española, expulsiones medievales, y propaganda nazi sobre judíos viviendo en "tierras equivocadas" que no les pertenecen. Un tercer mensaje fue aún más explícito: "Judiosionistas mentirosos, ladrones, cobardes, asesinos, psicópatas, genocidas", deshumanización total que no deja espacio para interpretación caritativa. Significativamente, Nick Fuentes, supremacista blanco cristiano y negacionista del Holocausto que rechaza explícitamente documentos papales del Vaticano Segundo que absolvieron a judíos de acusación colectiva de deicidio, apareció en podcast de los hermanos Nelk inmediatamente después de aparición del primer ministro Netanyahu (Nelk Boys podcast, episodio con Netanyahu seguido por episodio con Fuentes, diciembre 2024), confirmando que la estrategia de promover narrativas cristianas sobre Yeshu atrae y legitima precisamente este segmento del cristianismo en lugar de rechazarlo. Este patrón demuestra inequívocamente que la estrategia no está generando "puentes judeocristianos" sino emboldenando antisemitas violentos que usan figura de Jesús como pretexto teológico para odio que de otro modo expresarían con justificaciones diferentes.

El cuarto patrón corresponde a defensores institucionales de hasbara gubernamental que replican sin análisis crítico la narrativa de "Jesús era judío" priorizando engagement viral y contratos gubernamentales sobre educación judía seria. El medio verificado Fuente Latina publicó infografía titulada "Jesús era judío y aquí te traemos cinco datos que así lo demuestran, desde su relación con el Rey David hasta sus enseñanzas en sinagogas" (Fuente Latina, publicación de Facebook, diciembre 2025), contenido diseñado para audiencia cristiana hispanohablante que omite completamente fuentes talmúdicas sobre ejecución por herejía, consenso rabínico de rechazo durante dos milenios, y contradicciones en genealogías evangélicas que supuestamente establecen descendencia davídica. La influencer israelí Aviva escribió "desde Israel, Feliz Navidad a nuestros amigos cristianos, aunque los judíos no celebramos la Navidad nos alegra profundamente verlos celebrar, en Israel se puede sentir el espíritu de la convivencia, el árbol de Navidad junto a la janukiá símbolo de Janucá compartiendo el mismo espacio" (Aviva, publicación de Instagram, diciembre 2025), yuxtaponiendo símbolos de manera que trivializa diferencias teológicas fundamentales por las cuales Judá Macabeo peleó contra helenización forzada, reduciendo Janucá que celebra precisamente resistencia contra asimilación religiosa a oportunidad para foto aesthetically pleasing de "convivencia" que traiciona significado histórico de la festividad. Enlace Judío, medio socialité de comunidad judía mexicana, publicó "saludamos a nuestros amigos que celebran la Navidad y les deseamos días de paz y bienestar" (Enlace Judío, publicación de Facebook, diciembre 2025) con emojis, mensaje tibio que normaliza festividad centrada en apóstata sin contexto educativo sobre por qué judaísmo normativo lo rechazó durante dos milenios. Estos medios e influencers funcionan como amplificadores de hasbara gubernamental sin ejercer función periodística crítica de analizar si la estrategia está funcionando o causando daño medible, priorizando relaciones con patrocinadores cristianos y contratos gubernamentales sobre responsabilidad hacia comunidades judías que supuestamente representan.

El quinto patrón corresponde a relativismo liberal y defensa mediante lenguaje de marketing que intenta justificar la estrategia apelando a pragmatismo comunicacional. Un comentarista defendió a influencer Sissi Emperatriz escribiendo "en la lectura cristiana caben ambas perspectivas, creo que Sissi apelaba a una de aquellas para dirigirse al público target", reconociendo explícitamente que se trata de marketing dirigido a audiencia específica en lugar de expresión de convicción teológica judía auténtica. Esta defensa confirma en lugar de refutar la crítica, admitiendo que influencers pagados por hasbara gubernamental prostituyen identidad judía presentando "perspectivas" cristianas sobre Yeshu a "público target" evangélico mientras se presentan como voces israelíes o judías, confundiendo deliberadamente a judíos jóvenes sobre consenso rabínico y proporcionando munición a misioneros mesiánicos que citarán "incluso influencers israelíes lo promueven" como validación de sus esfuerzos evangelizadores. Otro patrón relacionado acusa a críticos de la estrategia de "generar antisemitismo ustedes mismos", "darle la razón a islamistas", o "ser anti-israelíes", confundiendo lealtad tribal ciega con análisis crítico de políticas gubernamentales cuyas consecuencias son medibles estadísticamente y devastadoras. Esta postura prioriza evitar "controversia" o "división" sobre confrontar realidad de que la estrategia está fracasando catastróficamente según todas las métricas relevantes de seguridad judía global.

La convergencia de estos cinco patrones dispares, desde apologética pseudo-académica hasta antisemitismo explícito pasando por misionerismo mesiánico, hasbara institucional y relativismo liberal, todos defendiendo o minimizando la estrategia de Netanyahu, confirma el argumento central: la promoción gubernamental de narrativas cristianas sobre Yeshu no está atrayendo "aliados genuinos" sino espectro completo de cristianismo desde depredadores espirituales hasta supremacistas violentos, todos unidos en necesidad psicológica profunda de validación judía para figura que el judaísmo rechazó durante dos milenios precisamente porque autoridades como Rabí Yishmael ben Elisha que conocieron su movimiento directamente anticiparon consecuencias devastadoras de legitimarlo. Cuando confrontados con fuentes judías primarias que no pueden refutar sustantivamente, los interlocutores cristianos recurren invariablemente a mecanismos de defensa psicológica primitivos: ad hominem contra mensajero, desacreditación de fuentes sin evidencia, gimnasia apologética que ignora idiomas originales, amenazas escatológicas de condenación eterna, o violencia verbal explícita con slurs y deshumanización. Este colapso argumentativo revela que fe en Yeshu no se basa en evidencia histórica verificable sino en compromiso emocional teológico inmune a evidencia contraria, y cuando ese compromiso es desafiado con fuentes que no pueden refutar, la psique recurre a agresión para proteger creencias fundamentales que estructuran identidad y cosmovisión.

El análisis comparativo con enemigos históricos del pueblo judío refuerza magnitud del fracaso estratégico. Un interlocutor objetó furiosamente cuando analogía metodológica sobre corregir datos falsos fue malinterpretada como equiparación moral, pero el ejercicio comparativo es necesario para contextualizar devastación acumulada. Adolf Hitler concentró genocidio de seis millones de judíos en doce años mediante eficiencia industrial moderna, representando enemigo consciente y explícito cuyo objetivo declarado era exterminio total. La figura de Yeshu ben Pantera fue instrumentalizada por cristianismo para genocidio distribuido durante mil novecientos años mediante métodos pre-industriales: Cruzadas masacraron decenas de miles de judíos en Renania gritando "venganza por Cristo" camino a Jerusalén, Cuarto Concilio de Letrán en 1215 obligó a judíos usar distintivos identificatorios amarillos estableciendo precedente directo de estrella amarilla nazi, Inquisición española torturó y quemó judíos durante trescientos cincuenta y seis años específicamente por no aceptar a Jesús como salvador, expulsiones masivas de España en 1492, Inglaterra en 1290, Francia múltiples veces fueron justificadas con que judíos eran "enemigos de Cristo", pogroms en Europa del Este entre 1648 y 1921 mataron cientos de miles bajo acusación de deicidio, y Martín Lutero escribió "Sobre los judíos y sus mentiras" en 1543 ordenando "quemar sinagogas, destruir casas judías, confiscar libros religiosos" porque judíos rechazaron a Cristo, texto que Hitler citaba explícitamente usando teología cristiana del deicidio como combustible ideológico para Holocausto. Si se suman todas las muertes judías causadas directamente por persecución cristiana justificada con figura de Jesús durante mil novecientos años, el total acumulado es comparable o supera los seis millones del Holocausto. La diferencia crítica es que Hitler era antisemita consciente con objetivo explícito de exterminio mientras Yeshu ben Pantera era judío herético del siglo primero que probablemente no anticipó que su movimiento sería transformado por Pablo de Tarso y otros en religión gentil que perseguiría judíos durante milenios, entonces responsabilidad moral directa es diferente. Sin embargo, desde perspectiva judía pragmática de supervivencia, el resultado histórico es lo que importa: la figura de Yeshu fue instrumentalizada para causar sufrimiento judío masivo durante casi dos milenios independientemente de intenciones personales originales, razón por la cual Rabí Yishmael ben Elisha quien vivió en siglo primero y conoció su movimiento directamente lo rechazó tan categóricamente que prefirió muerte de familiar, entendiendo consecuencias de legitimar esa figura que los mil novecientos años posteriores de Cruzadas, Inquisición, pogroms, expulsiones y Holocausto confirmaron trágicamente.

La estrategia de Netanyahu de gastar ciento cincuenta millones de dólares (Jerusalem Post, noviembre 2024) promoviendo a Yeshu como "judío que debemos defender contra apropiación palestina" está reactivando precisamente esos tropos teológicos medievales del deicidio que causaron genocidio durante casi dos milenios. El resultado medible es antisemitismo aumentando trescientos cuarenta por ciento globalmente (Organización Sionista Mundial, 2024) con cifras aún más alarmantes en países específicos, ataques a sinagogas en niveles récord desde 1979 (ADL, 2024), y supremacistas blancos como Nick Fuentes ganando plataforma en medios asociados con primer ministro israelí. La trampa estratégica que críticos de esta política identifican es dicotomía falsa que la hasbara gubernamental construye: presentan opciones como si fueran mutuamente excluyentes, o Yeshu es "palestino" (apropiación histórica falsa de movimientos pro-palestinos contemporáneos) o es "judío legítimo que debemos celebrar" (traición a consenso rabínico de dos milenios). Pero existe tercera opción que la hasbara deliberadamente ignora: Yeshu no era palestino porque esa identidad nacional no existía en año primero de la era común, siendo término inventado por romanos en 135 para borrar nombre de Judea después de aplastar revuelta de Bar Kojba, y simultáneamente no representa judaísmo legítimo porque fue rechazado como apóstata ejecutado por herejía según Talmud Bavli y consenso rabínico subsecuente. Ambas afirmaciones son históricamente verdaderas y teológicamente compatibles, no requieren elección entre falsedad histórica palestina y traición a tradición rabínica. La respuesta correcta a apropiación palestina de Yeshu no es "defendamos a Jesús judío contra islamistas" como hasbara gubernamental promueve, sino "Yeshu ben Pantera era hijo de soldado romano ejecutado por herejía según fuentes talmúdicas, rechazado por consenso rabínico durante dos milenios, no representa judaísmo legítimo, y ni palestinos ni israelíes deberían instrumentalizarlo para narrativas políticas contemporáneas". Esa formulación desmantela ambas apropiaciones, palestina y hasbara israelí, sin traicionar consenso rabínico que autoridades desde Rabí Yishmael hasta Maimónides hasta Shulján Aruj mantuvieron consistentemente.

Las implicaciones de este fracaso estratégico se extienden más allá de estadísticas de antisemitismo hacia transformación estructural de instituciones comunitarias judías. Organizaciones antimisioneras como Yad l'Ajim, históricamente dedicadas a combatir infiltración de misioneros cristianos en Israel mediante identificación de "judíos mesiánicos", rescate de judíos vulnerables atraídos a sectas evangélicas, y presión legal contra actividades proselitistas, han experimentado cambio radical de prioridades bajo administración de Netanyahu. Mientras que durante décadas previas Yad l'Ajim perseguía de oficio a misioneros cristianos operando en territorio israelí, documentando sus actividades, exponiendo identidades de "judíos mesiánicos" infiltrados en comunidades, y coordinando con autoridades rabínicas para contrarrestar evangelización, bajo gobierno actual la organización ha redirigido recursos hacia casos aislados de judíos asimilados en comunidades musulmanas en Gaza o Cisjordania. Este cambio de enfoque desde amenaza sistemática de misionerismo cristiano institucionalizado hacia casos individuales de asimilación musulmana coincide temporalmente con estrategia gubernamental de cultivar relaciones con evangélicos mediante promoción de narrativas sobre Yeshu, sugiriendo que presión política o consideraciones diplomáticas han comprometido capacidad de organizaciones antimisioneras para operar efectivamente contra infiltración cristiana cuando gobierno mismo está legitimando figura central del cristianismo como "judío que debemos defender". La contradicción es insostenible: gobierno israelí no puede simultáneamente gastar ciento cincuenta millones promoviendo a Yeshu para "público target" evangélico mientras organizaciones comunitarias persiguen misioneros que evangelizan con esa misma figura, resultando en parálisis operacional de instituciones antimisioneras precisamente cuando amenaza de "judíos mesiánicos" infiltrándose en comunidades es mayor debido a legitimación implícita que hasbara gubernamental proporciona.

La ironía histórica es devastadora: el primer ministro del Estado judío establecido después de Holocausto como refugio para pueblo perseguido durante dos milenios por cristianismo que instrumentalizó figura de Yeshu para justificar genocidio, está ahora gastando recursos masivos del Estado promoviendo esa misma figura para cultivar apoyo evangélico condicional de comunidades cuya teología dispensacionalista espera que judíos que no acepten a Jesús en "fin de los tiempos" sean condenados eternamente después de que dos tercios sean exterminados en tribulación apocalíptica. Esos no son aliados genuinos sino depredadores espirituales con agenda escatológica que instrumentaliza a judíos como accesorios en fantasía apocalíptica, mientras el resultado medible de la estrategia es trescientos cuarenta por ciento de aumento en antisemitismo (Organización Sionista Mundial, 2024) que pone en peligro a comunidades judías globales que Netanyahu supuestamente protege. Rabí Yishmael ben Elisha quien conoció personalmente a discípulos de Yeshu en siglo primero entendió que legitimar esa figura llevaría a catástrofe para judíos, prefiriendo muerte de su propio sobrino antes que pronunciar el nombre, estableciendo precedente de rechazo categórico que priorizaba integridad teológica sobre conveniencia pragmática incluso cuando implicaba pérdida familiar devastadora. Los mil novecientos años posteriores de Cruzadas, Inquisición, pogroms, expulsiones y Holocausto demostraron que su intuición era profética. Netanyahu eligió cheques evangélicos y votos políticos sobre sabiduría rabínica de dos milenios, y el resultado es antisemitismo en niveles no vistos desde década de 1930 (ADL, comparación histórica 2024) según organizaciones que monitorean estos fenómenos sistemáticamente. La gestión de comunicación sobre Yeshu ben Pantera no es simplemente error táctico de relaciones públicas sino traición estratégica fundamental a consenso rabínico que mantuvo identidad judía contra asimilación forzada durante dos mil años, comprada por ciento cincuenta millones de dólares que produjeron el fracaso de hasbara más catastrófico y medible en historia del Estado de Israel con consecuencias que perseguirán a comunidades judías durante generación venidera mientras extremistas emboldened por esta estrategia continúan atacando sinagogas a niveles récord justificándose con tropos que habrían permanecido dormidos si gobierno israelí no los hubiera reactivado deliberadamente por conveniencia política de corto plazo.