11/26/2025

1 Timoteo 3:16: La Pluma Mentirosa de los Escribas Cristianos - Cómo la falsificación manuscrita expone la corrupción del Nuevo Testamento

BS"D

Introducción: Documentando la Falsificación Sistemática

El presente estudio examina la historia textual de 1 Timoteo 3:16 desde una perspectiva crítica judía, exponiendo la alteración documentada de ὅς (hos, pronombre relativo) a θεός (theos, "Dios") como un caso paradigmático de falsificación deliberada en la tradición manuscrita cristiana. Los mesiánicos, netzaritas, evangélicos, luteranos y sectarios de "Raíces Hebreas" que citan este pasaje como "prueba" de encarnación divina perpetúan una mentira textual que sus propios eruditos cristianos honestos han expuesto durante más de dos siglos. Este análisis demuestra cómo la manipulación textual sistemática sirvió para insertar retroactivamente apoyo escritural fraudulento a doctrinas trinitarias que contradicen fundamentalmente el monoteísmo bíblico articulado en "שְׁמַע יִשְׂרָאֵל ה אֱלֹהֵינוּ ה אֶחָד" (Shema Yisrael Hashem Elokeinu Hashem Ejad - Escucha Israel, Hashem nuestro Dios, Hashem Uno es) en Devarim 6:4. La evidencia paleográfica, versionística y patrística establece conclusivamente que la lectura original empleaba un pronombre relativo, no una afirmación de encarnación divina, revelando que los escribas cristianos eran falsificadores conscientes al servicio de la idolatría trinitaria nicena, y que los misioneros mesiánicos contemporáneos son herederos cómplices de esta deshonestidad sistémica.

Estado de la Cuestión Manuscrita

La evidencia manuscrita de 1 Timoteo 3:16 presenta variantes textuales significativas en el término inicial del himno cristológico incorporado en el versículo. El Codex Sinaiticus (א, siglo IV) folio 294b preserva claramente:

"ὃς ἐφανερώθη ἐν σαρκί" (hos efanerothe en sarki - ‘quien fue manifestado en carne’), 

Donde ὅς funciona como pronombre relativo masculino nominativo. Sin embargo, el manuscrito muestra evidencia paleográfica de alteración posterior: un corrector tardío (siglos VI-VII) añadió trazos horizontales sobre las letras originales ΟΣ para convertirlas visualmente en ΘΣ (abreviatura sagrada de ΘΕΟΣ, "Dios"), modificando así el significado del texto de "quien" a "Dios". 

Esta intervención escribal refleja las controversias cristológicas de los siglos posteriores sobre la divinidad de Yeshú.

La lectura original ὅς es confirmada por el Codex Alexandrinus (A, siglo V) en su estado original antes de correcciones posteriores, tal como se ve en el folio 145r: 

Sin embargo, el Codex Alexandrinus también muestra evidencia de manipulación posterior similar a la del Sinaiticus. Aunque el manuscrito actualmente presenta ΘϹ (abreviatura de ΘΕΟϹ, "Dios") en 1 Timoteo 3:16, los críticos textuales han determinado que esta lectura es producto de una alteración moderna. Samuel Prideaux Tregelles, en su exhaustivo estudio paleográfico (1854), observó que "la tinta con la que esto se ha hecho en A es suficientemente moderna y negra para declarar su aplicación reciente". El análisis revela dos intervenciones específicas:

  1. Se añadió tinta en el centro de la letra Ο para convertirla visualmente en Θ, pero utilizando un "punto" en lugar de la línea horizontal característica de las Θ originales del manuscrito.

  2. Se añadió el trazo horizontal superior (titulus) que indica abreviatura sagrada, ausente en el texto original.

La comparación paleográfica con otras instancias genuinas de ΘϹ en el mismo manuscrito (como en 1 Timoteo 4:3, apenas unas líneas después) revela diferencias significativas en el color y estilo de la tinta, confirmando que el ΘϹ de 3:16 es una adición posterior. Sin estas marcas añadidas, el Codex Alexandrinus originalmente leía ΟϹ (“quien fue manifestado en carne”), coincidiendo con la lectura primitiva del Codex Sinaiticus y otros testigos alejandrinos tempranos. El Codex Ephraemi Rescriptus (C, siglo V), el Codex Claromontanus (D, siglo VI), y el Minuscule 33 (siglo IX), considerado por muchos críticos textuales como uno de los testigos más confiables de la tradición alejandrina. El aparato crítico de Nestle-Aland (NA28) y el Greek New Testament de la United Bible Societies (UBS5) adoptan la lectura ὅς con el más alto grado de certeza textual (calificación {A}), precisamente porque la evidencia de alteración intencional en manuscritos como Sinaiticus fortalece la conclusión de que ὅς representa el texto original.

La variante θεός aparece predominantemente en manuscritos bizantinos tardíos y en correcciones posteriores de algunos unciales tempranos, un patrón consistente con modificaciones teológicamente motivadas durante períodos de debate doctrinal intenso. Significativamente, el Codex Vaticanus (B, siglo IV), generalmente considerado el testigo textual más importante del Nuevo Testamento, presenta una laguna en esta sección de 1 Timoteo, imposibilitando su testimonio para cualquier lectura. Esta ausencia ha sido interpretada por algunos académicos como potencialmente significativa, sugiriendo posible inestabilidad textual temprana en esta perícopa, aunque la mayoría atribuye la laguna a daño físico del manuscrito. La variante neutral ὅ (pronombre relativo neutro) aparece en algunos testigos menores, probablemente representando un intento de armonización gramatical con el antecedente neutro μυστήριον (mysterion - misterio).

Análisis Paleográfico y Mecánica de la Corrupción

Desde la perspectiva paleográfica, la alteración de ΟΣ a ΘΣ en escritura uncial es relativamente simple, requiriendo únicamente la adición de una línea horizontal para convertir Ο en la abreviatura sacra de θεός. En el contexto de scriptio continua (escritura continua sin espacios entre palabras) característica de los manuscritos unciales tempranos, tal modificación habría sido particularmente tentadora para escribas que ya sostenían compromisos teológicos trinitarios desarrollados en los siglos IV y V. Samuel Prideaux Tregelles, uno de los críticos textuales más rigurosos del siglo XIX, examinó personalmente el Codex Alexandrinus y documentó en su "Introduction to the Textual Criticism of the Greek New Testament" (1856) que la aparente marca interpretada por algunos como convirtiendo Ο en Θ resultaba de la transparencia del pergamino mostrando parte de la letra Ε del verso de la hoja. Tregelles escribió explícitamente: "Part of the Ε on the other side of the leaf does intersect the Ο, as we have seen again and again, and which others with us have seen also" ("Parte de la Ε en el otro lado de la hoja sí interseca la Ο, como hemos visto una y otra vez, y que otros junto con nosotros también han visto") (p. 156). Esta observación demolió las afirmaciones de John James Wetstein y otros que habían argumentado que el Codex Alexandrinus originalmente presentaba θεός.

Tregelles documentó además en "An Account of the Printed Text of the Greek New Testament" ("Una Descripción del Texto Impreso del Nuevo Testamento Griego") (1854) cómo el Codex Boernerianus (G, siglo IX), frecuentemente citado por defensores de la lectura θεός, presenta simplemente ΟΣ con una línea sobre la vocal que no constituye marca de contracción sino probablemente indica spiritus asper o cumple función de alineación con el texto latino interlineal. Tregelles proporcionó un facsímile del manuscrito demostrando que "the sigma stands on a level with the line, and there is no pretence for saying that it is an addition" (“la sigma se mantiene al nivel de la línea, y no hay pretexto para decir que es una adición”) y que "the words are not cramped together, but they stand thus ΟC ΕΦΑΝΕΡωΘΗ; with three sixteenths of an inch between the words" (“las palabras no están apretadas juntas, sino que están así ΟC ΕΦΑΝΕΡωΘΗ; con tres dieciseisavos de pulgada entre las palabras”) (p. 165). Esta evidencia paleográfica detallada destruye las afirmaciones de que este manuscrito apoya la lectura θεός mediante una supuesta alteración observable.

Testimonio Versionístico

Las versiones antiguas proporcionan evidencia crucial que precede las controversias trinitarias del siglo IV y refleja el texto griego circulante en las comunidades cristianas primitivas. La Peshitta siríaca (siglo II-III) presenta consistentemente construcciones relativas que corresponden al griego ὅς. El texto siríaco lee: 

"ושׁריראית רב הו ארזא הנא דכאנותא דאתגלי בבסר" (u-shariraiyt rav hu raza hana d-khenuta d-etgli b-basar - ‘y verdaderamente grande es este misterio de piedad que fue revelado en carne’), 

donde la partícula relativa ד (d-) introduce la cláusula subordinada exactamente como el pronombre relativo griego ὅς. Esta evidencia es particularmente significativa porque el siríaco, siendo un dialecto arameo cercano al arameo palestinense, proporciona acceso a cómo las comunidades cristianas orientales de lengua semítica entendieron este pasaje antes de las formulaciones trinitarias helenizadas de Nicea y Calcedonia.

La Vetus Latina y la Vulgata de Jerónimo (siglo IV-V) traducen consistentemente con el pronombre relativo neutro "quod manifestatum est in carne" (‘que fue manifestado en carne’), donde "quod" corresponde a en concordancia gramatical con el antecedente neutro "sacramentum" (misterio). Significativamente, Jerónimo, quien tuvo acceso a manuscritos griegos tempranos en Cesarea y Jerusalén, no empleó el sustantivo "Deus" en su traducción estándar, aunque teológicamente habría favorecido una lectura que apoyara explícitamente la doctrina de la encarnación divina que él defendía. Esta honestidad textual involuntaria por parte de un traductor comprometido con la ortodoxia nicena constituye testimonio poderoso de que los mejores manuscritos disponibles en el siglo IV presentaban un pronombre relativo, no θεός.

Las versiones coptas (sahídica y bohaírica), armenia y georgiana antigua similarmente emplean construcciones relativas equivalentes al griego ὅς. Tregelles nota en "An Account of the Printed Text" que un manuscrito árabe antiguo en el Vaticano (Cod. Vatic. Arab. 13), aparentemente traducido de un texto griego que contenía lecturas antiguas, presenta ὅς en 1 Timoteo 3:16 según su análisis de los pasajes extraídos por Scholz (p. 326). Este consenso versionístico diverso geográfica y lingüísticamente, representando traducciones independientes de textos griegos en circulación durante los siglos II-IV, proporciona evidencia contundente de que la lectura original empleaba un pronombre relativo antes de que la alteración a θεός se propagara en la tradición manuscrita bizantina.

Resulta particularmente significativo y devastador para las pretensiones mesiánicas el testimonio de la traducción hebrea del Nuevo Testamento realizada por Franz Delitzsch (1877), un misionero cristiano luterano dedicado específicamente a la conversión de judíos. Delitzsch, comprometido teológicamente con la ortodoxia trinitaria y cuyo objetivo explícito era hacer el Nuevo Testamento accesible a lectores judíos para facilitar su conversión, tradujo 1 Timoteo 3:16:

"וּבְוַדָּי גָּדוֹל סוֹד הַחֲסִידוּת אֲשֶׁר נִגְלָה בַבָּשָׂר נִצְדַּק בָּרוּחַ נִרְאָה לַמַּלְאָכִים הֻגַּד בַּגּוֹיִם נִתְקַבֵּל בֶּאֱמוּנָה בָּעוֹלָם נַעֲלָה בְּכָבוֹד" 

(u-ve-vaday gadol sod ha-jasidut asher niglah ba-basar nitzdak ba-ruaj nir'ah la-malajim hugad ba-goyim nitkabel be-emunah ba-olam na'alah be-javod - 'y ciertamente grande es el misterio de la piedad que fue revelado en carne, justificado en espíritu, visto por ángeles, proclamado entre gentiles, recibido con fe en el mundo, elevado en gloria') 

Donde אֲשֶׁר (asher) es el pronombre relativo hebreo estándar equivalente al griego ὅς y al arameo ד. Esta honestidad textual involuntaria resulta devastadora para el argumento mesiánico: incluso un misionero profesional dedicado a la evangelización judía, que teológicamente habría favorecido desesperadamente traducir "Elokim" o "Adonai" para apoyar explícitamente la doctrina de encarnación divina que defendía, no pudo justificar honestamente la inserción del sustantivo divino donde los mejores manuscritos griegos que consultó claramente presentaban un pronombre relativo. Si Delitzsch, cuyo compromiso con la conversión judía al cristianismo trinitario era absoluto, reconoció que los manuscritos no apoyaban la lectura "Dios fue manifestado en carne", esta admisión constituye testimonio irrefutable de que la lectura θεός representa corrupción textual posterior, no el texto original. Los mesiánicos contemporáneos que traducen al hebreo "Elokim hitgalah babasar" están perpetuando una falsificación que incluso el misionero más dedicado del siglo XIX reconoció como insostenible según la evidencia manuscrita disponible.

Evidencia Patrística Crítica

El testimonio patrístico, cuando se examina críticamente en los manuscritos reales de las obras de los Padres en lugar de en ediciones impresas posteriores, revela un patrón de modernización y interpolación que favorece la lectura relativa en las capas más antiguas. Tregelles dedicó análisis extenso en "An Introduction to the Textual Criticism" (pp. 339-340) a la supuesta cita de Dionisio de Alejandría (siglo III) con θεός, frecuentemente citada por defensores de la lectura bizantina. Tregelles demostró que la epístola a Pablo de Samosata de la cual deriva esta cita es de autenticidad extremadamente dudosa, y que el pasaje citando 1 Timoteo 3:16 con θεός está completamente ausente de la traducción latina antigua de la misma epístola, donde el pasaje correspondiente lee simplemente: "Unus est Christus, una persona visibilis et invisibilis, id est divine et sensibiliter simplex desursum et deorsum compositus, ex Deo, et ex muliere" ("Uno es Cristo, una persona visible e invisible, es decir, divina y sensiblemente simple desde arriba y compuesta desde abajo, de Dios y de mujer") (p. 340). Tregelles concluye: 

"Thus whether the letter be a genuine work of Dionysius or not, the citation from 1 Tim. iii. 16. is, at least, an interpolation introduced subsequently to the old Latin translation having been executed" ("Por lo tanto, sea o no la carta una obra genuina de Dionisio, la cita de 1 Timoteo 3:16 es, como mínimo, una interpolación introducida después de que se realizara la traducción latina antigua”).

Este patrón de interpolación posterior para insertar θεός en citas patrísticas se repite en otros casos. Tregelles nota que "the mode in which θεὸς in this passage has been introduced into Chrysostom is stated in 'Account of the Printed Text,' p. 277" ("la manera en que θεὸς fue introducido en este pasaje en [las obras de] Crisóstomo se explica en 'Relato del Texto Impreso, p. 277') (nota al pie, p. 340), y sugiere que "the allegations from Didymus and Theodoret may admit of investigation with similar results" ("las citas atribuidas a Dídimo y Teodoreto pueden someterse a investigación con resultados similares"). La metodología crítica de Tregelles establece que "the appeal must often be made from the Fathers as edited to the Fathers as extant in MSS" ("frecuentemente debe recurrirse de los Padres [de la Iglesia] en sus ediciones impresas a los Padres tal como se preservan en los manuscritos") (p. 340), reconociendo que las ediciones impresas de obras patrísticas frecuentemente modernizaron lecturas bíblicas para conformarlas con el Textus Receptus bizantino. Cuando se aplica este escrutinio crítico, la evidencia patrística temprana favorece abrumadoramente la lectura relativa, mientras que las citas con θεός aparecen predominantemente en obras de autenticidad dudosa o en secciones identificables como interpolaciones posteriores.

Análisis Gramatical y Literario

La gramática griega del pasaje proporciona evidencia interna significativa. El versículo 16 comienza con la fórmula confesional "καὶ ὁμολογουμένως μέγα ἐστὶν τὸ τῆς εὐσεβείας μυστήριον" (kai homologoumenos mega estin to tes eusebeias mysterion - ‘y confesadamente grande es el misterio de la piedad’). El sustantivo μυστήριον es gramaticalmente neutro, lo que explicaría el pronombre relativo neutro atestiguado en algunos manuscritos menores. Sin embargo, la lectura mayoritaria de los unciales antiguos presenta ὅς (masculino), sugiriendo que el pronombre no se refiere gramaticalmente al sustantivo neutro "misterio" sino a una persona mencionada contextualmente, probablemente Yeshú referido en el contexto epistolar más amplio.

El himno cristológico que sigue ("ὅς/ὅ ἐφανερώθη ἐν σαρκί, ἐδικαιώθη ἐν πνεύματι, ὤφθη ἀγγέλοις, ἐκηρύχθη ἐν ἔθνεσιν, ἐπιστεύθη ἐν κόσμῳ, ἀνελήμφθη ἐν δόξῃ") presenta una estructura de seis cláusulas en paralelo construidas con verbos aoristos pasivos, patrón característico de himnos cristológicos primitivos. La forma literaria es estrictamente paralela, y la inserción de θεός como sujeto explícito de la primera cláusula rompe esta simetría, destacándose como anomalía estructural. Comparativamente, otros himnos cristológicos tempranos preservados en el corpus paulino (Filipenses 2:6-11, Colosenses 1:15-20) celebran la exaltación de un agente mesiánico sin identificación directa con la Divinidad mediante el término θεός, empleando en cambio lenguaje de mediación, preexistencia y agencia divina compatible con categorías judías de intermediarios celestiales sin violar el monoteísmo estricto.

La alteración a θεός refleja desarrollos cristológicos posteriores influenciados por las controversias arriana y apolinarista del siglo IV, cuando la afirmación explícita de la deidad de Yeshú se volvió doctrinalmente central en oposición a variantes cristológicas subordinacionistas. La forma original del himno con el pronombre relativo encaja coherentemente en el contexto de la cristología primitiva judeo-cristiana que presentaba a Yeshú como agente mesiánico humano exaltado por Dios sin afirmar identidad ontológica con la Divinidad, categoría teológica que habría sido compatible con el espectro del judaísmo del Segundo Templo aunque heterodoxa desde perspectivas judías normativas.

Contexto de la Transmisión del Textus Receptus

La perpetuación de la lectura θεός en ediciones impresas del texto griego merece análisis histórico específico. Erasmo de Rotterdam, en sus ediciones del Novum Instrumentum (1516-1535), adoptó la lectura θεός basándose predominantemente en manuscritos bizantinos tardíos disponibles en Basilea, sin acceso a los grandes unciales (Sinaiticus, Vaticanus, Alexandrinus) que permanecían en bibliotecas orientales. Robert Estienne (Stephanus) en sus ediciones parisinas (1546-1551) y los hermanos Elzevir en Leiden (1624, 1633) consolidaron esta lectura en lo que se conoció como Textus Receptus, la forma textual que dominó las traducciones protestantes desde la Reforma hasta el siglo XIX.

La resistencia a abandonar la lectura θεός persistió durante el siglo XIX a pesar de la evidencia manuscrita acumulada. Johann Jakob Griesbach en su edición crítica (1796-1806) adoptó ὅς basándose en los principios de crítica textual que él mismo había desarrollado, privilegiando los manuscritos alejandrinos antiguos sobre la tradición bizantina mayoritaria. Karl Lachmann (1831, 1850) y Constantin von Tischendorf (1841-1872) similarmente adoptaron la lectura relativa en sus ediciones críticas después de examinar el Codex Sinaiticus y otros unciales importantes.

Sin embargo, tanto en el mundo anglófono como en el hispano protestante, las traducciones vernáculas perpetuaron la lectura teológicamente cargada "Dios fue manifestado en carne". La Authorized Version (King James, 1611) consolidó "God was manifest in the flesh" basándose en el Textus Receptus, mientras que en el ámbito hispanohablante, la Biblia del Oso (1569) de Casiodoro de Reina —antecesora directa de la Biblia Reina-Valera— tradujo en 1 Timoteo 3:16 (página 409): 

“Dios ha ſido manifeſtado en carne", con una nota marginal que indica la variante "Hecho vínole" (referencia al participio griego). 

Esta traducción, basada igualmente en el Textus Receptus y la tradición textual bizantina tardía, estableció la lectura θεός en la conciencia teológica del protestantismo hispano durante siglos, influyendo en todas las revisiones posteriores de Reina-Valera hasta las ediciones críticas modernas (1960 p. 1491). Ambas tradiciones —anglófona e hispana— consolidaron así una lectura textualmente secundaria en generaciones de lectores protestantes, creando una resistencia cultural y teológica a aceptar la evidencia manuscrita de los unciales más antiguos.

Las traducciones modernas basadas en el texto crítico de Nestle-Aland/UBS generalmente adoptan la lectura relativa, aunque con variaciones en cómo traducen el pronombre: la Revised Standard Version (1952) traduce "He who was manifested in the flesh"; la New International Version (1978) emplea "He appeared in the flesh"; la New Revised Standard Version (1989) utiliza "He was revealed in flesh". Estas traducciones reflejan el consenso académico sobre la lectura original mientras mantienen ambigüedad sobre la identidad precisa del referente. Significativamente, traducciones producidas por movimientos mesiánicos contemporáneos frecuentemente continúan empleando la lectura θεός (traduciendo con variantes hebraizadas como "elohim fue manifestado en carne"), demostrando compromiso teológico con la lectura corrupta a pesar de la evidencia manuscrita, perpetuando así la falsificación original al servicio de intereses doctrinales trinitarios.

Perspectiva Judía: Incompatibilidad con el Monoteísmo Bíblico

Desde la perspectiva judía fundamentada en la halajá y el pensamiento teológico rabínico, la doctrina de encarnación divina que la lectura corrupta θεός busca apoyar contradice fundamentalmente el monoteísmo articulado en las Escrituras hebreas y desarrollado en la tradición interpretativa judía. La proclamación central del judaísmo, el Shema, declara inequívocamente: 

שְׁמַע יִשְׂרָאֵל ה אֱלֹהֵינוּ ה אֶחָד" (Shema Yisrael Hashem Elokeinu Hashem Ejad - Escucha Israel, Hashem nuestro Dios, Hashem Uno es) en Devarim 6:4. 

El Rambam (Maimónides) en Mishneh Torah, Hiljot Yesodei HaTorah 1:7, codifica la doctrina de la unidad divina absoluta: 

"אֵין לוֹ גּוּף וּגְוִיָּה וְאֵין לוֹ דְּמוּת הַגּוּף כְּלָל" (ein lo guf u-geviyah ve-ein lo demut ha-guf kelal - ‘no tiene cuerpo ni corporeidad, y no tiene semejanza de cuerpo en absoluto’). 

Esta formulación excluye categóricamente cualquier noción de encarnación física de la Divinidad.

Las Escrituras hebreas rechazan explícitamente la categorización de Dios como humano o la posibilidad de manifestación divina en forma corpórea. Bamidbar 23:19 proclama: 

לֹא אִישׁ אֵל וִיכַזֵּב וּבֶן־אָדָם וְיִתְנֶחָם" (lo ish El viykazev uven adam veyitnecham - Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta). 

Hoshea 11:9 reafirma: "כִּי אֵל אָנֹכִי וְלֹא־אִישׁ בְּקִרְבְּךָ קָדוֹשׁ" (ki El anoji velo ish be-kirbeja kadosh - porque Dios soy Yo y no hombre en medio de ti, Santo). Shemot 33:20 establece la imposibilidad de visión directa de la Divinidad: "לֹא תוּכַל לִרְאֹת אֶת־פָּנָי כִּי לֹא־יִרְאַנִי הָאָדָם וָחָי" (lo tujal lirot et panai ki lo yirani haadam vajay - no podrás ver Mi rostro, porque no me verá el hombre y vivirá). Estos pasajes establecen discontinuidad ontológica fundamental entre la Divinidad y la humanidad que la doctrina de encarnación viola sistemáticamente.

Los profetas condenaron repetidamente la idolatría precisamente por confundir al Creador con la creación o atribuir forma corpórea a la Divinidad. Yeshayahu 40:18 desafía: "וְאֶל־מִי תְּדַמְּיוּן אֵל וּמַה־דְּמוּת תַּעַרְכוּ לוֹ" (ve-el mi tedemayun El u-mah demut taarju lo - ¿Y a quién asemejaréis a Dios, o qué semejanza le compondréis?). Yeshayahu 42:8 proclama: "אֲנִי יְהוָה הוּא שְׁמִי וּכְבוֹדִי לְאַחֵר לֹא־אֶתֵּן" (Ani Hashem hu shmi ujvodi le-ajer lo eten - Yo soy Hashem, ese es Mi Nombre, y Mi gloria a otro no daré). La doctrina de encarnación divina, donde la gloria divina se manifiesta en un humano específico, viola directamente esta prohibición profética de transferir la gloria divina a otro ser, constituyendo desde la perspectiva halájica avodah zarah (servicio extraño/idolatría) según la clasificación del Rambam en Mishneh Torah, Hiljot Avodah Zarah 2:1-5.

El contraste entre la estabilidad textual de las Escrituras hebreas y la inestabilidad documentada del texto cristiano en pasajes teológicamente cruciales resulta instructivo. La tradición masorética preservó el texto consonántico hebreo con extraordinaria fidelidad a través de milenios, como demuestran los manuscritos de Qumrán que presentan coincidencia sustancial con el texto masorético medieval en pasajes doctrinalmente centrales. Los sistemas de masorah parva y masorah magna documentan meticulosamente cada peculiaridad textual. Esta fidelidad refleja la convicción judía de que el texto sagrado no debe ser alterado según conveniencias teológicas. El Rambam en Mishneh Torah, Hiljot Sefer Torah 7:1-12, codifica regulaciones estrictas sobre la precisión requerida en la transmisión textual, donde incluso un error en una sola letra invalida todo el rollo.

La ironía suprema de esta situación textual reside en que los misioneros mesiánicos frecuentemente citan Yirmiyahu 8:8 para acusar a los judíos de haber corrompido las Escrituras:

"אֵיכָה תֹאמְרוּ חֲכָמִים אֲנַחְנוּ וְתוֹרַת יְהוָה אִתָּנוּ אָכֵן הִנֵּה לַשֶּׁקֶר עָשָׂה עֵט שֶׁקֶר סֹפְרִים" (eijá tomru jajamim anajnu ve-torat Hashem itanu ajen hineh la-sheker asah et sheker sofrim - '¿Cómo decís: Somos sabios, y la Torah de Hashem está con nosotros? Ciertamente la ha convertido en mentira la pluma mentirosa de los escribas'). 

Sin embargo, la evidencia manuscrita demuestra que esta acusación profética se cumple literalmente en los propios textos cristianos, no en las Escrituras hebreas. La corrupción documentada de 1 Timoteo 3:16, donde escribas añadieron trazos visibles para convertir ΟΣ (quien) en ΘΣ (Dios), constituye un ejemplo paradigmático de "עֵט שֶׁקֶר סֹפְרִים" (et sheker sofrim - pluma mentirosa de los escribas) operando sistemáticamente en la tradición manuscrita cristiana. Los manuscritos de Qumrán demuestran la extraordinaria estabilidad del texto masorético hebreo a través de más de mil años, mientras que los manuscritos cristianos exhiben miles de variantes en pasajes doctrinalmente cruciales, incluidas interpolaciones completas como el Comma Johanneum (1 Juan 5:7-8) que no aparece en ningún manuscrito griego antes del siglo XIV. La acusación de Yirmiyahu 8:8 que los mesiánicos proyectan sobre los judíos describe precisamente la corrupción textual sistemática que caracteriza sus propios textos sagrados, exponiendo la deshonestidad de usar este versículo profético contra el pueblo que ha preservado meticulosamente la integridad textual de las Escrituras mientras los cristianos falsificaban deliberadamente sus propios documentos para apoyar doctrinas idólatras.

La libertad con que escribas cristianos alteraron sus textos para apoyar desarrollos doctrinales posteriores, documentada en el caso de 1 Timoteo 3:16 y en otros pasajes como el Comma Johanneum (1 Juan 5:7-8), contrasta marcadamente con los estándares judíos de preservación textual. Desde la perspectiva judía, esta disposición a modificar textos considerados sagrados para validar doctrinas controvertidas socava la credibilidad de las afirmaciones cristianas de revelación divina. Una revelación auténtica no requeriría falsificación textual para su validación; la necesidad de insertar retroactivamente apoyo textual para la doctrina de encarnación divina mediante la corrupción de ὅς a θεός sugiere que esta doctrina representa un desarrollo teológico posterior impuesto sobre materiales que originalmente no la enseñaban, consistente con la trayectoria histórica del cristianismo desde un movimiento judío heterodoxo hacia una religión helenizada fundamentalmente incompatible con el monoteísmo judío.

Implicaciones para el Diálogo Judeo-Cristiano

El caso de 1 Timoteo 3:16 tiene implicaciones significativas para el diálogo contemporáneo entre comunidades judías y movimientos misiológicos cristianos, particularmente aquellos que se presentan con terminología hebraizada (mesiánicos, netzaritas, "Raíces Hebreas"). La práctica de citar la lectura corrupta θeós como evidencia textual de encarnación divina mientras se oculta la evidencia manuscrita que documenta la alteración constituye deshonestidad intelectual que viola el principio bíblico: "לֹא־תַעֲשׂוּ עָוֶל בַּמִּשְׁפָּט... בְּצֶדֶק תִּשְׁפֹּט עֲמִיתֶךָ" (lo ta'asu avel ba-mishpat... be-tzedek tishpot amiteja - no haréis injusticia en juicio... con justicia juzgarás a tu prójimo) en Vayikra 19:15. La representación honesta de la evidencia textual requeriría reconocer que los manuscritos más antiguos y las versiones tempranas no apoyan la lectura "Dios fue manifestado en carne", y que esta lectura representa una alteración posterior documentada paleográficamente.

Para judíos, especialmente aquellos expuestos a evangelización mesiánica, comprender la historia textual de pasajes como 1 Timoteo 3:16 proporciona defensa crítica contra afirmaciones misioneras que dependen de textos corruptos. El Sefer HaMitzvot del Rambam en Mitzvá 21, codificado en Mishneh Torah, Hiljot Avodah Zarah 5:4, establece la obligación halájica: "אִם יָדַע לוֹ חוֹבָה אֵינוֹ רַשַּׁאי לִשְׁתֹּק מִמֶּנָּה שֶׁנֶּאֱמַר וְלֹא תְכַסֶּה עָלָיו" (im yada lo jovah eino rashai lishtok mimenah shenemar velo tejasé alav - si conoce su culpabilidad, no tiene permiso de callar, como está dicho "y no lo encubras") respecto a quienes instigan a idolatría. Esta obligación incluye exponer la falsedad de argumentos basados en textos corruptos. La evidencia manuscrita de 1 Timoteo 3:16 no es un tecnicismo académico sino una herramienta práctica para refutar afirmaciones misiológicas fundamentadas en falsificación textual.

La comunidad académica crítica, incluyendo eruditos cristianos honestos como Tregelles, Griesbach, Westcott y Hort, y las sociedades bíblicas contemporáneas, han reconocido durante más de dos siglos que la lectura original de 1 Timoteo 3:16 empleaba un pronombre relativo, no θeός. Las traducciones modernas basadas en el texto crítico reflejan este consenso. La persistencia de la lectura corrupta en literatura misionera mesiánica, a pesar de este consenso académico documentado, revela compromiso ideológico con la falsificación al servicio de objetivos evangelísticos, demostrando que estos movimientos priorizan la promoción doctrinal sobre la integridad textual. Desde la perspectiva judía, esta priorización de doctrina sobre verdad textual valida la posición halájica que clasifica tales movimientos como mesitim (instigadores a avodah zarah) cuyas afirmaciones deben ser rechazadas categóricamente y cuya culpabilidad debe ser declarada sin ambigüedad.

Conclusión

El análisis crítico de la evidencia manuscrita, versionística y patrística de 1 Timoteo 3:16 establece conclusivamente que el texto original empleaba el pronombre relativo ὅς (quien/que), no el sustantivo θeός (Dios). La alteración paleográfica de ΟΣ a ΘΣ representa manipulación textual documentada al servicio de la promoción de doctrina trinitaria en desarrollo durante los siglos IV-V. Esta corrupción textual, perpetuada en el Textus Receptus y en traducciones basadas en manuscritos bizantinos tardíos, ha sido expuesta por la crítica textual moderna, y el consenso académico contemporáneo favorece abrumadoramente la lectura relativa adoptada en ediciones críticas estándar (Nestle-Aland, UBS).

Desde la perspectiva judía, la historia textual de este pasaje ilustra el patrón más amplio de corrupción doctrinal que caracterizó el desarrollo del cristianismo desde un movimiento judío heterodoxo hacia una religión helenizada fundamentalmente incompatible con el monoteísmo bíblico. La doctrina de encarnación divina que la lectura corrupta busca apoyar viola explícitamente el Shema y contradice pasajes proféticos que rechazan la categorización de Dios como humano o la posibilidad de manifestación divina en forma corpórea. La disposición documentada de escribas cristianos a alterar sus textos para validar doctrinas controvertidas contrasta marcadamente con los estándares judíos de preservación textual codificados en halajá, socavando las afirmaciones cristianas de poseer revelación divina auténtica.

Para la comunidad judía contemporánea, particularmente en contextos donde movimientos mesiológicos emplean terminología hebraizada para presentar el cristianismo como compatible con el judaísmo, comprender la evidencia textual de pasajes como 1 Timoteo 3:16 proporciona defensa esencial contra evangelización basada en falsificación. La obligación halájica de exponer la culpabilidad de quienes instigan a idolatría, codificada en Mishneh Torah, Hiljot Avodah Zarah 5:4, incluye la responsabilidad de documentar y refutar argumentos misioneros fundamentados en textos corruptos. La evidencia manuscrita presentada en este estudio demuestra que incluso según los propios estándares cristianos de crítica textual, la afirmación "Dios fue manifestado en carne" en 1 Timoteo 3:16 representa no el texto original sino una alteración posterior documentada, exponiendo así la deshonestidad fundamental en el corazón de la apologética trinitaria que busca imponer sobre judíos doctrinas incompatibles con el monoteísmo revelado en la Torah.