11/17/2025

Lucas 3:21-38: José transmite Maldición de Jeconías—María No transmite realeza

BS"D


La profesora Amy-Jill Levine, académica judía de la Universidad Vanderbilt y colaboradora del prestigioso Jewish Annotated New Testament, ofrece en su análisis de Lucas 3:21-38 lo que muchos sectarios de Raíces Hebreas del Cristianismo celebran ingenuamente como "validación judía" de las pretensiones mesiánicas de Yeshú. Levine nota que la voz celestial "bat kol" (בַּת קוֹל) representa "un medio raro de comunicación divina" atestiguado en fuentes rabínicas como Talmud Bavli Bava Metzia 59b, que la edad de treinta años constituye "edad convencional de servicio" según Bamidbar 4:3, y que la genealogía lucana traza el linaje hasta Adam para establecerlo como "hijo de Dios" siguiendo precedentes conceptuales evidentes en Filón de Alejandría (Virtudes 204-5). Esta conexión no es meramente casual: el autor lucano, escribiendo en ambiente helenístico del siglo II donde las obras de Filón circulaban ampliamente entre comunidades judías de la diáspora, adopta el esquema filoniano de "εὐγένεια" (nobleza verdadera) que no depende de "ἐκ προγόνων εὐτυχίας" (de la buena fortuna de los ancestros) sino de filiación divina directa. Filón afirma sobre Adám: 

"τῶν μὲν γὰρ τὸ κλέος ἐκ προγόνων εὐτυχίας – ἄνθρωποι δὲ οἱ πρόγονοι, ζῷα ἐπίκηρα καὶ φθαρτά, καὶ αἱ τούτων ἀβέβαιοι καὶ ἐφήμεροι τὰ πολλὰ εὐπραγίαι –, τοῦ δὲ πατὴρ [μὲν] θνητὸς οὐδείς, ὁ δὲ ἀίδιος θεός" 

(‘pues para ellos la gloria proviene de la buena fortuna de sus ancestros –y los ancestros son hombres, animales efímeros y corruptibles, y sus prosperidades son inciertas y en su mayoría pasajeras–, pero de éste ningún padre mortal, sino el Dios eterno’). 

El pseudo-autor lucano aprovecha precisamente este argumento: si Adám deriva su nobleza de ser "εἰκὼν" (imagen) formada directamente por "ὁ ἀίδιος θεός" (el Dios eterno) sin "πατὴρ θνητὸς" (padre mortal), entonces una genealogía que culmina en "τοῦ Ἀδὰμ τοῦ θεοῦ" (de Adám, [hijo] de Dios) establece filiación divina por extensión transitiva: Yeshú como descendiente de Adám participa de la misma dignidad que Filón atribuye al primer hombre en su discusión sobre "εὐγένεια" auténtica versus nobleza meramente ancestral. Esta apropiación de categorías filonianas explica por qué Lucas, a diferencia de Mateo que termina en Avraham, extiende la genealogía hasta Adám: el objetivo no es primariamente establecer linaje davídico (función de la genealogía mateana) sino demostrar filiación divina universal mediante el esquema conceptual que Filón desarrolla en Virtudes 204-5, donde la verdadera nobleza "οὐχ αἵματι μετρεῖται μόνον" (‘no se mide solo por sangre’) sino por relación directa con "ὁ ἀίδιος θεός" (el Dios eterno). Sin embargo, esta estrategia literaria sofisticada, que Levine identifica correctamente en sus paralelos estructurales, colapsa bajo su propia contradicción interna: si Yeshú deriva autoridad mesiánica de filiación divina directa (como Adám), ¿por qué necesita genealogía davídica que Filón mismo calificaría como "ἐκ προγόνων εὐτυχίας" (‘de la buena fortuna ancestral’), precisamente el tipo de nobleza espuria que rechaza? Más devastador aún, Levine señala las discrepancias irreconciliables con la genealogía mateana: Mateo traza el linaje a través de Shlomoh mientras Lucas lo hace por Natan, Mateo nombra a Ya'akov como padre de Yosef mientras Lucas menciona a Heli, y las listas divergen radicalmente en decenas de nombres. La ironía es brutal: el autor lucano adopta el esquema filoniano para trascender la genealogía física precisamente porque su genealogía física es verificablemente fraudulenta, utilizando filosofía judía helenística para encubrir lo que la halajá judía tradicional identificaría inmediatamente como falsificación genealógica que descalifica pretensiones mesiánicas. Levine simplemente cataloga estas contradicciones sin extraer la conclusión devastadora que se impone: genealogías mutuamente excluyentes no pueden ser simultáneamente verídicas, y por lo tanto ambas exponen a Yeshú como impostor genealógico que carece de credenciales davídicas verificables. Su silencio interpretativo frente a contradicciones tan fundamentales constituye precisamente el tipo de complicidad académica que permite a sectarios como el pastor cubano Daniel Hernández, quien adopta el seudónimo pretencioso "D.A. Hayyim" (nombre completamente fabricado para engañar a evangelicos), explota con la apariencia de erudición judía para legitimar fraudes genealógicos evidentes. En su obra El Código Real, Hernández presenta la genealogía lucana con nombres hebraizados: "Yeshua hijo de Yosef hijo de Helí, de Matat, de Leví, de Malki..." hasta concluir con "Enosh, de Shet, de Adam ben Elohim", como si la transliteración de nombres griegos al hebreo de alguna manera transformara una fabricación textual tardía en documento genealógico auténtico. La estrategia es transparente: utilizar terminología hebrea, citar fuentes rabínicas periféricamente relevantes, e invocar el prestigio de académicos judíos como Levine para crear la ilusión de que el judaísmo auténtico reconoce o al menos tolera las pretensiones mesiánicas de Yeshú. Pero, ¿qué sucede cuando sometemos la genealogía lucana al escrutinio riguroso que la halajá judía exige para evaluar pretensiones proféticas y mesiánicas? ¿Qué revelan los manuscritos más antiguos cuando los examinamos sin los presupuestos teológicos cristianos que distorsionan la lectura académica incluso de eruditos judíos que operan dentro de instituciones cristianas? 

A continuación se analizará el Codex Sinaiticus folio 230b-231a desde una perspectiva judía crítica:

[3:21] εγενετο δε εν τω βαπτιϲθηναι πατα τον λαον και ιυ βαπτιϲθεντοϲ και προϲευχομενου ανεωχθηνε τον ουρανον

[3:22] και καταβηναι το πνα το αγιον ϲωματικω ειδι ωϲ περιϲτεραν επ αυτον και φωνην εξ ουρανου γενεϲθαι ϲυ ει ο υϲ μου ο αγαπητοϲ εν ϲοι ευδοκηϲα

[3:23] και αυτοϲ ην ιϲ αρχομενοϲ ωϲει ετων λ ων ˙ ϋϊοϲ ωϲ ενομιζετο ιωϲηφʼ

του ηλει

[3:24] του μαθεαθ        

του λευει

του μελχει         

του ιανναι

του ϊωϲηφ

[3:25] του ματταθιου    

του αμωϲ

του ναουμ

του εϲλει

του ναγγαι

[3:26] του μααθ

του ματταθιου

του ϲεμεειν        

του ϊωϲηχ

του ϊωδα

[3:27] του ϊωναν

του ρηϲα

του ζοροβαβελ

του ϲαλαθιηλ

του νηρει

[3:28] του μελχει

του αδδει

του κωϲα

του ελμαδαμ

του ηρ

[3:29] του ϊηϲου

του ελιαζερ

του ϊωριμ

του μαθθααθ

του λευει

[3:30] του ϲυμεων

του ϊουδα

του ϊωϲηφ

του ϊωναμ

του ελιακειμ

[3:31] του μελεα

του μεννα

του ματταθα

του ναθαμ

του δαδ

[3:32] του ϊεϲϲαι

του ϊωβηλ

του βαλλϲ

του ϲαλα

του νααϲϲω

[3:33] του αδαμ

του αδμιν

του αρνει

του εϲρωμ

του φαρεϲ

του ϊουδα

[3:34] του ϊακωβ

του ϊϲακ

του αβρααμ

του θαρα

του ναχωρ

[3:35] του ϲερουχ

του ραγαυ

του φαλεκ

του εβερ

του ϲαλα

[3:36] του καϊναμ

του αρφαξαδ

του ϲημ

του νωε

του λαμεχ

[3:37] του μαθουϲαλα

του ενωχ

του ϊαρετ

του μελελεηλ

του καϊναμ

[3:38] του ενωϲ

του ϲηϲ

του αδαμ

του θυ

(Traducción:

[3:21] Y sucedió que cuando todo el pueblo fue bautizado, y habiendo sido bautizado IesoÚ¹ y estando orando, se abrió el cielo²

[3:22] y descendió el Pneuma³ el Santo en forma corporal como paloma⁴ sobre él, y una voz desde el cielo se produjo: “Tú eres el Hijo mío, el amado; en ti me complací”.⁵

[3:23] Y él mismo era IeSú, comenzando de unos treinta años,⁶ siendo —según se creía—⁷ Hijo de Iosef,⁸

       del Helei⁹

[3:24] del Mateat        del Leuei

del Meljei         del Ianai

del Iosef          

[3:25] del Matatiou      del Amos

del Nao’um           del Eslei

del Nangai         

[3:26] del Maat           del Matatiou

del Semeein         del Iosej

del Ioda            

[3:27] del Ionan           del Resa

del Zorobabel¹⁰     del Salathiel

del Nerei           

[3:28] del Meljei         del Adei

del Kosa            del Elmadam

del Er              

[3:29] del Iesou           del Eliezer

del Iorim           del Mat’taat

del Leuei           

[3:30] del Simeon          del Iouda

del Iosef          del Ionam

del Eliakeim        

[3:31] del Melea           del Menna

del Matatha        del Natam¹¹

del Da[ui]d¹²           

[3:32] del Iesai          del Iobel¹³

del Booz¹⁴          del Sala

del Naasson         

[3:33] del Aminadab        del Admin¹⁵

del Arnei¹⁶         del Hesrom

del Fares          del Iouda

[3:34] del Iakob           del Isaak

del Abra’am¹⁷        del Thara

del Najor          

[3:35] del Serouj         del Ragau

del Falek          del Eber

del Sala            

[3:36] del Kainam¹⁸        del Arfaxad

del Sem             del Noe

del Lamej         

[3:37] del Matousala      del Henoj

del Iaret           del Maleleel

del Kainam          

[3:38] del Henos           del Set

del Adam¹⁹            

        del TeoU²⁰)

La sección de Lucas 3:21-38 constituye uno de los pasajes más vulnerables y devastadores para cualquier pretensión de presentar a Yeshú como heredero legítimo del trono davídico o como Mashiaj auténtico según los criterios establecidos por la Torah de Moshé y los Nevi'im. Este pasaje revela con claridad meridiana cómo Yeshú no solo carece de credenciales genealógicas verificables, sino que la construcción misma de su supuesto linaje representa un fraude textual elaborado siglos después de los eventos narrados, diseñado específicamente para engañar a los incautos y desviarlos del camino de HaShem. La naturaleza fraudulenta de esta genealogía demuestra que Yeshú actúa precisamente como un mesit u'madiaj (מֵסִית וּמַדִּיחַ), un seductor que utiliza fabricaciones y falsedades para apartar al pueblo judío de la verdad establecida en el Tanaj.

La transgresión fundamental que este pasaje expone no es meramente una discrepancia histórica o un error de transcripción menor, sino una falsificación sistemática que viola el mandamiento explícito contra el falso testimonio y la construcción de pretensiones mesiánicas fraudulentas. Devarim 13:2-6 advierte específicamente contra aquellos que se presentan con señales y prodigios para desviar al pueblo:

"כִּֽי־יָק֤וּם בְּקִרְבְּךָ֙ נָבִ֣יא א֣וֹ חֹלֵ֣ם חֲל֔וֹם וְנָתַ֥ן אֵלֶ֛יךָ א֖וֹת א֣וֹ מוֹפֵ֑ת וּבָ֤א הָאוֹת֙ וְהַמּוֹפֵ֔ת אֲשֶׁר־דִּבֶּ֥ר אֵלֶ֖יךָ לֵאמֹ֑ר נֵֽלְכָ֞ה אַחֲרֵ֨י אֱלֹהִ֧ים אֲחֵרִ֛ים אֲשֶׁ֥ר לֹֽא־יְדַעְתָּ֖ם וְנָֽעָבְדֵֽם׃ לֹ֣א תִשְׁמַ֗ע אֶל־דִּבְרֵי֙ הַנָּבִ֣יא הַה֔וּא" 

(Si se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te diere señal o prodigio, y se cumpliere la señal o prodigio que él te dijo, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos que no conociste, y sirvámoslos; no escuches las palabras de tal profeta). 

El pasaje lucano presenta precisamente este patrón: señales celestiales (la apertura del cielo, el descenso del Pneuma en forma corporal de paloma, la voz divina) seguidas de una genealogía fabricada que intenta establecer credenciales davídicas inexistentes. Esta es la metodología clásica del mesit u'madiaj que combina fenómenos impresionantes con pretensiones fraudulentas.

La estructura lógica del argumento que desmantela las pretensiones de Yeshú se construye mediante un silogismo devastador basado en las propias contradicciones internas del texto lucano y su incompatibilidad con las genealogías davídicas verificables en el Tanaj. Primera premisa: Todo Mashiaj legítimo debe descender biológicamente de David a través de Shlomoh, según el pacto establecido en Shmuel Bet 7:12-16 y Divrei HaYamim Alef 22:9-10. Segunda premisa: La genealogía lucana traza el linaje de Yeshú a través de Natam (ναθαμ), no de Shlomoh, como lo indica explícitamente el texto griego del Codex Sinaiticus en Lucas 3:31: "του ματταθα του ναθαμ του δαδ" (del Mattatha, del Natham, del David). Tercera premisa: Ningún descendiente de Natan tiene derecho legítimo al trono davídico, ya que el pacto divino fue establecido específicamente con Shlomoh y su descendencia, como se lee en Divrei HaYamim Alef 22:10:

"הוּא יִבְנֶה־בַּ֥יִת לִשְׁמִ֖י וְה֤וּא יִֽהְיֶה־לִּי֙ לְבֵ֔ן וַאֲנִ֥י ל֖וֹ לְאָ֑ב וַהֲכִינוֹתִי֩ כִּסֵּ֨א מַלְכוּת֧וֹ עַל־יִשְׂרָאֵ֛ל עַד־עוֹלָֽם" (Él edificará casa a mi nombre, y él me será por hijo, y yo le seré por padre; y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre). 

Conclusión: Yeshú queda totalmente descalificado como Mashiaj legítimo por la genealogía que sus propios seguidores construyeron para él.

Además, el análisis textual revela que esta genealogía no solo es incompatible con las pretensiones mesiánicas, sino que constituye una construcción tardía elaborada siglos después de los supuestos eventos narrados. La evidencia más contundente proviene del testimonio de Epifanio de Salamina sobre el evangelio de Marción de Sinope, quien omitió completamente los capítulos iniciales de Lucas, incluyendo la genealogía. Epifanio afirma específicamente: 

"περικεκομμένον ἀπὸ τῆς ἀρχῆς διὰ τὴν τοῦ σωτῆρος σύλληψιν καὶ τὴν ἔνσαρκον αὐτοῦ παρουσίαν" (recortado desde el principio a causa de la concepción del salvador y su presencia encarnada). 

Marción comenzaba su evangelio directamente con Lucas 3:1, omitiendo "γενεαλογίας καὶ τῆς τοῦ βαπτίσματος ὑποθέσεως" (la genealogía y el relato del bautismo). Más significativo aún, el texto judeo-cristiano preservado en el Tathbīt dalā'il nubuwwat sayyidinā, analizado por Gabriel Said Reynolds y Samir Khalil Samir, presenta una ausencia similar de la genealogía lucana, aunque contiene material correspondiente a Lucas 3:21-22. Esta coincidencia entre el texto marcionita del siglo segundo y el texto judeo-cristiano del Tathbīt sugiere fuertemente que Lucas 3:23-38 representa una inserción posterior en el texto canónico, elaborada para construir artificialmente credenciales davídicas inexistentes para Yeshú.

La evidencia filológica confirma la naturaleza fraudulenta de esta construcción genealógica. El texto griego del Codex Sinaiticus contiene nombres que no tienen correlato alguno en las genealogías del Tanaj que sean verificables. Examinemos específicamente la secuencia crítica que comienza después de Zerubavel. El Codex Sinaiticus presenta: "του μελχει του αδδει του κωϲα του ελμαδαμ του ηρ" (‘del Meljei, del Adei, del Kosa, del Elmadam, del Er’). Ninguno de estos nombres aparece en Divrei HaYamim Alef 3:19-20, donde se enumeran exhaustivamente los hijos de Zerubavel:

"וּבְנֵי פְדָיָה זְרֻבָּבֶל וְשִׁמְעִי וּבֶן־זְרֻבָּבֶל מְשֻׁלָּם וַחֲנַנְיָה וּשְׁלֹמִית אֲחוֹתָם" (Y los hijos de Pedaiah: Zerubavel y Shimí, y los hijos de Zerubavel: Meshulam y Jananyah, y Shlomit su hermana). 

La discrepancia es absoluta y demoledora. El texto del Tanaj menciona a Meshulam (מְשֻׁלָּם) y Jananyah (חֲנַנְיָה) como hijos de Zerubavel, mientras que Lucas inventa nombres completamente ficticios como Resa (ρηϲα), que no aparece en ningún registro genealógico verificable del período post-exílico.

La fabricación se vuelve aún más evidente cuando examinamos la inclusión del nombre Kainam (καϊναμ) en Lucas 3:36. Este nombre no aparece en el texto masorético de Bereshit 11:12, pero sí está presente en algunas versiones de la Septuaginta. La crítica textual ha demostrado que Kainam fue añadido a la Septuaginta después de que Lucas lo incorporara en su genealogía, creando un círculo vicioso de falsificación. Flavio Josefo, quien utilizó fuentes hebreas para elaborar su obra Antigüedades de los Judíos, no menciona a Kainam en su genealogía de Noaj a Avraham, lo que confirma que este nombre representa una interpolación tardía diseñada para ajustar la cronología lucana a esquemas teológicos preconcebidos. Jerónimo en su Vulgata Latina del siglo quinto optó por utilizar textos hebreos en lugar de la Septuaginta precisamente porque reconoció que esta última contenía "datos retocados" (data retacta). La presencia de Kainam en Lucas 3:36 constituye evidencia forense de manipulación textual deliberada.

El argumento de que esta genealogía pertenece a María en lugar de a Yosef representa uno de los intentos apologéticos más desesperados y fácilmente refutables de los sectarios de Raíces Hebreas. El texto griego del Codex Sinaiticus es absolutamente inequívoco en Lucas 3:23:

"και αυτοϲ ην ιϲ αρχομενοϲ ωϲει ετων λ ων ˙ ϋϊοϲ ωϲ ενομιζετο ιωϲηφʼ του ηλει" (Y él mismo era IeSu, comenzando de unos treinta años, siendo —según se creía— Hijo de Iosef, del Helei). 

La estructura gramatical griega no admite ambigüedad: la genealogía se traza a través de Yosef (ιωϲηφ), no de María. La frase "ὡς ἐνομίζετο" (hōs enomizeto, "según se creía") introduce una distancia narrativa entre la paternidad legal y la supuesta paternidad biológica, pero no transfiere la genealogía a María. Más devastador aún, en ningún punto del capítulo 3 de Lucas se menciona el nombre de María. La invención de que Lucas 3:23-38 representa la genealogía materna contradice flagrantemente el principio halájico fundamental de que la herencia tribal y el derecho al trono davídico se transmiten exclusivamente por línea paterna, como lo establece Bamidbar 1:2:

"שְׂא֗וּ אֶת־רֹאשׁ֙ כׇּל־עֲדַ֣ת בְּנֵֽי־יִשְׂרָאֵ֔ל לְמִשְׁפְּחֹתָ֖ם לְבֵ֣ית אֲבֹתָ֑ם" (Tomad el encabezamiento de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres).

Los sectarios de Raíces Hebreas intentan "kosherizar" esta fabricación genealógica argumentando que Yeshú restauró el "judaísmo verdadero" contra un supuesto "judaísmo rabínico corrupto", y que por lo tanto las reglas genealógicas tradicionales no aplican a su caso. Esta argumentación representa una distorsión fundamental de la naturaleza de la Torah y constituye en sí misma evidencia de la actividad de un mesit u'madiaj. La Torah no admite "judaísmos alternativos" ni "halajot mesiánicas" que suspendan los requisitos establecidos explícitamente por HaShem para la identificación del Mashiaj. Yeshayahu 11:1 establece claramente:

"וְיָצָ֥א חֹ֖טֶר מִגֵּ֣זַע יִשָׁ֑י וְנֵ֖צֶר מִשָּׁרָשָׁ֥יו יִפְרֶֽה" (Y saldrá una vara del tronco de Yishai, y un vástago de sus raíces fructificará). 

El término "חֹטֶר" (joter, vara) implica continuidad biológica directa y verificable, no construcciones genealógicas ficticias elaboradas siglos después. Yirmiyahu 23:5 refuerza este requisito:

"הִנֵּ֨ה יָמִ֤ים בָּאִים֙ נְאֻם־יְהֹוָ֔ה וַהֲקִמֹתִ֥י לְדָוִ֖ד צֶ֣מַח צַדִּ֑יק" (He aquí vienen días, dice el Eterno, y levantaré a David renuevo justo).

 El "צֶמַח צַדִּיק" (tzemaj tzadik, renuevo justo) debe provenir de la descendencia verificable de David a través de Shlomoh, no de líneas genealógicas inventadas que pasan por Natan y contienen nombres ficticios como Elmadam, Kosam y Adi que no aparecen en ningún registro del Tana”j.

La estrategia apologética de los sectarios de Raíces Hebreas de invocar supuestas "tradiciones orales" o "revelaciones proféticas" que justificarían la genealogía lucana colapsa completamente ante el testimonio del Tathbīt. El texto judeo-cristiano preservado por ʿAbd al-Jabbār demuestra que la tradición primitiva conocía a Yeshú exclusivamente como ابْنُ يُوسُفَ النَّجَّارِ (ibn Yūsuf al-najār, "hijo de José el carpintero") / בן יוסף הנגר (ben Yosef ha-nagar), sin mención alguna de descendencia davídica, conexión con Avraham, o terminología mesiánica. El Tathbit 3:732-734 es explícito: وَكَانَ النَّاسُ لَا يَشْكُونَ أَنَّهُ ابْنُ النَّجَّارِ ("y la gente no dudaba de que él era hijo del carpintero") / והיו האנשים לא מסתפקים שהוא בן הנגר ("y la gente no tenía duda de que él era hijo del carpintero"), donde el verbo لَا يَشْكُونَ (lā yashakūna) de la raíz ش-ك-ك (sh-k-k, "dudar") negado absolutamente establece certeza pública indisputada sobre paternidad carnal josefina. El hebreo correspondiente לא מסתפקים (lo mistapqim), forma hitpa'el de ספק (safeq, "dudar") también negada, confirma ausencia total de cuestionamiento comunitario. La identificación consistente mediante el oficio paterno הנגר (ha-nagar) / النَّجَّارِ (al-najār), ambos derivados del arameo נַגָּרָא (nagārā), demuestra que la identidad social de Yeshú derivaba de la profesión artesanal de Yosef, no de supuesto linaje davídico que habría generado identificación como בן דוד (ben David).

Esta fuente judeo-cristiana primitiva preserva una cristología pre-genealógica donde la identidad mesiánica de Yeshú se establece únicamente en el bautismo mediante la bat qol celestial que proclama "זה בני וחביבי אשר רצתה בו נפשי" (‘Este es mi hijo y mi amado en quien se complace mi alma’), no mediante linaje davídico hereditario. La transformación ontológica marcada por la partícula temporal إِلَى أَنْ (ilā an, "hasta que") / עד ש (ad she, "hasta que") establece el bautismo como cesura que divide la existencia de Yeshú en dos períodos radicalmente distintos: antes (hijo ordinario del carpintero) y después (supuestamente "hijo de Dios"). Esta cristología adopcionista, donde el estatus mesiánico deriva de adopción divina en evento transformador y no de descendencia biológica verificable, hace completamente superflua cualquier genealogía davídica. La ausencia total de genealogía en la tradición judeo-cristiana demuestra sofisticación exegética midrashica (la tipología de מְרַחֶפֶת/rafarafat conectando Bereshit 1:2 con el bautismo, aunque distorsionada hereticamente desde el minut) no puede atribuirse a ignorancia sino que refleja que tales genealogías simplemente no existían en las tradiciones judeo-cristianas primitivas.

EFo"Di (Profiat Duran) en su Kelimat HaGoim confirma este análisis al explicar que uno de los Padres de la Iglesia, Eusebio Jerónimo, fue quien añadió las genealogías al Evangelio de Mateo: "המעתיק שלהם שיבש הכתוב" (su copista corrompió el texto). La convergencia entre el testimonio negativo del Tathbīt (ausencia de genealogía en tradición judeo-cristiana primitiva preservada en contexto islámico medieval) y el testimonio positivo de EFo"Di (evidencia de interpolación genealógica tardía por parte de Jerónimo en el siglo cuarto-quinto) establece mediante testigos independientes que las genealogías canónicas representan construcciones teológicas tardías elaboradas para crear artificialmente credenciales mesiánicas inexistentes. La paradoja es devastadora: una fuente judeo-cristiana con capacidad hermenéutica para elaborar tipologías complejas carecía completamente de tradiciones genealógicas, mientras que siglos después redactores cristianos gentiles súbitamente "descubren" genealogías elaboradas y contradictorias. Esta secuencia cronológica invierte el patrón esperado de preservación tradicional y confirma que las genealogías de Mateo y Lucas son fabricaciones apologéticas del siglo segundo y posteriores diseñadas para legitimar a Yeshú ante audiencias gentiles que desconocían criterios halájicos auténticos, no "tradiciones orales" primitivas transmitidas fielmente desde el siglo primero.

El análisis cuantitativo de las generaciones expone otra dimensión del fraude genealógico lucano. Desde David hasta Yeshú transcurrieron aproximadamente 950 años según la cronología histórica verificable. La genealogía de Mateo enumera 27 generaciones para este período, mientras que Lucas presenta 42 generaciones, una diferencia de 15 generaciones completas. Esta discrepancia aritmética representa aproximadamente 375 años de diferencia cronológica si calculamos cada generación en 25 años, o 337.5 años si usamos el cálculo mínimo de 22.5 años por generación. Esta incongruencia matemática no representa una simple variación en el registro, sino evidencia forense de fabricación. Si Mateo tiene razón cronológicamente, entonces Lucas inventó 15 generaciones ficticias, y si Lucas tiene razón, entonces Mateo eliminó fraudulentamente 15 generaciones reales. En cualquier escenario, la discrepancia demuestra que al menos una de las genealogías (y probablemente ambas) constituye una falsificación deliberada. La imposibilidad de reconciliar estas dos genealogías sin recurrir a especulaciones extrabíblicas fantasiosas demuestra que Yeshú carece de credenciales genealógicas verificables y por lo tanto actúa como un impostor mesiánico, un mesit u'madiaj que presenta pretensiones fraudulentas.

La inclusión de Yekonyah (Jeconías) en la genealogía mateana agrega una dimensión adicional de descalificación divina. Yirmiyahu 22:30 pronuncia una maldición explícita e irrevocable: 

"כֹּה אָמַ֣ר יְהֹוָ֔ה כִּתְב֞וּ אֶת־הָאִ֤ישׁ הַזֶּה֙ עֲרִירִ֔י גֶּ֖בֶר לֹא־יִצְלַ֣ח בְּיָמָ֑יו כִּ֣י לֹ֤א יִצְלַח֙ מִזַּרְע֔וֹ אִ֥ישׁ יֹשֵׁ֛ב עַל־כִּסֵּ֥א דָוִ֖ד וּמֹשֵׁ֥ל עֽוֹד־בִּיהוּדָֽה" (Así ha dicho el Eterno: Inscribid a este hombre como uno privado de descendencia. Será un hombre que no prosperará en los días de su vida. Porque ningún hombre de su descendencia logrará sentarse en el trono de David ni gobernar de nuevo en Judá). 

Esta maldición es precedida por un juramento divino en el versículo 24: "חַי־אָ֨נִי֙ נְאֻם־יְהֹוָ֔ה" (Vivo yo, dice el Eterno), lo que la hace irrevocable según los principios de la Torah. Los apologistas cristianos intentan argumentar que la maldición fue removida citando a Jagai 2:23, donde HaShem dice a Zerubavel: "וְשַׂמְתִּ֖יךָ כַּחוֹתָ֑ם" (‘y te haré como un sello’). Sin embargo, este pasaje habla específicamente de Zerubavel mismo, no de sus descendientes, y más crucialmente, Zerubavel nunca fue rey sino gobernador bajo dominio persa. La maldición de Yirmiyahu 22:30 se cumplió literalmente: ningún descendiente de Yekonyah se sentó jamás en el trono de David como rey independiente. Si Yosef desciende de Yekonyah según Mateo 1:11-12, entonces está bajo esta maldición irrevocable. Si la genealogía lucana es correcta y evita a Yekonyah pasando por Natan en lugar de Shlomoh, entonces Yeshú queda descalificado por no descender de la línea salomónica requerida. En cualquier escenario, Yeshú carece de legitimidad mesiánica.

La contradicción entre las genealogías mateana y lucana no puede resolverse mediante el argumento apologético de que Mateo presenta la línea legal de Yosef mientras que Lucas presenta la línea biológica de María, porque ambas genealogías convergen en Zerubavel y Shealtiel (Lucas 3:27; Mateo 1:12), pero luego divergen radicalmente en la generación inmediatamente posterior. Lucas afirma que el hijo de Zerubavel fue Resa (ρηϲα), mientras que Mateo sostiene que fue Abiud (αβιουδ), y el Tanaj en Divrei HaYamim Alef 3:19 establece definitivamente que los hijos de Zerubavel fueron Meshulam (מְשֻׁלָּם) y Jananyah (חֲנַנְיָה). Ninguno de los evangelios coincide con el registro tanájico verificable. Esta discrepancia triple (Tanaj versus Mateo versus Lucas) demuestra que ambas genealogías cristianas representan fabricaciones tardías sin conexión con registros históricos auténticos. Los sectarios de Raíces Hebreas no pueden explicar coherentemente cómo dos genealogías supuestamente "inspiradas divinamente" pueden presentar nombres completamente diferentes para el mismo punto genealógico crucial post-exílico. Si el “Ruaj HaKodesh” inspiró ambos textos como afirman, entonces el “Ruaj HaKodesh” se contradice a sí mismo, lo cual es absurdo y blasfemo. La única explicación racional es que estas genealogías representan construcciones humanas tardías diseñadas para fabricar artificialmente credenciales davídicas para Yeshú.

La evidencia del texto marcionita según el análisis de Dieter T. Roth en "The Text of Marcion's Gospel" sugiere que la versión original primitiva del evangelio lucano carecía completamente de la genealogía, lo que implica que Lucas 3:23-38 representa una interpolación posterior elaborada para contrarrestar objeciones judías sobre la falta de credenciales davídicas de Yeshú. El hecho de que Marción, escribiendo en el siglo segundo, omitiera completamente estos versículos y comenzara su evangelio directamente con la mención del año decimoquinto de Tiberio, indica que la genealogía no formaba parte del texto lucano más antiguo. La teoría de que Marción "cortó" deliberadamente la genealogía por razones teológicas (su rechazo al Dios Creador de la Biblia Hebrea) no explica por qué el texto judeo-cristiano del Tathbīt presenta exactamente la misma ausencia genealógica. Dos tradiciones textuales completamente independientes y teológicamente divergentes coinciden en omitir Lucas 3:23-38, lo que sugiere fuertemente que esta sección no existía en las formas más tempranas del texto lucano y fue añadida posteriormente cuando la comunidad cristiana gentil necesitó construir artificialmente una conexión con las promesas davídicas del Tanaj.

La manipulación filológica que los sectarios de Raíces Hebreas emplean para "kosherizar" la genealogía lucana incluye la fabricación de supuestas etimologías hebreas para nombres que aparecen únicamente en griego sin correlato del Tana”j. Por ejemplo, intentan explicar el nombre Resa (ρηϲα) como una corrupción de Refayah (רְפָיָה) mencionado en Divrei HaYamim Alef 3:21:

וּבֶן־חֲנַנְיָה פְּלַטְיָה וִישַׁעְיָה בְּנֵי רְפָיָה בְּנֵי אַרְנָן בְּנֵי עֹבַדְיָה בְּנֵי שְׁכַנְיָה׃

Y los hijos de Jananyah: Pelatyah y Yishayah; los hijos de [Yishayah]: Refayah; los hijos de [Refayah]: Arnán; los hijos de [Arnán]: Ovdyah; los hijos de [Ovdyah]: Shjanyah.

Ignorando que Refayah es hijo de Jananyah, no de Zerubavel directamente como Lucas afirma. Esta manipulación representa una distorsión metodológica fundamental: en lugar de reconocer que Lucas contiene nombres ficticios, los apologistas inventan conexiones etimológicas especulativas para forzar una concordancia inexistente. El nombre Elmadam (ελμαδαμ) en Lucas 3:28 no tiene ningún correlato en el Tanaj ni en registros genealógicos judíos verificables del período post-exílico. Ningún Resh Galuta (jefe del exilio) en Babilonia llevó este nombre, ningún registro rabínico lo menciona, y no aparece en las genealogías davídicas elaboradas por Ibn Yajya Jarlap, Avraham Moshe Hamburger, Moshe Yair Weinstok o cualquier otra autoridad genealógica judía auténtica. La presencia de nombres completamente ficticios en la genealogía lucana demuestra que representa una fabricación literaria, no un registro histórico verificable.

El testimonio de Pablo en Romanos 1:3 añade otra dimensión devastadora a la exposición del fraude genealógico. El Codex Sinaiticus folio 261 preserva el texto griego: 

"περι του ϋϊου αυτου του γενομενου εκ ϲπερματοϲ δαδ κατα ϲαρκα" (Acerca de su Hijo, que nació de la posteridad de David según la carne). 

La frase "εκ ϲπερματοϲ δαδ κατα ϲαρκα" (ek spermatos Da[ui]d kata sarka, de la posteridad de Da[vi]d según la carne) implica enfáticamente descendencia biológica carnal directa. Si Pablo afirma que Yeshú nació "según la carne" de la posteridad de David, entonces Pablo desconocía completamente cualquier doctrina de nacimiento virginal o concepción por el Pneuma Hagion. Esta contradicción interna dentro del propio Nuevo Testamento demuestra que la narrativa de la concepción virginal y la genealogía lucana representan desarrollos teológicos posteriores que contradecían las creencias paulinas más tempranas. El Pablo histórico del siglo primero creía que Yeshú era hijo carnal de Yosef, mientras que los redactores lucanos posteriores fabricaron la genealogía y la narrativa de concepción virginal para resolver objeciones teológicas que surgieron en contextos gentiles helenísticos donde nacimientos virginales de héroes divinos constituían topoi literarios comunes.

La ausencia de cualquier mención de descendencia davídica en el texto del Tathbīt constituye evidencia especialmente devastadora porque proviene de una comunidad judeo-cristiana que presumiblemente tendría el mayor interés en preservar cualquier conexión genealógica auténtica de Yeshú con David. Si las comunidades judeo-cristianas más antiguas no conocían ni transmitían genealogías davídicas para Yeshú, entonces estas genealogías claramente representan invenciones posteriores de comunidades gentiles que carecían de conocimiento directo de los registros genealógicos judíos auténticos. El hecho de que el Tathbīt se refiera a Yeshú simplemente como "ישו בנו של יוסף הנגר" (‘Yeshu el hijo de Yosef el carpintero’) sin ninguna alusión a descendencia davídica o pretensiones mesiánicas demuestra que estas construcciones teológicas no formaban parte del kerigma judeo-cristiano más temprano y fueron añadidas posteriormente cuando el movimiento cristiano se gentilizó completamente y necesitó fabricar conexiones con las Escrituras judías para legitimarse.

La crítica judía medieval habría identificado inmediatamente que las discrepancias genealógicas entre Mateo y Lucas no representan simplemente diferencias de énfasis o perspectiva, sino evidencia forense de falsificación deliberada. Un polemista como Rabenu Yaakov ben Reuven en Milhamot HaShem o Yosef Kimhi en Sefer HaBerit habría señalado que cuando el Tanaj presenta genealogías, estas son consistentes internamente y verificables mediante múltiples fuentes. Las genealogías de los cohanim en Ezra y Nejemyah pueden verificarse mediante referencias cruzadas con Divrei HaYamim. Las genealogías reales en Melajim pueden confirmarse mediante Divrei HaYamim. La Torah misma presenta genealogías consistentes desde Adam hasta Moshé que pueden rastrearse sistemáticamente. En contraste, las genealogías cristianas de Yeshú no solo contradicen los registros del Tana”j sino que no son verificables, se contradicen mutuamente de manera irreconciliable. Esta falta de consistencia interna constituye evidencia halájica de que los testimonios son falsos según los criterios establecidos en Devarim 19:15-21 para evaluar testigos. Si dos testigos presentan testimonios contradictorios sobre un asunto capital, ambos testimonios se invalidan. Las genealogías mateana y lucana, al contradecirse mutuamente en puntos fundamentales, se invalidan mutuamente como testimonios confiables.

La inclusión de la voz celestial en Lucas 3:22 que declara "ϲυ ει ο υϲ μου ο αγαπητοϲ εν ϲοι ευδοκηϲα" (“Tú eres el Hijo mío, el amado; en ti me complací”) inmediatamente antes de la genealogía fraudulenta revela precisamente el patrón de actividad del mesit u'madiaj descrito en Devarim 13:2-3. El mesit u'madiaj presenta señales y prodigios impresionantes (la apertura del cielo, el descenso visible del Pneuma, la voz divina) precisamente para validar pretensiones falsas que contradicen la Torah. La secuencia narrativa lucana funciona retóricamente para que las señales celestiales autentifiquen la genealogía subsiguiente, pero este es exactamente el método que la Torah nos advierte rechazar. Devarim 13:4 instruye:

"לֹ֣א תִשְׁמַ֗ע אֶל־דִּבְרֵי֙ הַנָּבִ֣יא הַה֔וּא א֛וֹ אֶל־חוֹלֵ֥ם הַחֲל֖וֹם הַה֑וּא כִּ֣י מְנַסֶּ֞ה יְהֹוָ֤ה אֱלֹֽהֵיכֶם֙ אֶתְכֶ֔ם לָדַ֗עַת הֲיִשְׁכֶ֤ם אֹֽהֲבִים֙ אֶת־יְהֹוָ֣ה אֱלֹֽהֵיכֶ֔ם בְּכׇל־לְבַבְכֶ֖ם וּבְכׇל־נַפְשְׁכֶֽם" (No escuches las palabras de tal profeta o de tal soñador de sueños, porque el Eterno vuestro Dios os está probando, para saber si amáis al Eterno vuestro Dios con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma). 

La prueba divina consiste precisamente en discernir si permaneceremos fieles a los criterios establecidos en la Torah o si nos dejaremos seducir por señales impresionantes que validan pretensiones fraudulentas. La genealogía lucana, al trazar el linaje a través de Natan en lugar de Shlomoh y al contener nombres ficticios sin correlato del Tana”j, falla completamente esta prueba divina. Las señales celestiales del bautismo no pueden validar una genealogía que contradice los requisitos explícitos de Shmuel Bet 7:12-16 y Divrei HaYamim Alef 22:9-10.

La variante textual documentada por el Codex Bezae (D) y varios manuscritos de la Vetus Latina en Lucas 3:22, que presenta la lectura "Υἱός μου εἶ σύ, ἐγὼ σήμερον γεγέννηκά σε" (‘Tú eres mi Hijo, yo hoy te he engendrado’), citando directamente el Tehilim 2:7, revela otra dimensión de la manipulación textual deliberada. Esta variante adopcionista, atestiguada por Justino Mártir, Clemente de Alejandría y Metodio, fue probablemente suprimida por razones cristológicas cuando la comunidad cristiana gentil desarrolló doctrinas más elaboradas de preexistencia divina. El hecho de que existan variantes textuales tan radicalmente diferentes en un punto teológico tan crucial demuestra que el texto lucano sufrió revisiones y ediciones sistemáticas para ajustarse a desarrollos doctrinales posteriores. Si la lectura adopcionista representa el texto original, entonces la doctrina de la concepción virginal constituye una interpolación posterior, y toda la genealogía lucana pierde su función teológica porque se diseñó precisamente para resolver el problema de cómo Yeshú podía ser hijo carnal de Yosef y simultáneamente descendiente davídico mientras se afirmaba su concepción virginal mediante la cláusula "ὡς ἐνομίζετο" (según se creía). La inestabilidad textual en puntos tan fundamentales expone que Lucas 3:21-38 representa una construcción teológica en constante revisión, no un testimonio histórico confiable.

Los sectarios de Raíces Hebreas intentan defender la genealogía lucana argumentando que representa la "verdadera halajá mesiánica" que supuestamente permite transmisión genealógica por línea materna en casos excepcionales como cuando no hay herederos varones directos. Esta argumentación distorsiona completamente el caso de las hijas de Tzelofjad en Bamidbar 27:1-11 y 36:1-13. Las hijas de Tzelofjad recibieron herencia de tierras, no derecho al trono davídico, y más crucialmente, la Torah establece explícitamente que debían casarse dentro de su tribu paterna para preservar la herencia tribal:

"וְלֹֽא־תִסֹּ֤ב נַחֲלָה֙ לִבְנֵ֣י יִשְׂרָאֵ֔ל מִמַּטֶּ֖ה אֶל־מַטֶּ֑ה כִּ֣י אִ֗ישׁ בְּנַחֲלַת֙ מַטֵּ֣ה אֲבֹתָ֔יו יִדְבְּק֖וּ בְּנֵ֥י יִשְׂרָאֵֽל" (Y no pasará herencia de los hijos de Israel de una tribu a otra tribu, porque cada uno de los hijos de Israel se allegará a la herencia de la tribu de sus padres). 

El principio es claro: la identidad tribal y el derecho a herencia se determinan exclusivamente por línea paterna. Más devastador aún, el caso de las hijas de Tzelofjad no establece ningún precedente para transmisión de realeza davídica por línea materna. El pacto davídico en Shmuel Bet 7:12 utiliza explícitamente terminología de descendencia biológica paterna:

"וַהֲקִימֹתִ֤י אֶֽת־זַרְעֲךָ֙ אַחֲרֶ֔יךָ אֲשֶׁ֥ר יֵצֵ֖א מִמֵּעֶ֑יךָ" (Y estableceré tu descendencia después de ti, la cual saldrá de tus entrañas). 

El término "מִמֵּעֶיךָ" (mimeeja, de tus entrañas) se refiere específicamente a descendencia biológica masculina. El intento de los sectarios de Raíces Hebreas de crear una "halajá mesiánica" inexistente que permita transmisión matrilineal del derecho davídico constituye en sí mismo una transgresión del principio de "לֹ֣א תֹסֵ֤ף עָלָיו֙ וְלֹ֣א תִגְרַ֣ע מִמֶּ֔נּוּ" (No añadirás a ello, ni quitarás de ello) establecido en Devarim 13:1.

La discrepancia cronológica entre las genealogías mateana y lucana expone otra dimensión del fraude que los apologistas cristianos no pueden resolver sin recurrir a especulaciones fantásticas. Mateo enumera 14 generaciones desde el exilio babilónico hasta Yeshú (Mateo 1:17), pero el recuento real en Mateo 1:12-16 produce solo 13 nombres si contamos cuidadosamente: Shealtiel, Zerubavel, Abiud, Eliakeim, Azor, Tzadok, Ajeim, Eliud, Eleazar, Mattan, Yaakov, Yosef. Esta incongruencia aritmética dentro del propio texto mateano demuestra manipulación redaccional. El redactor quería producir un esquema numerológico elegante de tres grupos de 14 generaciones (Abraham a David, David al exilio, exilio a Yeshú), pero no pudo hacerlo coincidir con los datos genealógicos reales, lo que resultó en la omisión de cuatro reyes documentados en el Tanaj (Ajazyahu, Yoash, Amatzyah y Yehoyakim) y en una discrepancia aritmética evidente entre la afirmación de 14 generaciones y el recuento real de 13. Esta manipulación numerológica demuestra que la genealogía mateana fue construida para servir propósitos teológicos y retóricos, no para preservar historia genealógica verificable. Los sectarios de Raíces Hebreas que intentan defender la "inerrancia" de estas genealogías se encuentran en la posición absurda de tener que explicar cómo un texto "inspirado divinamente" comete errores aritméticos elementales.

La terminación de la genealogía lucana con "του αδαμ του θυ" (‘del Adam, del Theou’) en Lucas 3:38 revela la agenda teológica universalista gentil que motivó la construcción de esta genealogía extendida. Mientras que Mateo termina su genealogía en Avraham, enfatizando la conexión judía de Yeshú, Lucas extiende la genealogía hasta Adam para presentar a Yeshú como salvador universal de toda la humanidad, no solo de Israel. Esta diferencia de énfasis expone que ambas genealogías fueron construidas para servir agendas teológicas distintas dirigidas a audiencias diferentes: Mateo a judíos, Lucas a gentiles. La frase "του θεου" (del Dios) después de Adam establece que Adam fue creado directamente por Dios, no engendrado, creando un paralelismo tipológico entre Adam y Cristo como lo desarrolla explícitamente Pablo en Romanos 5:12-21 y 1 Corintios 15:45-49. Este paralelismo tipológico Adam-Yeshú representa teología paulina desarrollada, no testimonio histórico genealógico. La extensión de la genealogía hasta Adam sirve propósitos cristológicos gentiles, pero contradice la función específica que una genealogía davídica debería cumplir: demostrar descendencia verificable de David a través de Shlomoh para establecer derecho legítimo al trono. Al extender la genealogía hasta Adam, Lucas diluye precisamente el punto genealógico crucial que debía establecer para validar pretensiones mesiánicas judías.

La evidencia de las genealogías rabínicas reales preservadas en fuentes judías auténticas expone por contraste la naturaleza ficticia de las genealogías cristianas. Las genealogías davídicas elaboradas por autoridades como Ibn Yajya Jarlap en Toldot Jarlap, Avraham Moshe Hamburger en Sefer Kidushei, Moshe Yair Weinstok en Makor Niftaj LeBeit David, y las preservadas en tradiciones de los Resh Galuta (jefes del exilio) en Babilonia, presentan líneas genealógicas consistentes y verificables mediante referencias cruzadas con fuentes talmúdicas y geónicas. Por ejemplo, las genealogías rabínicas trazan la línea desde Yehoyajin a través de Shealtiel, Pedayah, Zerubavel, Meshulam, Janina, Berajiyah, con variantes menores en generaciones posteriores pero consistencia fundamental en los nombres post-exílicos verificables. Ninguna de estas genealogías rabínicas auténticas contiene nombres como Resa, Yoanan, Yoda, Shimei, Mattityahu, Maat, Nangai, Esli, Naum, Amos (en el contexto post-exílico), ni ninguno de los otros nombres ficticios que Lucas presenta. La ausencia total de correlación entre las genealogías lucanas y las genealogías davídicas rabínicas auténticas demuestra que Lucas (o su fuente) inventó nombres sin acceso a registros genealógicos judíos legítimos. Si las comunidades judías que preservaron meticulosamente genealogías davídicas durante siglos desconocían completamente los nombres que Lucas presenta, entonces estos nombres claramente representan ficciones literarias.

El argumento de los sectarios de Raíces Hebreas de que las genealogías rabínicas fueron "corrompidas" o "alteradas" por oposición al cristianismo primitivo colapsa completamente ante la evidencia cronológica. Las genealogías davídicas rabínicas pueden rastrearse hasta el período talmúdico y se mencionan en Ketubot 62b, donde se establece que Rabí Yehudah HaNasí descendía de David. Estas genealogías fueron preservadas por comunidades que no tenían ningún interés polémico en "corromper" registros genealógicos siglos antes de que el cristianismo se convirtiera en una amenaza significativa. Más crucialmente, las genealogías rabínicas son internamente consistentes y verificables mediante múltiples fuentes independientes, mientras que las genealogías cristianas se contradicen mutuamente y contradicen el Tanaj. La explicación más parsimoniosa es que las genealogías rabínicas preservan tradiciones auténticas, mientras que las genealogías cristianas representan construcciones teológicas tardías elaboradas por comunidades gentiles sin acceso a registros genealógicos judíos legítimos. Los sectarios de Raíces Hebreas invierten fraudulentamente la carga de la prueba: en lugar de demostrar que las genealogías lucanas y mateanas son históricamente confiables mediante evidencia positiva, simplemente declaran que cualquier evidencia que las contradiga debe estar "corrompida". Esta metodología apologética representa deshonestidad intelectual fundamental.

La manipulación de conceptos judíos por los sectarios de Raíces Hebreas incluye la distorsión deliberada del término "Mashiaj" mismo. Intentan argumentar que Yeshú cumple los criterios mesiánicos a pesar de las discrepancias genealógicas porque supuestamente inauguró una "era mesiánica espiritual" que no requiere cumplimiento literal de profecías verificables. Esta espiritualización representa exactamente el tipo de desviación que caracteriza al mesit u'madiaj. El Tanaj establece criterios concretos y verificables para identificar al Mashiaj: reunificación física de todas las tribus de Israel (Yejezkel 37:15-28), reconstrucción del Beit HaMikdash (Yeshayahu 2:2-3), establecimiento de paz mundial literal y fin de toda guerra (Yeshayahu 2:4, Mijá 4:3), conocimiento universal de HaShem sin necesidad de proselitismo (Yeshayahu 11:9, Yirmiyahu 31:33), resurrección de los muertos (Yejezkel 37:12-14, Daniel 12:2). Ninguno de estos criterios fue cumplido por Yeshú. Después de su muerte, Israel fue destruido por Roma (70 EC), el Beit HaMikdash fue demolido, los judíos fueron exiliados, las guerras continuaron y se intensificaron, y el conocimiento de HaShem disminuyó en lugar de aumentar. La invención de una "era mesiánica espiritual" que no requiere cumplimiento de profecías verificables constituye precisamente la metodología del mesit u'madiaj que redefine términos para validar pretensiones falsas. Devarim 18:21-22 establece el criterio para distinguir profecía auténtica de falsa:

"וְכִ֥י תֹאמַ֖ר בִּלְבָבֶ֑ךָ אֵיכָ֣ה נֵדַ֔ע אֶת־הַדָּבָ֕ר אֲשֶׁ֥ר לֹא־דִבְּר֖וֹ יְהֹוָֽה׃ אֲשֶׁ֣ר יְדַבֵּ֣ר הַנָּבִיא֩ בְּשֵׁ֨ם יְהֹוָ֜ה וְלֹֽא־יִהְיֶ֤ה הַדָּבָר֙ וְלֹ֣א יָבֹ֔א ה֣וּא הַדָּבָ֔ר אֲ֠שֶׁ֠ר לֹ֥א דִבְּר֛וֹ יְהֹוָ֖ה" (Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que el Eterno no ha hablado? Cuando el profeta hablare en nombre del Eterno, y no se cumpliere ni aconteciere lo que dijo, esa es palabra que el Eterno no ha hablado). 

Las profecías mesiánicas concernientes a Yeshú no se cumplieron, por lo tanto Yeshú es un falso profeta y mesit u'madiaj.

La apologética cristiana contemporánea, incluyendo especialmente la de los sectarios de Raíces Hebreas, intenta rescatar las genealogías fraudulentas mediante el argumento de que representan dos líneas genealógicas que convergen en Yeshú: una "legal" (Mateo a través de Shlomoh) y una "biológica" (Lucas a través de Natan y María). Este argumento colapsa completamente ante múltiples objeciones insuperables. Primero, como ya se demostró, Lucas 3:23 traza explícitamente la genealogía a través de Yosef, no de María: "ων ˙ ϋϊοϲ ωϲ ενομιζετο ιωϲηφʼ του ηλει" (siendo —según se creía— hijo de Iosef, del Helei). El texto griego no admite la interpretación de que la genealogía pertenece a María. Segundo, si la genealogía lucana fuera de María, entonces Yeshú descendería de Natan, no de Shlomoh, lo que lo descalifica completamente porque el pacto davídico fue establecido específicamente con la línea salomónica. Tercero, ambas genealogías convergen en Zerubavel y Shealtiel pero luego presentan hijos diferentes de Zerubavel (Resa versus Abiud), ninguno de los cuales coincide con el Tanaj (Meshulam y Jananyah), lo que demuestra que ambas son ficticias. Cuarto, si Yosef no era el padre biológico como el Nuevo Testamento afirma, entonces la genealogía "legal" a través de Yosef es irrelevante porque el derecho al trono davídico requiere descendencia biológica paterna, no adopción legal. La Torah no reconoce transmisión de herencia tribal o real mediante adopción, como se evidencia en el hecho de que los hijos adoptados de cohanim no podían servir como cohanim. Quinto, la genealogía mateana está maldita por la inclusión de Yekonyah, mientras que la genealogía lucana está descalificada por pasar por Natan (o Natam, tal como aparece en el Codex Sinaiticus y en el Codex Vaticanus folio 1310a). En cualquier escenario, Yeshú carece de legitimidad genealógica.

La crítica más devastadora que desmantela irreparablemente cualquier defensa de las genealogías lucana y mateana es la pregunta simple: si estas genealogías fueran históricamente auténticas y verificables, ¿por qué no existe ningún testimonio judío contemporáneo o del siglo primero que las confirme? Flavio Josefo, quien escribió extensamente sobre figuras judías del siglo primero y preservó tradiciones genealógicas (incluyendo su propia genealogía sacerdotal en Vida 1), no menciona absolutamente nada sobre descendencia davídica de Yeshú. El Talmud, que menciona a Yeshú en varios pasajes polémicos, nunca afirma que descendiera de David, sino que lo identifica como hijo ilegítimo de Miriam y un soldado romano llamado Pandera (Sanhedrín 67a, Shabat 104b). Si Yeshú realmente hubiera poseído credenciales genealógicas davídicas verificables, sus oponentes judíos habrían tenido que reconocerlas o refutarlas específicamente. El silencio absoluto de fuentes judías contemporáneas sobre cualquier descendencia davídica de Yeshú constituye evidencia negativa poderosa de que tales pretensiones eran desconocidas en el siglo primero y representan construcciones teológicas posteriores de comunidades cristianas gentiles. Los sectarios de Raíces Hebreas no pueden explicar coherentemente por qué ninguna fuente judía auténtica del período relevante confirma las genealogías cristianas. La explicación más parsimoniosa es que estas genealogías fueron inventadas décadas o siglos después de la muerte de Yeshú por comunidades que carecían de acceso a registros genealógicos judíos verificables y que necesitaban fabricar artificialmente conexiones con las promesas davídicas del Tanaj para legitimar su movimiento ante audiencias gentiles que desconocían los criterios halájicos auténticos para identificar al Mashiaj.

La efectividad devastadora de esta crítica específica reside en que expone una contradicción interna irresoluble dentro del propio sistema teológico cristiano. El cristianismo afirma simultáneamente que Yeshú es el Mashiaj prometido a Israel según las profecías del Tana”j, pero presenta genealogías que contradicen los registros del Tana”j, se contradicen mutuamente, y fueron construidas siglos después de los eventos narrados por comunidades gentiles sin conocimiento de halajá judía auténtica. Esta contradicción no puede resolverse mediante apologética porque cualquier intento de validar las genealogías cristianas requiere o bien distorsionar los textos del Tana”j, o bien inventar principios halájicos inexistentes, o bien rechazar los criterios establecidos por la propia Torah para evaluar pretensiones proféticas y mesiánicas. Los sectarios de Raíces Hebreas se encuentran en una posición especialmente vulnerable porque afirman adherirse a la Torah y la halajá mientras simultáneamente defienden genealogías que violan flagrantemente los principios genealógicos establecidos en la Torah. No pueden tener ambos: o aceptan los criterios halájicos auténticos de Bamidbar 1:2 y Devarim 18:21-22, en cuyo caso deben rechazar las genealogías cristianas como fraudulentas, o defienden las genealogías cristianas, en cuyo caso deben abandonar cualquier pretensión de fidelidad a la Torah y reconocerse como lo que realmente son: un movimiento sectario cristiano que se apropia de terminología y símbolos judíos para legitimar doctrinas fundamentalmente no-judías.

En síntesis final, Lucas 3:21-38 expone a Yeshú como impostor genealógico y a sus seguidores como fabricantes de testimonios falsos, violando directamente el mandamiento de "לֹ֥א תַעֲנֶ֖ה בְרֵעֲךָ֥ עֵ֥ד שָֽׁקֶר" (‘No darás falso testimonio contra tu prójimo’, Shemot 20:13). La genealogía lucana representa una construcción teológica tardía elaborada por comunidades gentiles sin acceso a registros genealógicos judíos auténticos, diseñada para fabricar artificialmente credenciales davídicas inexistentes para validar pretensiones mesiánicas fraudulentas. Las discrepancias irreconciliables con Mateo, las contradicciones con el Tanaj, la presencia de nombres ficticios sin correlato en fuentes judías auténticas, la ausencia de esta genealogía en las versiones más tempranas del texto lucano (Marción, Tathbit), el testimonio de Pablo que contradice la narrativa de concepción virginal, y el silencio absoluto de fuentes judías contemporáneas sobre descendencia davídica de Yeshú, todo converge para demostrar que esta genealogía representa una falsificación deliberada. Yeshú actúa como mesit u'madiaj que utiliza señales y prodigios (la teofanía del bautismo) para validar pretensiones fraudulentas que contradicen los criterios establecidos por la Torah para identificar al Mashiaj auténtico. Su movimiento representa desviación sistemática del camino de HaShem mediante la construcción de un sistema teológico basado en testimonios falsos, genealogías fabricadas, y redefinición herética de conceptos judíos fundamentales. Ninguna apologética, ya sea del cristianismo tradicional o de los sectarios de Raíces Hebreas, puede resolver esta incompatibilidad fundamental porque está enraizada en la naturaleza misma del proyecto cristológico: el intento imposible de presentar a un judío del siglo primero sin credenciales genealógicas verificables como el cumplimiento de profecías que requieren descendencia davídica verificable a través de Shlomoh. Esta incompatibilidad no representa meramente un problema histórico o textual periférico, sino que socava los fundamentos mismos de cualquier pretensión de que Yeshú sea el Mashiaj según los criterios de la Torah de Moshé y los Nevi'im.

Apéndice: La Cristología Adopcionista del Tathbīt como Refutación Demoledora de Toda Pretensión Genealógica Lucana.

El Tathbīt dalā'il nubuwwat sayyidinā (Confirmación de las Pruebas de la Profecía) del teólogo mu'tazilí ʿAbd al-Jabbār ibn Aḥmad al-Hamadānī (935-1025 EC) preserva fragmentos de tradiciones judeo-cristianas que constituyen evidencia textual de importancia crítica para el análisis judío del Evangelio de Lucas y la evaluación de las pretensiones mesiánicas de Yeshú. El descubrimiento de esta fuente por el profesor Shlomo Pines de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien publicó su análisis pionero en The Jewish Christians of the Early Centuries of Christianity According to a New Source (1966), revolucionó el estudio académico del judeo-cristianismo primitivo al proporcionar acceso a tradiciones cristianas heterodoxas que habían sido sistemáticamente suprimidas por la ortodoxia nicena pero que sobrevivieron en contextos polémicos islámicos. La investigación subsequente de S.M. Stern, quien colaboró con Pines en la edición crítica de estos materiales, confirmó que el Tathbīt preserva citas directas de fuentes evangélicas judeo-cristianas que divergen significativamente de los textos canónicos griegos, reflejando estratos textuales y cristológicos más primitivos. David Flusser, autoridad reconocida en judeo-cristianismo y literatura del Segundo Templo, identificó estos fragmentos del Tathbīt como testimonio auténtico de comunidades judeo-cristianas que mantuvieron cristologías adopcionistas y rechazaron desarrollos doctrinales posteriores como la ‘divinidad preexistente de Cristo’ y el nacimiento virginal, doctrinas que consideraban incompatibles con el monoteísmo judío estricto. La importancia del Tathbīt para el análisis crítico judío del Evangelio de Lucas reside en que preserva una versión del relato del bautismo de Yeshú que carece completamente de la genealogía de Lucas 3:23-38, sugiriendo que esta genealogía representa interpolación redaccional tardía ausente de las tradiciones judeo-cristianas más tempranas. Más devastador aún, los fragmentos del Tathbīt confirman que las comunidades judeo-cristianas primitivas conocían a Yeshú exclusivamente como hijo carnal de Yosef el carpintero hasta el momento del bautismo, cuando supuestamente fue adoptado como "hijo de Dios" mediante proclamación celestial, una cristología adopcionista que hace completamente innecesaria y contradictoria cualquier genealogía davídica hereditaria. Los textos del Tathbīt proporcionan así evidencia forense independiente que corrobora la conclusión de que las genealogías de Mateo y Lucas representan fabricaciones teológicas posteriores diseñadas para crear artificialmente credenciales davídicas para Yeshú que no existían en las tradiciones cristianas primitivas y que contradicen los criterios halájicos auténticos establecidos en la Torah de Moshé y los Nevi'im para identificar al Mashiaj legítimo. A continuación se presentan los dos pasajes críticos del Tathbīt (I:160-163 y 3:732-734) en árabe, hebreo y traducción al español, seguidos de un análisis riguroso que aplica la metodología empleada por Pines, Stern y Flusser para extraer las implicaciones halájicas y teológicas de estas tradiciones judeo-cristianas primitivas que exponen la naturaleza fraudulenta de las construcciones genealógicas lucanas y la incompatibilidad fundamental entre Yeshú y los requisitos mesiánicos del Tana”j.

Tathbit I:160-163

قَالُوا : « وَلا عَمَّدَهُ يُوحَنَّا فِي الْأَرْدُنِ، تَفَتَّحَتْ أَبْوَابُ السَّمَاءِ وَنَادَى الآبُ : هَذَا ابْنِي وَحَبِيبِي الَّذِي سُرَّتْ بِهِ نَفْسِي " . " وَنَزَلَ رُوحُ الْقُدُسِ فِي صُورَةٍ حَمَامَةٍ ، وَرَفَرَفَتْ عَلَى رَأْسِ الْمَسِيحِ . قَالُوا : فَالْمَتَعَمِّدُ هُوَ اللَّهُ الإِبْنُ ، وَالْمُنَادِي هُوَ الْآبُ ، وَالنَّازِلُ هُوَ رُوحُ الْقُدُسِ » . وَانْظُرْ كَيْفَ يَفْرُدُونَ كُلَّ وَاحِدٍ مِنْهُمْ بِصُنْعِ غَيْرِ صُنْعِ صَاحِبِهِ .

אמרו: וכשהטבילו יוחנן בירדן, נפתחו שערי השמים וקרא האב: זה בני וחביבי אשר רצתה בו נפשי. וירד רוח הקודש בדמות יונה, ופרפרה על ראש יש״ו. אמרו: והטובל הוא האלוה הבן, והקורא הוא האב, והיורד הוא רוח הקודש. וראה איך מפרידים כל אחד מהם במעשה שאינו מעשה חברו.

(Dijeron: "Cuando Juan lo bautizó¹ en el Jordán, se abrieron las puertas del cielo² y el Padre³ proclamó: 'Este es mi hijo y mi amado en quien se complace mi alma'⁴. Y descendió el Espíritu Santo⁵ en forma de paloma⁶, y aleteó sobre la cabeza de Yeshú⁷". Dijeron: "El bautizado es Dios el Hijo⁸, el que proclama es el Padre, y el que desciende es el Espíritu Santo". Observa cómo singularizan a cada uno de ellos con una acción distinta de la acción de su compañero⁹.)

Gabriel Said Reynolds & Samir Khalil Samir. (2010). Abd al-Jabbar, Critique of Christian Origins. USA: B.Y.U.P. I:160-163, p.17; Cfr. Pines, S. (1966). The Jewish Christians of the Early Centuries of Christianity According to a New Source. Israel Academy of Sciences and Humanities. Jerusalem, pp.243-244.  

פינס, ש. (1968). היהודים הנוצרים במאות הראשנות של הנצרות על פי מקור חדש. ירושלים : דפוס מרכז. p. 175.) 

Tathbit 3:732-734

وَأَنَّ النَّاسَ كَانُوا يَرَوْنَ أَنَّ الْمَسِيحَ ابْنُ يُوسُفَ ، إِلَى أَنْ عَمَّدَهُ يُوحَنَّا فِي الْأَرْدُنِ، وَجَاءَ الصَّوْتُ مِنَ السَّمَاءِ : «هَذَا ابْنِيَ الَّذِي سُرَّتْ بِهِ نَفْسِي . قَالُوا : فَعَلِمْنَا أَنَّهُ ابْنُ اللهِ تَعَالَى ، لَا ابْنُ يُوسُفَ النَّجَّارِ». قَالُوا : « وَكَانَ هَذَا بَعْدَ أَنْ أَتَى عَلَى الْمَسِيحِ ثَلَاثُونَ سَنَةً» ، وَكَانَ النَّاسُ لَا يَشْكُونَ أَنَّهُ ابْنُ النَّجَارِ إِلَى أَنْ جَاءَ هَذَا الصَّوْتُ ، بِزَعْمِ النَّصَارَى.

ושהאנשים היו רואים שיש״ו בן יוסף, עד שהטבילו יוחנן בירדן, ובא הקול מן השמים: זה בני אשר רצתה בו נפשי. אמרו: וידענו שהוא בן האלוהים, ולא בן יוסף הנגר. אמרו: והיה זה אחר שבא על יש״ו שלושים שנה, והיו האנשים לא מסתפקים שהוא בן הנגר עד שבא הקול הזה, לטענת הנוצרים.

(Y que la gente solía ver que Yeshú era hijo de José¹⁰, hasta que Juan lo bautizó en el Jordán, y vino la voz desde el cielo¹¹: "Este es mi hijo en quien se complace mi alma". Dijeron: "Entonces supimos que él es hijo de Dios el Altísimo¹², no hijo de José el carpintero¹³". Dijeron: "Y esto fue después de que Yeshú cumpliera treinta años¹⁴", y la gente no dudaba de que él era hijo del carpintero hasta que vino esta voz, según la afirmación de los cristianos¹⁵.)

Gabriel Said Reynolds & Samir Khalil Samir. (2010). Abd al-Jabbar, Critique of Christian Origins. USA: B.Y.U.P. 3:732-734, p.162; Cfr. Pines, S. (1966). The Jewish Christians of the Early Centuries of Christianity According to a New Source. Israel Academy of Sciences and Humanities. Jerusalem, pp.243-244.  

פינס, ש. (1968). היהודים הנוצרים במאות הראשנות של הנצרות על פי מקור חדש. ירושלים : דפוס מרכז. p. 175.) 

Notas:

  1. Bautizó (عَمَّدَهُ / הטבילו): Del árabe ʿammada, derivado del siríaco ʿmad (ܥܡܕ), "bautizar". En hebreo mishnaico se usa טבל (ṭabal), "sumergir", término técnico para la inmersión ritual. Cf. Peshitta: ܥܡܕ (ʿmad) en Mt 3:13-17.

  2. Puertas del cielo: Alusión a Gn 28:17 (שַׁעַר הַשָּׁמָיִם, sha'ar ha-shamayim), "puerta de los cielos", en la visión de Jacob. También cf. Ez 1:1.

  3. El Padre (الآبُ / האב): Término cristológico que refleja la teología trinitaria. En el NT griego: ὁ πατήρ (ho patēr).

  4. Cita combinada: Fusión de Mt 3:17, Mc 1:11 y Lc 3:22. Griego: "Οὗτός ἐστιν ὁ υἱός μου ὁ ἀγαπητός, ἐν ᾧ εὐδόκησα" (Houtos estin ho huios mou ho agapētos, en hō eudokēsa). Peshitta (Mt 3:17): ܗܢܐ ܗܘ ܒܪܝ ܚܒܝܒܐ ܕܒܗ ܐܨܛܒܝܬ (hānā hu berī ḥabībā d-beh eṣṭbīt). Eco de Is 42:1 (עַבְדִּי...בְּחִירִי רָצְתָה נַפְשִׁי, 'avdī...beḥīrī rāṣetā nafshī), "mi siervo...mi elegido, en quien se complace mi alma".

  5. Espíritu Santo (رُوحُ الْقُدُسِ / רוח הקודש): Árabe rūḥ al-quds; hebreo ruaḥ ha-qodesh. NT griego: τὸ πνεῦμα τὸ ἅγιον (to pneuma to hagion). Término frecuente en literatura rabínica (cf. m. Sotah 9:15).

  6. Forma de paloma: Mt 3:16, Mc 1:10, Lc 3:22, Jn 1:32. Griego: ὡσεὶ περιστερὰν (hōsei peristeran). Peshitta: ܐܝܟ ܝܘܢܐ (ayk yawnā). El texto árabe del Tathbit utiliza صُورَةٍ حَمَامَةٍ (ṣūrat ḥamāma, "forma de paloma"), mientras que la versión hebrea emplea בדמות יונה (be-demut yonah, "en semejanza de paloma"), reflejando terminología judía específica. La paloma (יוֹנָה, yonah) tiene profundo simbolismo en la literatura rabínica, particularmente en el contexto cosmogónico. En Talmud Bavli Jagigah 15a, Ben Zoma contempla la cercanía entre las aguas superiores e inferiores en la creación:

וְרוּחַ אֱלֹהִים מְרַחֶפֶת עַל פְּנֵי הַמָּיִם — כְּיוֹנָה שֶׁמְּרַחֶפֶת עַל בָּנֶיהָ וְאֵינָהּ נוֹגַעַת ("Y el Espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas — como una paloma que revolotea sobre sus polluelos sin tocarlos"). 

El verbo מְרַחֶפֶת (merajefet, "revolotear/cernirse") en Berreshit 1:2 es el mismo que aparece en el Tathbit árabe رَفَرَفَتْ (rafarafat, "aleteó/revoloteó") y en hebreo פרפרה (pirperah, "aleteó"), estableciendo una conexión directa entre el bautismo de Yeshú y la creación original.

Esta conexión es crucial para entender el origen judeo-cristiano de la fuente del Tathbit. La tradición judía interpretaba que el רוח אלהים (ruaj Elokim) se movía sobre las aguas primordiales "como una paloma", símbolo de la presencia divina creadora. El comentario Ben Yehoyada (siglo XVII) explica que las "aguas superiores" (מַיִם הָעֶלְיוֹנִים) y las "aguas inferiores" (מַיִם הַתַּחְתּוֹנִים) están separadas por "tres dedos" (שָׁלֹשׁ אֶצְבָּעוֹת), precisamente por el cernirse del Espíritu en forma de paloma que "no toca" pero mantiene la conexión entre los mundos superior e inferior.

La fuente judeo-cristiana detrás del Tathbit parece haber preservado esta exégesis: así como en Gn 1:2 el רוח אלהים descendió como paloma sobre las aguas de la creación, en el Jordán el רוח הקודש (ruaj ha-qodesh) descendió como paloma sobre Yeshú, marcando una "nueva creación". El uso de ורד (va-yarad, "descendió") en el texto hebreo del Tathbit y نَزَلَ (nazala, "descendió") en árabe refuerza esta teología: no es simplemente una aparición, sino un descenso cósmico comparable al acto creador primordial. La formulación ופרפרה על ראש ישו (u-firperah 'al rosh Yeshu, "y aleteó sobre la cabeza de Yeshú") replica exactamente el lenguaje de Gn 1:2 aplicado ahora al evento bautismal, sugiriendo que la fuente judeo-cristiana interpretaba el bautismo como el momento en que Yeshú fue constituido agente de una nueva creación mediante el mismo Espíritu que "revoloteaba sobre las aguas" en el principio.

Esta exégesis tipológica (creación original → bautismo) es característica del pensamiento judeo-cristiano temprano y explica por qué tanto la versión árabe como hebrea del Tathbit preservan cuidadosamente el lenguaje técnico de Gn 1:2.

  1. Yeshú (يش״و / יש״ו): Forma abreviada polémica del nombre Jesús (ישוע, Yeshua), usada en literatura judeo-polémica medieval. El acrónimo puede interpretarse como ימח שמו וזכרו (yimmaḥ shemo ve-zikhro), "que sea borrado su nombre y su memoria".

  2. Dios el Hijo (اللَّهُ الإِبْنُ / האלוה הבן): Formulación trinitaria. Crítica del argumento cristiano sobre la distinción de personas.

  3. Argumento polémico: ʿAbd al-Jabbār señala la separación de funciones como evidencia contra la unidad divina, argumentando que acciones distintas implican esencias distintas, contradiciendo la doctrina trinitaria.

  4. Hijo de José: Cf. Lc 3:23, "siendo hijo, según se creía, de José" (υἱός, ὡς ἐνομίζετο, Ἰωσήφ). También Jn 1:45, 6:42. La filiación davídica mesiánica se traza a través de José (Mt 1:1-16).

  5. Voz desde el cielo (الصَّوْتُ مِنَ السَّمَاءِ / הקול מן השמים): Hebreo técnico: bat qol (בַּת קוֹל), "hija de la voz", término rabínico para revelación divina post-profética (cf. b. Berakhot 17b, b. Eruvin 13b). Griego: φωνὴ ἐκ τῶν οὐρανῶν (phōnē ek tōn ouranōn).

  6. Hijo de Dios el Altísimo (ابْنُ اللهِ تَعَالَى / בן האלוהים): Árabe ibn Allāh ta'ālā. Título cristológico que ʿAbd al-Jabbār critica. Griego: υἱὸς τοῦ θεοῦ (huios tou theou).

  7. José el carpintero (يُوسُفَ النَّجَّارِ / יוסף הנגר): Mt 13:55, "¿No es este el hijo del carpintero?" (οὐχ οὗτός ἐστιν ὁ τοῦ τέκτονος υἱός;). Mc 6:3 lo llama carpintero directamente. Peshitta usa ܢܓܪܐ (naggārā), "carpintero".

  8. Treinta años: Lc 3:23, "Jesús mismo al comenzar su ministerio era como de treinta años" (Ἰησοῦς...ὡσεὶ ἐτῶν τριάκοντα). Edad significativa: edad mínima para el servicio levítico (Nm 4:3) y para el ministerio público según convenciones judías.

  9. Según la afirmación de los cristianos (بِزَعْمِ النَّصَارَى / לטענת הנוצרים): Fórmula polémica distanciadora típica de ʿAbd al-Jabbār, indicando escepticismo sobre la veracidad de la narrativa cristiana.


Nota metodológica:

Estos pasajes provienen del Tathbīt dalā'il al-nubuwwa (Confirmación de las pruebas de la profecía) del teólogo mu'tazilí ʿAbd al-Jabbār ibn Aḥmad al-Hamadānī (935-1025), una obra fundamental de polémica anti-cristiana compuesta en el contexto iraní-oriental del Islam medieval.

Lo particularmente significativo es que Ibn Ḥazm de Córdoba (994-1064) presenta argumentos polémicos notablemente similares en su Kitāb al-Fiṣal, lo cual sugiere tres posibilidades fascinantes:

  1. Fuente común judeo-cristiana: Tanto ʿAbd al-Jabbār en Oriente como Ibn Ḥazm en al-Andalus podrían haber tenido acceso a una tradición polémica judeo-cristiana compartida, posiblemente de origen siríaco o greco-siríaco, que circulaba en ambos extremos del mundo islámico.

  2. Tradición polémica andalusí independiente: La presencia de comunidades mozárabes y judías en al-Andalus (994-1064) habría proporcionado a Ibn Ḥazm acceso directo a fuentes cristianas y posiblemente a literatura polémica judía anti-cristiana que contenía los mismos argumentos sobre la contradicción trinitaria en el bautismo de Yeshú.

  3. Red de transmisión: La similitud argumentativa podría indicar una red de transmisión de material polémico que conectaba los centros intelectuales del Islam oriental (Rayy, Bagdad) con los occidentales (Córdoba, Sevilla) durante los siglos X-XI.

Esta convergencia es crucial para entender la circulación de literatura polémica interreligiosa en el período medieval y sugiere que existían fuentes judeo-cristianas críticas del cristianismo niceno que fueron aprovechadas independientemente por polemistas musulmanes en contextos geográficos distantes.


La cristología adopcionista preservada en el Tathbīt no constituye evidencia favorable a Yeshú, sino su refutación más devastadora. Mientras que los sectarios de Raíces Hebreas intentan rescatar a Yeshú presentándolo como observante auténtico de la Torah mediante las genealogías canónicas, el testimonio judeo-cristiano del Tathbīt expone una contradicción interna aún más demoledora: si Yeshú requería transformación ontológica mediante voz celestial, una Bat-Kol, para ser reconocido como "hijo de Dios", entonces su naturaleza intrínseca era la de un hombre común sin credenciales mesiánicas inherentes. Esta cristología adopcionista contradice frontalmente los requisitos del Tana”j para el Mashiaj establecidos en Yeshayahu 11:1-2, donde el Mashiaj auténtico debe nacer ya dotado del רוּחַ יְהֹוָה (ruaj Adonai, Espíritu del Eterno) desde su nacimiento:

"וְיָצָ֥א חֹ֖טֶר מִגֵּ֣זַע יִשָׁ֑י וְנֵ֖צֶר מִשָּׁרָשָׁ֥יו יִפְרֶֽה׃ וְנָחָ֥ה עָלָ֖יו ר֣וּחַ יְהֹוָ֑ה" 

(Y saldrá una vara del tronco de Yishai, y un vástago de sus raíces fructificará. Y reposará sobre él el Espíritu del Eterno). 

El verbo וְנָחָה (ve-najah, "y reposará") en perfecto consecutivo indica acción continua desde el momento del nacimiento, no descenso posterior mediante evento transformador. El Mashiaj legítimo no requiere eventos transformadores externos porque su identidad mesiánica deriva de su esencia davídica inherente desde el nacimiento, manifestada en la permanencia continua del ruaj sobre él.

El análisis filológico del verbo árabe رَفَرَفَتْ (rafarafat, "aleteó") y su equivalente hebreo פרפרה (pirperah) que conectan el descenso del Pneuma con Bereshit 1:2 expone una distorsión hermenéutica fundamental que revela el carácter de minut (herejía sectaria) de la exégesis judeo-cristiana. La tradición preservada en Talmud Bavli Jagigah 15a establece el contexto de la enseñanza de Ben Zoma sobre las aguas primordiales:

אָמַר רַבִּי יוֹחָנָן: מַאי דִּכְתִיב "אַל תִּתֵּן אֶת פִּיךָ לַחֲטִיא אֶת בְּשָׂרֶךָ"? זֶה בֶּן זוֹמָא. תָּנוּ רַבָּנַן: מַעֲשֶׂה בְּבֶן זוֹמָא שֶׁהָיָה עוֹמֵד עַל גַּב מַעֲלָה בְּהַר הַבַּיִת, וְרָאָהוּ רַבִּי יְהוֹשֻׁעַ וְשָׁאַל לִשְׁלוֹמוֹ פַּעַם אַחַת וּשְׁתַּיִם וְלֹא הֶחֱזִיר לוֹ. בַּשְּׁלִישִׁית הֶחֱזִיר לוֹ בְּבֶהָלָה. אָמַר לוֹ: מַה זֶּה בֶּן זוֹמָא? מֵהֵיכָן וּלְהֵיכָן? אָמַר לוֹ: הָיִיתִי מִסְתַּכֵּל בְּמַעֲשֵׂה בְרֵאשִׁית, וְאֵין בֵּין מַיִם הָעֶלְיוֹנִים לַתַּחְתּוֹנִים אֶלָּא שְׁלֹשָׁה אֶצְבָּעוֹת בִּלְבַד, שֶׁנֶּאֱמַר: "וְרוּחַ אֱלֹהִים מְרַחֶפֶת עַל פְּנֵי הַמָּיִם" — כְּיוֹנָה שֶׁמְּרַחֶפֶת עַל בָּנֶיהָ וְאֵינָהּ נוֹגַעַת.

(Rabí Yojanán dijo: ¿Qué significa lo que está escrito "No permitas que tu boca haga pecar a tu carne"? Esto se refiere a Ben Zoma. Los Rabanan enseñaron: Sucedió que Ben Zoma estaba parado en lo alto de una escalera en el Monte del Templo, y Rabí Yehoshua lo vio y lo saludó una y dos veces pero él no le respondió. A la tercera vez le respondió con perturbación. Le dijo: ¿Qué pasa Ben Zoma? ¿De dónde vienes y adónde vas? Le respondió: Estaba contemplando la Obra de la Creación, y no hay entre las aguas superiores y las inferiores sino tres dedos solamente, como está dicho: "Y el Espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas" — como una paloma que revolotea sobre sus polluelos sin tocarlos.)

El contexto completo de esta sugiyá es absolutamente crítico para comprender la distorsión hermenéutica judeo-cristiana. Ben Zoma estaba involucrado en especulación mística peligrosa sobre ma'aseh bereshit (מַעֲשֵׂה בְרֵאשִׁית, la Obra de la Creación), uno de los temas esotéricos prohibidos para estudio público según Mishnah Jagigah 2:1:

 "אֵין דּוֹרְשִׁין בַּעֲרָיוֹת בִּשְׁלֹשָׁה. וְלֹא בְמַעֲשֵׂה בְרֵאשִׁית בִּשְׁנַיִם. וְלֹא בַמֶּרְכָּבָה בְּיָחִיד" (No se expone sobre las uniones prohibidas ante tres, ni sobre la Obra de la Creación ante dos, ni sobre la Merkavah ante uno solo). 

Ben Zoma había transgredido estas restricciones halájicas y como consecuencia perdió su equilibrio mental, como el Talmud concluye inmediatamente después:

"אָמַר רַבִּי יְהוֹשֻׁעַ לְתַלְמִידָיו: עֲדַיִן בֶּן זוֹמָא מִבַּחוּץ" (Rabí Yehoshua dijo a sus discípulos: Ben Zoma todavía está afuera). 

La frase "מִבַּחוּץ" (mi-bajutz, "desde afuera") es una expresión técnica talmúdica que significa que Ben Zoma había perdido su conexión con la realidad, había sido expulsado del mundo de la cordura rabínica. El contexto completo es una advertencia contra especulación mística descontrolada que conduce a minut.

La fuente judeo-cristiana del Tathbīt apropió superficialmente la exégesis de Ben Zoma sobre el רוּחַ אֱלֹהִים (ruaj Elokim) revoloteando como paloma sobre las aguas primordiales, pero divorció completamente esta exégesis de su contexto talmúdico de advertencia contra especulación herética. Más devastador aún, la fuente judeo-cristiana invirtió perversamente el significado de la exégesis: mientras que en el contexto talmúdico la imagen de la paloma que "revolotea sin tocar" (מְרַחֶפֶת וְאֵינָהּ נוֹגַעַת, merajefet ve-einah noga'at) ilustra la trascendencia absoluta del ruaj Elokim que mantiene las aguas separadas sin unirse materialmente con ellas, la exégesis judeo-cristiana transformó esta imagen en validación de encarnación: el Pneuma descendiendo corporalmente (ϲωματικω ειδι, sōmatikō eidei, "en forma corporal" según Lucas 3:22) como paloma sobre Yeshú. Esta inversión constituye exactamente el tipo de distorsión hermenéutica que caracteriza al minut.

El fenómeno de apropiación herética de tradiciones rabínicas que la fuente judeo-cristiana del Tathbīt ejemplifica representa precisamente el tipo de minut (מִינוּת, herejía sectaria) más peligrosa: aquella que demuestra conocimiento superficial de enseñanzas rabínicas auténticas pero las distorsiona para validar doctrinas fundamentalmente incompatibles con la Torah. La fuente del Tathbīt demuestra conocimiento de la exégesis talmúdica de Ben Zoma sobre merajefet, utiliza terminología técnica halájica correcta (רוח הקודש, ruaj ha-qodesh; בת קול, bat kol), y aplica hermenéutica tipológica aparentemente sofisticada conectando Bereshit 1:2 con el evento bautismal. Precisamente esta apariencia de erudición rabínica auténtica hace que esta forma de minut sea especialmente seductora y peligrosa: utiliza terminología y conceptos genuinos del judaísmo para hacer creer a los incautos que sus doctrinas heréticas tienen fundamento en tradiciones rabínicas legítimas, cuando en realidad invierte perversamente el significado de estas tradiciones para validar una cristología que contradice fundamentalmente el monoteísmo estricto de la Torah y los requisitos mesiánicos contenidos en el Tana”j.

La distorsión específica se manifiesta en cómo la exégesis judeo-cristiana interpreta el verbo מְרַחֶפֶת (merajefet). En el contexto talmúdico, este verbo derivado de la raíz רחף (r-j-f, "cernerse, flotar, revolotear") enfatiza movimiento sin contacto físico directo, ilustrando la trascendencia divina que mantiene separación ontológica entre el Creador y la creación. El símil "כְּיוֹנָה שֶׁמְּרַחֶפֶת עַל בָּנֶיהָ וְאֵינָהּ נוֹגַעַת" (ke-yonah she-merajefet 'al baneha ve-einah noga'at, "como paloma que revolotea sobre sus polluelos sin tocarlos") utiliza el verbo נוֹגַעַת (noga'at, "tocar") negado con אֵינָהּ (einah, "no") para enfatizar ausencia de contacto material. La madre paloma mantiene proximidad protectora con sus polluelos pero sin contacto físico directo, preservando distinción entre madre y crías. Esta imagen ilustra cómo el ruaj Elokim mantiene y sustenta la creación desde trascendencia absoluta sin mezclarse materialmente con ella. Sin embargo, la exégesis judeo-cristiana subvierte precisamente este énfasis en trascendencia y no-contacto al afirmar que el Pneuma descendió "ϲωματικω ειδι ωϲ περιϲτεραν" (sōmatikō eidei hōs peristeran, "en forma corporal como paloma") sobre Yeshú. El adjetivo griego ϲωματικω (sōmatikō) deriva de σῶμα (sōma, "cuerpo"), enfatizando materialidad física, exactamente lo opuesto de la trascendencia sin contacto que el símil talmúdico pretende ilustrar.

La inversión hermenéutica se profundiza cuando examinamos la función teológica de la tipología creacional en contextos judíos versus judeo-cristianos. En hermenéutica midrashica auténtica, la tipología entre Bereshit 1:2 y eventos posteriores enfatiza continuidad de la acción creadora divina trascendente: así como el ruaj Elokim sustentaba la creación desde trascendencia absoluta sin encarnarse ni materializarse, así también HaShem continúa sustentando el mundo sin inmanencia material. El Midrash Bereshit Rabbah 2:4 desarrolla esta exégesis:

"וְרוּחַ אֱלֹהִים מְרַחֶפֶת, זֶה רוּחוֹ שֶׁל מֶלֶךְ הַמָּשִׁיחַ, הֵיאַךְ מָה דְאַתְּ אָמַר (ישעיה יא, ב): וְנָחָה עָלָיו רוּחַ ה'

("Y el Espíritu de Dios se cernía" — Este es el espíritu del Rey Mashiaj, como está dicho: "Y reposará sobre él el Espíritu de HaShem" [Yeshayahu 11:2].)

Esta exégesis midrashica conecta tipológicamente el ruaj Elokim de Bereshit 1:2 con el ruaj que reposará sobre el Mashiaj futuro, pero crucialmente mantiene la distinción ontológica: el ruaj permanece como atributo divino trascendente que "reposa sobre" (נָחָה עָלָיו, najah 'alav) el Mashiaj sin identificarse ontológicamente con él. El Mashiaj recibe el ruaj como dotación divina permanente desde su nacimiento davídico, no mediante descenso transformador posterior que lo constituya como algo distinto de lo que era antes. La exégesis judeo-cristiana, en contraste, interpreta el descenso del Pneuma como constitución ontológica nueva que transforma a Yeshú de hijo ordinario de carpintero en "hijo de Dios", invirtiendo perversamente la tipología midrashica para validar una cristología adopcionista que contradice los requisitos del Tana"j para el Mashiaj.

La distorsión hermenéutica se vuelve aún más evidente cuando examinamos la terminología aramea del Targum sobre Bereshit 1:2. El Targum Onkelos traduce "וְרוּחַ אֱלֹהִים מְרַחֶפֶת עַל־פְּנֵי הַמָּיִם" como "וְרוּחָא מִן קֳדָם יְיָ מְנַשְּׁבָא עַל אַפֵּי מַיָּא" (ve-rujah min qodam Adonai menasheva 'al appei mayya, "y el espíritu de delante del Eterno soplaba sobre la faz de las aguas"). El Targum sustituye מְרַחֶפֶת (merajefet) con מְנַשְּׁבָא (menasheva, "soplaba"), derivado de נשב (n-sh-b, "soplar"), enfatizando el ruaj como viento o aliento divino incorpóreo. La frase "מִן קֳדָם יְיָ" (min qodam Adonai, "de delante del Eterno") establece origen trascendente sin sugerir descenso material o encarnación. El Targum Pseudo-Yonatan elabora: "וְרוּחָא דְרַחֲמִין מִן קֳדָם יְיָ מְנַשְּׁבָא עַל אַפֵּי מַיָּא" (ve-rujah de-rajamin min qodam Adonai menasheva 'al appei mayya, "y el espíritu de misericordia de delante del Eterno soplaba sobre la faz de las aguas"), añadiendo "דְרַחֲמִין" (d’rajamin, "de misericordia") para enfatizar que el ruaj representa el atributo divino de compasión, no una entidad hipostática separada susceptible de "descender" materialmente. La tradición targúmica consciente y deliberadamente evita lenguaje que pudiera sugerir descenso material o corporalización del ruaj precisamente para prevenir distorsiones del tipo que la exégesis judeo-cristiana perpetra.

La fuente judeo-cristiana del Tathbīt, al preservar la formulación "וירד רוח הקודש בדמות יונה, ופרפרה על ראש ישו" (ve-yarad ruaj ha-qodesh be-demut yonah, u-firperah 'al rosh Yeshu, "y descendió el Espíritu Santo en semejanza de paloma, y aleteó sobre la cabeza de Yeshú"), viola múltiples principios hermenéuticos fundamentales de la exégesis rabínica auténtica. Primero, el verbo ירד (yarad, "descender") implica movimiento local espacial de posición superior a inferior, aplicando categorías físicas al ruaj divino de manera que contradice su trascendencia absoluta. El Rambam en Moreh Nevujim 1:26 advierte explícitamente contra atribuir movimiento literal a HaShem:

"כבר הוכח שכל דבר נע הוא בלי ספק בעל גודל (פיזי), הניתן לחלוקה. ועוד יוכח שהוא יתעלה אינו בעל גודל ולכן אין לו תנועה...על כן כל אותם מונחים המורים על כל המינים של תנועות בעלי החיים...ואין ספק שעם הסתלקות הגשמות יסתלקו כל אלה, כלומר ירד ועלה והלך ונצב ועמד וסבב וישב ושכן ויצא ובא ועבר וכל הדומה לכך" (Ya se demostró que todo lo que se mueve es sin duda [algo] con magnitud física, susceptible de división. Y además se demostrará que Él, exaltado sea, no posee magnitud y por lo tanto no tiene movimiento...Por consiguiente, todos aquellos términos que indican todos los tipos de movimientos de los seres animados...no hay duda de que con la eliminación de la corporeidad se eliminan todos estos, es decir: descendió, ascendió, anduvo, se paró, estuvo de pie, rodeó, se sentó, habitó, salió, vino, pasó y todo lo semejante a ello). 

La exégesis judeo-cristiana viola este principio al literalizar el "descenso" del ruaj ha-qodesh como evento espacio-temporal observable. Segundo, la frase "בדמות יונה" (be-demut yonah, "en semejanza de paloma") corporaliza el ruaj mediante forma aviar visible, contradiciendo la incorporeidad absoluta de todo lo divino establecida en los Trece Principios de Fe del Rambam: "השלישי, שאין לו דמות הגוף" (El tercero [principio]: que Él no tiene semejanza corporal). Tercero, la especificación "על ראש ישו" ('al rosh Yeshu, "sobre la cabeza de Yeshú") localiza espacialmente el ruaj divino en relación con un ser humano específico de manera que sugiere inmanencia material, violando la trascendencia absoluta de HaShem establecida en Yeshayahu 57:15:

 "כִּי כֹה אָמַר רָם וְנִשָּׂא שֹׁכֵן עַד וְקָדוֹשׁ שְׁמוֹ מָרוֹם וְקָדוֹשׁ אֶשְׁכּוֹן" (Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es Santo: En la altura y en la santidad habito).

La distorsión hermenéutica judeo-cristiana se revela aún más claramente cuando contrastamos su uso de la exégesis de Ben Zoma con el contexto halájico-teológico que el Talmud establece inmediatamente después de la historia de Ben Zoma. El Talmud Bavli Jagigah 15a continúa narrando las consecuencias desastrosas de los cuatro sabios que "entraron al Pardes" (פַּרְדֵּס, especulación mística esotérica):

"אַרְבָּעָה נִכְנְסוּ לַפַּרְדֵּס...בֶּן זוֹמָא הִצִּיץ וְנִפְגַּע" (Cuatro entraron al Pardes...Ben Zoma contempló y fue herido). 

El verbo נִפְגַּע (nifga', "fue herido/dañado") en forma nif'al indica daño pasivo sufrido como consecuencia de la especulación prohibida. Rashi explica: "נפגענִשְׁתַּטָּה" (nifga' — nishtattah, "fue herido — se volvió loco"). Ben Zoma perdió su cordura como consecuencia directa de violar las restricciones halájicas contra especulación mística descontrolada sobre ma'aseh bereshit. El Talmud presenta su exégesis sobre el ruaj merajefet como paloma no como modelo hermenéutico legítimo sino como ejemplo de especulación peligrosa que conduce a minut y locura. La fuente judeo-cristiana, al apropiarse de esta exégesis divorciada de su contexto talmúdico de advertencia, demuestra precisamente el carácter de minut mi-toj jojmah: conocimiento superficial de tradiciones rabínicas torcido para validar conclusiones heréticas.

Más devastador aún, la especificación en el Tathbīt de que el evento bautismal ocurrió "אחר שבא על ישו שלושים שנה" (ajar she-ba 'al Yeshu shloshim shanah, "después de que Yeshú cumpliera treinta años") expone que incluso según la propia tradición judeo-cristiana primitiva, Yeshú carecía completamente del ruaj ha-qodesh durante los primeros treinta años de su vida. Esta ausencia del ruaj durante tres décadas contradice fundamentalmente los requisitos tanájicos para el Mashiaj establecidos en Yeshayahu 11:2-3:

"וְנָחָה עָלָיו רוּחַ יְהֹוָה רוּחַ חָכְמָה וּבִינָה רוּחַ עֵצָה וּגְבוּרָה רוּחַ דַּעַת וְיִרְאַת יְהֹוָה. וַהֲרִיחוֹ בְּיִרְאַת יְהֹוָה וְלֹא־לְמַרְאֵה עֵינָיו יִשְׁפּוֹט וְלֹא־לְמִשְׁמַע אׇזְנָיו יוֹכִיחַ" (Y reposará sobre él el Espíritu del Eterno, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Eterno. Y le hará oler en el temor del Eterno, y no juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá según el oír de sus oídos). 

El verbo וְנָחָה (ve-najah, "y reposará") indica reposo permanente y estable del ruaj sobre el Mashiaj, no transformación ontológica que lo convierte en algo que no era antes. El Talmud Bavli Sanhedrín 93b elabora sobre la capacidad distintiva del Mashiaj derivada de este ruaj:

"מָשִׁיחַ, דִּכְתִיב: וְנָחָה עָלָיו רוּחַ ה׳ רוּחַ חׇכְמָה וּבִינָה רוּחַ עֵצָה וּגְבוּרָה רוּחַ דַּעַת וְיִרְאַת ה׳ וְגוֹ׳, וּכְתִיב: וַהֲרִיחוֹ בְּיִרְאַת ה׳. רָבָא אָמַר: דְּמוֹרַח וְדָאֵין" (El Mashiaj, como está escrito: Y reposará sobre él el Espíritu del Eterno, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Eterno, y está escrito: Y le hará oler en el temor del Eterno. Ravá dijo: Que huele y juzga). 

La capacidad de "מוֹרַח וְדָאֵין" (moraj ve-da'in, "huele y juzga") significa que el Mashiaj poseerá discernimiento espiritual sobrenatural que le permite conocer la verdad sin depender de testimonio visual o auditivo, juzgando mediante percepción directa derivada del ruaj que reposa sobre él. Esta capacidad presupone que el Mashiaj debe manifestar desde su adultez las cualidades inherentes que lo capacitan para recibir y ejercer el ruaj Adonai: descendencia davídica legítima verificable a través de Shlomoh, crianza en Torah desde la infancia, y demostración progresiva de sabiduría, consejo y temor del Eterno que lo distinguen como recipiente apropiado del ruaj.

La admisión judeo-cristiana de que Yeshú carecía del ruaj hasta los treinta años, viviendo como hijo ordinario de carpintero sin manifestar la capacidad de "מוֹרַח וְדָאֵין" ni sabiduría, consejo, poder, conocimiento o temor del Eterno superiores que lo distinguieran del resto de la humanidad, constituye confesión involuntaria de que no cumplía los requisitos mesiánicos tanájicos fundamentales. La narrativa del Tathbīt confirma explícitamente que durante esas tres décadas "והיו האנשים לא מסתפקים שהוא בן הנגר" (ve-hayu ha-anashim lo mistapqim she-hu ben ha-nagar, "y la gente no dudaba de que él era hijo del carpintero"), indicando que nada en su conducta, sabiduría o capacidades lo distinguía como portador del ruaj Adonai o poseedor del discernimiento sobrenatural característico del Mashiaj. Un hombre que vive treinta años sin el ruaj, sin la capacidad de "מוֹרַח וְדָאֵין", sin manifestar las seis bendiciones espirituales enumeradas en Yeshayahu 11:2, y luego súbitamente "adquiere" estas cualidades mediante “voz celestial” y descenso corpóreo de pneuma en forma de paloma, no es el Mashiaj profetizado sino un impostor que experimenta transformación adopcionista incompatible con los criterios de la Torah para identificar al redentor davídico auténtico.

La reconstrucción del texto judeo-cristiano primitivo basada en los fragmentos preservados en el Tathbīt I:160-163 y 3:732-734 revela cómo la tradición textual que eventualmente decantó en el griego de Lucas 3:21-23 carecía originalmente de la genealogía interpolada posteriormente. El texto árabe reconstruido que preserva la fuente judeo-cristiana habría contenido:

"وَلَمَّا عَمَّدَهُ يُوحَنَّا فِي الْأُرْدُنِّ، تَفَتَّحَتْ أَبْوَابُ السَّمَاءِ وَنَادَى صَوْتٌ مِنَ السَّمَاءِ: هَذَا ابْنِي وَحَبِيبِي الَّذِي سُرَّتْ بِهِ نَفْسِي. وَنَزَلَ رُوحُ الْقُدُسِ فِي صُورَةِ حَمَامَةٍ، وَرَفْرَفَ عَلَى رَأْسِهِ. وَكَانَ يَشُوعُ ابْنَ ثَلَاثِينَ سَنَةً، وَكَانَ النَّاسُ يَرَوْنَ أَنَّهُ ابْنُ يُوسُفَ النَّجَّارِ" 

(Y cuando Yojanán lo bautizó en el Jordán, se abrieron las puertas del cielo y proclamó una voz desde el cielo: Este es mi hijo y mi amado en quien se complace mi alma. Y descendió el Espíritu Santo en semejanza de paloma, y revoloteó sobre su cabeza. Y Yeshu era hijo de treinta años, y la gente veía que él era hijo de Yosef el carpintero), 

Mientras que la versión aramea galileo correspondiente habría preservado:

"וְכַד אַעְמְדֵהּ יוֹחָנָן בְּיַרְדְּנָא، אִתְפְּתַחוּ תַּרְעֵי שְׁמַיָּא וּקְרָא קָלָא מִן שְׁמַיָּא: דֵּין בְּרִי וְחַבִּיבִי דִּי רְעַוַת בֵּהּ נַפְשִׁי. וּנְחַת רוּחָא דְקוּדְשָׁא בִּדְמוּת יוֹנָא, וְרַחֵף עַל רֵישֵׁהּ. וַהֲוָה יֵשׁוּ בַּר תְּלָתִין שְׁנִין، וַהֲווֹ אֲנָשָׁא חָזֵן דְּהוּא בַר יוֹסֵף נַגָּרָא". 

Esta tradición judeo-cristiana primitiva preservada en el Tathbīt coincide notablemente con la lectura adopcionista del Codex Bezae (D05, siglo quinto) en Lucas 3:22, folio 195v, que presenta:

"ϋιος μου ει συ εγω σημερον γεγεννηκα σε" 

(‘Hijo mío eres tú, yo hoy te he engendrado’), 

Citando directamente Tehilim 2:7, en lugar de la lectura del Codex Sinaiticus "συ ει ο υιος μου ο αγαπητος εν σοι ευδοκησα" (“Tú eres mi hijo, el amado; en ti me complací”). La variante adopcionista del Codex Bezae, atestiguada también por Justino Mártir en Diálogo con Trifón 88 y 103, Clemente de Alejandría, Metodio, Lactancio, Juvenco, Hilario, Fausto el Maniqueo y ocasionalmente por Agustín, representa el estrato textual más primitivo que preservaba cristología adopcionista explícita donde Yeshu fue "engendrado" como hijo de Dios en el momento del bautismo, no antes. 

El testimonio de Justino Mártir es especialmente significativo porque preserva evidencia de que esta lectura adopcionista derivaba de fuentes evangélicas judeo-cristianas primitivas, probablemente el Evangelio de los Hebreos. En Diálogo con Trifón 88 y 103, Justino cita explícitamente la lectura adopcionista como procedente de "τοις απομνημονεύμασι των Αποστόλων" (tois apomnēmoneumasin tōn Apostolōn, "las memorias de los Apóstoles"), su designación técnica para los evangelios que utilizaba: 

"Και γαρ ουτος ο διάβολος αμα τω αναβηναι αυτον απο του ποταμου του Ιορδάνου της φωνης αυτω λεχθείσης Υιός μου εἶ σύ · εγω σήμερον γεγέννηκά σε ' εν τοις απομνημονεύμασι των Αποστόλων γέγραπται προσελθων αυτω και πειράζων μέχρι του ειπειν αυτω 'Προσκυνησον μοι'" (Pues este diablo, al mismo tiempo que él subió del río Jordán, después de que la voz le fue dicha "Hijo mío eres tú, yo hoy te he engendrado", está registrado en las Memorias de los Apóstoles que vino a él y lo tentó hasta decirle "Adórame"). 

La fórmula "εν τοις απομνημονεύμασι των Αποστόλων γέγραπται" (en tois apomnēmoneumasin tōn Apostolōn gegraptai, "está registrado en las memorias de los Apóstoles") indica que Justino no estaba citando de memoria ni parafraseando, sino transcribiendo literalmente de un texto evangélico escrito que contenía la lectura adopcionista "Υιός μου εἶ σύ · εγω σήμερον γεγέννηκά σε". Agustín confirma la existencia de esta tradición textual en De Consensu Evangelistarum II.14, donde menciona que la lectura: "Filius meus es tu, ego hodie genui te" (Tú eres mi hijo, yo hoy te he engendrado) "inveniebatur in quibusdam codicibus" (se encontraba en algunos códices), aunque añade defensivamente que "in antiquioribus codicibus Graecis non ita positum esse dicebatur" (se decía que no estaba así puesto en los códices griegos más antiguos), una afirmación apologética destinada a desacreditar la variante adopcionista precisamente porque amenazaba la cristología nicena de preexistencia divina. Sin embargo, la evidencia manuscrita y patrística convergente (Codex Bezae, Vetus Latina, Justino, Clemente, Metodio, Lactancio, Juvenco, Hilario, el propio Agustín en Enchiridion ad Laurentium XLIX donde cita la variante sin comentario crítico) demuestra que la lectura adopcionista no era corrupción tardía sino tradición textual primitiva ampliamente atestiguada que fue progresivamente suprimida cuando la cristología adopcionista se volvió inaceptable para la ortodoxia nicena emergente. La conexión que Justino establece entre la voz bautismal adopcionista y la tentación inmediatamente posterior sugiere que su fuente evangélica (probablemente una versión del Evangelio de los Hebreos o tradición textual relacionada) presentaba el bautismo como momento de constitución ontológica de Yeshu como "hijo de Dios" seguido inmediatamente por la tentación satánica que pretendía desviar al recién "engendrado" hijo de Dios de su misión, una secuencia narrativa que presupone cristología adopcionista donde la identidad divina de Yeshu comienza en el bautismo, no antes.

Esta lectura adopcionista fue posteriormente suprimida por razones cristológicas cuando la iglesia nicena consolidó doctrinas de preexistencia divina, siendo reemplazada por la lectura armonizada con Mateo 3:17 y Marcos 1:11 que aparece en el Codex Sinaiticus y la mayoría de manuscritos. La transición textual de Lucas 3:21-22 a 3:23 en los manuscritos griegos revela la interpolación redaccional: el Codex Sinaiticus, folio 230b presenta: 

"και αυτοϲ ην ιϲ  αρχομενοϲ ωϲει ετων λ  ων ˙ ϋϊοϲ ωϲ ενομιζετο ιωϲηφʼ του ηλει" (Y él mismo era IeSou, comenzando de unos treinta años, siendo —según se creía— Hijo de Iosef, del Helei), 

Donde la cláusula "ως ενομιζετο" (hōs enomizeto, "según se creía") funciona como bisagra redaccional que introduce distancia entre la paternidad josefina afirmada públicamente y la concepción virginal narrada en Lucas 1-2, permitiendo luego la inserción de la genealogía en 3:23-38. Esta lectura, presente en la mayoría de los manuscritos, contrasta con la variante textual preservada en el Codex Bezae (Gregory-Aland Dea/05), un manuscrito bilingüe griego-latino de los cuatro Evangelios y Hechos, datado entre finales del siglo IV y principios del siglo V, preservado en la Cambridge University Library (MS Nn.2.41). El manuscrito fue copiado por un único escriba entrenado principalmente en la copia de textos latinos, lo que se refleja en características del griego como la omisión frecuente del artículo y el uso arcaico de nomina sacra. La genealogía de Jesús en el Evangelio de Lucas (ff. 195v-197) aparece en orden inverso para conformarse más estrechamente con la de Mateo. El códice fue presentado a la Universidad de Cambridge por Theodore Beza en 1581, después de su descubrimiento en el monasterio de San Ireneo en Lyon (1562), donde probablemente permaneció desde el siglo IX. La lectura textualmente significativa del Codex Bezae en 3:23

"ιδην δε ιης ως ετων · λ · αρχομενος ως ενομειζετο ειναι 

υιος      ιωσηφ

του   <εγενετο>   ιακωβ

erat autem IHS quasi annorum XXX

incipiens ut videbatur esse 

filius IOSEPH 

qui fuit IACOB

(Y era IESu como de treinta años al comenzar [su ministerio], siendo considerado hijo de Iosef, del [cual] <fue engendrado> [por] Iakob).

-Almany, E. (2025). Codex Bezae Cantabrigiensis [Traducción al español de Lucas 3:23]. Manuscrito griego-latino, Cambridge University Library, MS Nn.2.41, ff. 195v-197. Texto original: finales del siglo IV o principios del siglo V; hojas de reemplazo: siglo IX (Lyon).

Donde la adición del verbo "εγενετο" (egeneťo, "fue engendrado/llegó a ser") antes de Iakob sugiere que el redactor del Codex Bezae intentó crear transición genealógica, pero significativamente omite el nombre "Helei" que aparece en todos los demás manuscritos, presentando directamente "Iakob" como el ancestro inmediato, lo cual contradice tanto la genealogía lucana estándar como la mateana. 

El problema de las dos genealogías irreconciliables generó desde el siglo II-III d.C. intentos de armonización patrística que los sectarios nazarenos/natzratim han resucitado anacrónicamente como si fueran "tradiciones orales primitivas". Sexto Julio Africano (c. 160-240 d.C.), en su Carta a Aristides preservada por Eusebio de Cesarea (Historia Eclesiástica 1.7.1-17), propuso que Ya’acov (padre de Yosef según Mateo) y Elí/Helí (padre de Yosef según Lucas) eran hermanastros que compartían la misma madre pero tenían padres diferentes. Según esta teoría, cuando Elí murió sin hijos, Ya’acov cumplió la ley del levirato (Devarim 25:5-10) casándose con la viuda de Elí/Helí y engendrando a Yosef, quien sería hijo biológico de Ya’acov pero hijo legal de Elí/Helí. Esta hipótesis presenta problemas insolubles: primero, Julio Africano escribe 150-200 años después de la composición de los evangelios, no preservando "tradición oral primitiva" sino realizando apologética ad hoc frente a críticas judías y paganas sobre las contradicciones evangélicas. Segundo, para que el levirato funcione, Elí/Helí debería morir antes que Ya’acov, pero las genealogías presentan cadenas donde ambos son generaciones diferentes, no contemporáneos que pudieran casarse con la misma mujer. Tercero, incluso si aceptáramos que Yosef tiene dos "padres", esto no explica las 26-41 generaciones completamente diferentes entre David y Yosef en Mateo versus Lucas. Cuarto, ningún manuscrito del Nuevo Testamento, ninguna versión antigua, ningún Padre apostólico del siglo I-II menciona esta explicación. Finalmente, el Codex Bezae refuta esta hipótesis al sustituir directamente "Elí" por "Ya’acov" en el texto lucano, demostrando que el escriba no conocía o no aceptaba la teoría del levirato. Si Ya’acov y Elí/Helí fueran hermanos según "tradición oral", el Codex Bezae no habría eliminado a Elí/Helí del texto.

Otros apologistas modernos, popularizados desde el siglo XIX, proponen que Lucas 3:23-38 no traza la genealogía de Yosef sino la de María, interpretando "τοῦ Ἠλεί" como "suegro de José", haciendo de Elí/Helí el padre de María y Yosef su yerno. Esta interpretación carece completamente de apoyo manuscrito: todos los manuscritos antiguos griegos, latinos, siríacos y coptos dicen inequívocamente "Ἰησοῦς...ὢν υἱός, ὡς ἐνομίζετο, τοῦ Ἰωσὴφ τοῦ Ἠλεί" ("Jesús...siendo hijo, según se creía, de José, de Elí"), sin ninguna variante textual que mencione "de María" o "suegro". Las genealogías en el contexto judío del Segundo Templo se transmitían exclusivamente por línea paterna. La Mishná establece en Bava Batra 8:1-2: "סֵדֶר נְחָלוֹת כָּךְ הוּא...בֵּן קוֹדֵם לַבַּת, וְכָל יוֹצְאֵי יְרֵכוֹ שֶׁל בֵּן קוֹדְמִין לַבַּת. בַּת קוֹדֶמֶת לָאַחִין" ("El orden de las herencias es así...el hijo precede a la hija, y todos los descendientes del hijo preceden a la hija. La hija precede a los hermanos"). El mismo tratado especifica en 8:8: "יֵשׁ נוֹחֲלִין וּמַנְחִילִין...הָאָב אֶת הַבָּנִים וְהַבָּנִים אֶת הָאָב...הָאִשָּׁה אֶת בָּנֶיהָ...מַנְחִילִין וְלֹא נוֹחֲלִין" ("Hay quienes heredan y transmiten herencia...el padre de los hijos y los hijos del padre...la mujer a sus hijos...transmite herencia pero no hereda"). Esto establece que las mujeres no transmiten línea genealógica legal para efectos de herencia o reclamos mesiánicos. El manuscrito de Qumrán 4Q252 (Comentario sobre Génesis A), columna V, líneas 1-4, interpretando Génesis 49:10, declara: "[לוא] יסור שליט משבט יהודה...לוא יכרת יושב כסא לדויד כי המחקק היא ברית המלכות [ואל]פי ישראל...עד בוא משיח הצדק צמח דויד כי לו ולזרעו נתנה ברית מלכות עמו" ("[No] cesará el gobernante de la tribu de Judá...no será cortado el que se sienta en el trono de David, porque el cetro es el pacto del reino [y las mil]es de Israel...hasta que venga el Mesías de Justicia, el Vástago de David, porque a él y a su descendencia fue dada el pacto del reino de su pueblo"). La referencia explícita a "זרעו" (zar'o, "su descendencia/simiente") en masculino singular confirma que la sucesión mesiánica davídica se transmite patrilinealmente, nunca por línea materna. Una genealogía de María no tendría ningún valor para establecer descendencia davídica mesiánica. Además, Lucas 3:23 dice explícitamente "hijo de Yosef", y la cláusula "ὡς ἐνομίζετο" ("según se creía") califica la filiación josefina, no introduce una genealogía alternativa mariana. Lucas 1:36 llama a Isabel "συγγενίς" (syngenis, "parienta") de María, e Isabel es "de las hijas de Aarón" (Lc 1:5), estableciendo conexión levítica/sacerdotal para María, no davídica. El Codex Bezae nuevamente refuta esta hipótesis al escribir "υιος      ιωσηφ του   <εγενετο>   ιακωβ/filius IOSEPH qui fuit IACOB", estableciendo gramaticalmente que Yosef, no María, es el sujeto de la genealogía. Los sectarios nazarenos/natzratim recurren a estas teorías patrísticas tardías (siglos II-III) y medievales (siglos XVI-XIX) como si fueran "tradición oral judía primitiva", cuando en realidad son eiségesis apologéticas que intentan rescatar la historicidad de genealogías contradictorias mediante especulaciones hermenéuticas que los propios textos no sustentan. La variación textual del Codex Bezae demuestra que los escribas antiguos no conocían estas "tradiciones orales" armonizadoras, sino que estaban haciendo correcciones ad hoc en sus manuscritos para eliminar contradicciones evidentes.

Siendo así, esta confusión textual en el Codex Bezae expone que la genealogía no era parte estable del texto primitivo sino que fue insertada con variaciones y ajustes redaccionales inconsistentes en distintas tradiciones manuscritas. La ausencia total de genealogía en la tradición judeo-cristiana del Tathbīt que corresponde a Lucas 3:21-23 es devastadora: el texto concluye abruptamente con "وَكَانَ النَّاسُ يَرَوْنَ أَنَّهُ ابْنُ يُوسُفَ النَّجَّارِ" (“Y la gente veía que él era hijo de Yosef el carpintero”) sin transición alguna a lista genealógica, confirmando que la forma primitiva del evangelio carecía de Lucas 3:23-38. La ausencia de la fórmula "ως ενομιζετο" ("كَمَا كَانَ يُظَنُّ" (kamā kāna yuẓanu) / "como se pensaba/creía") en el Tathbīt es especialmente significativa: mientras que el texto griego canónico necesitó insertar esta cláusula distanciadora para reconciliar la paternidad josefina con la narrativa de concepción virginal de Lucas 1-2, el texto judeo-cristiano afirma directamente "והיו האנשים לא מסתפקים שהוא בן הנגר-وَكَانَ النَّاسُ لَا يَشْكُونَ أَنَّهُ ابْنُ النَّجَّارِ" (‘Y la gente no dudaba de que él era hijo del carpintero’) (Tathbīt 3:732-734.) sin ambigüedad ni distanciamiento, confirmando cristología adopcionista donde Yeshú era hijo carnal ordinario de Yosef hasta su transformación ontológica en el bautismo. La preservación del término profesional árabe النَّجَّارِ (al-najār) y arameo נַגָּרָא (nagara), ambos derivados del siríaco ܢܓܪܐ (nagārā) atestiguado en la Peshitta, como identificador social principal demuestra que la identidad comunitaria de Yeshu derivaba del oficio artesanal paterno, no de linaje davídico que habría generado identificación como בַר דָּוִד (bar David) en arameo o υἱὸς Δαυίδ (huios Dauid) en griego. Si Yeshu hubiera poseído credenciales genealógicas davídicas conocidas en su comunidad, la identificación pública habría sido precisamente por ese linaje real, no por la profesión manual de su padre. La convergencia entre la cristología adopcionista del Codex Bezae (variante "εγω σημερον γεγεννηκα σε" atestiguada por múltiples padres de la iglesia y la Vetus Latina) y la tradición judeo-cristiana del Tathbīt (ausencia de genealogía, afirmación directa de paternidad josefina sin "ως ενομιζετο") demuestra que el estrato textual más primitivo del evangelio lucano contenía cristología adopcionista explícita donde la filiación divina de Yeshu fue constituida en el bautismo, no heredada genealógicamente desde el nacimiento, haciendo completamente superflua y contradictoria la interpolación posterior de la genealogía en Lucas 3:23-38 que traza descendencia davídica hereditaria precisamente para fundamentar pretensiones mesiánicas que la cristología adopcionista primitiva no requería ni presuponía.

La cristología adopcionista del Tathbīt, lejos de "judaizar" a Yeshú, expone más claramente su descalificación mesiánica fundamental: el Mashiaj auténtico debe poseer el ruaj de manera que le permita ejercer "מוֹרַח וְדָאֵין" desde el momento en que asume su misión davídica, no adquirir este ruaj mediante metamorfosis ontológica que lo transforma de hombre común en algo radicalmente distinto a los treinta años de vida ordinaria.

La cristología adopcionista del Tathbīt, lejos de ofrecer una "alternativa más judía" al cristianismo niceno como algunos sectarios contemporáneos intentan argumentar, expone aún más claramente el carácter de minut del movimiento de Yeshú. Según Devarim 18:20, un profeta que presuma hablar en nombre de HaShem sin haber sido comisionado divinamente merece la muerte:

"אַ֣ךְ הַנָּבִ֡יא אֲשֶׁר֩ יָזִ֨יד לְדַבֵּ֜ר דָּבָ֣ר בִּשְׁמִ֗י אֵ֣ת אֲשֶׁ֤ר לֹֽא־צִוִּיתִיו֙ לְדַבֵּ֔ר...וּמֵ֖ת הַנָּבִ֥יא הַהֽוּא" (Pero el profeta que presuma hablar palabra en mi nombre que yo no le haya mandado hablar...ese profeta morirá). 

Si Yeshú era hombre ordinario, hijo carnal de Yosef el carpintero, durante los primeros treinta años de su vida como el Tathbīt confirma, entonces cualquier supuesta enseñanza o pretensión profética durante esos treinta años constituye presunción no autorizada que lo descalifica como navi sheker (נביא שקר, falso profeta). Más devastador aún, incluso después del supuesto descenso del Pneuma en el bautismo, la voz celestial que proclama "זה בני וחביבי אשר רצתה בו נפשי" (zeh beni ve-jabibi asher ratzah bo nafshi, "Este es mi hijo y mi amado en quien se complace mi alma") contradice el principio fundamental de que HaShem no comparte Su gloria con otro según Yeshayahu 42:8:

"אֲנִ֥י יְהֹוָ֖ה ה֣וּא שְׁמִ֑י וּכְבוֹדִי֙ לְאַחֵ֣ר לֹֽא־אֶתֵּ֔ן וּתְהִלָּתִ֖י לַפְּסִילִֽים" (Yo soy el Eterno, ese es mi nombre; y mi gloria a otro no la daré, ni mi alabanza a esculturas). 

La declaración de que Yeshú es "בני" (beni, "mi hijo") en sentido ontológico especial que lo distingue de todo otro ser humano implica compartir gloria divina con una criatura, violando el monoteísmo estricto de la Torah. Por lo tanto, la cristología adopcionista, en lugar de "judaizar" a Yeshú, expone que incluso en sus formas aparentemente más "judías" el movimiento de Yeshú constituye minut que desvía del camino de HaShem mediante apropiación herética de tradiciones rabínicas distorsionadas para validar doctrinas incompatibles con la Torah.

En síntesis, el testimonio del Tathbīt confirma irrefutablemente que Yeshú carecía de credenciales mesiánicas genealógicas y ontológicas. La ausencia total de genealogía en una fuente que demuestra conocimiento de exégesis talmúdica (aunque distorsionada heréticamente) prueba que las comunidades judeo-cristianas primitivas no conocían tradiciones de descendencia davídica para Yeshú. La cristología adopcionista que requiere transformación ontológica a los treinta años contradice los requisitos tanájicos establecidos en Yeshayahu 11:2-3 y elaborados en Sanhedrín 93b: el Mashiaj debe poseer el ruaj Adonai de manera que le permita ejercer la capacidad de "מוֹרַח וְדָאֵין" (moraj ve-da'in, "huele y juzga"), discernimiento sobrenatural que deriva del reposo permanente del ruaj sobre él desde que asume su misión davídica, no mediante adquisición súbita a través de evento transformador externo. La apropiación herética de la exégesis de Ben Zoma sobre merajefet, divorciada de su contexto talmúdico de advertencia contra especulación mística prohibida que conduce a minut, ejemplifica cómo el movimiento de Yeshú operaba como forma peligrosa de herejía sectaria: conocimiento superficial de tradiciones rabínicas torcido para validar conclusiones heréticas que contradicen fundamentalmente el monoteísmo estricto de la Torah y los requisitos mesiánicos tanájicos. La inversión perversa del énfasis talmúdico en trascendencia absoluta del ruaj Elokim (merajefet ve-einah noga'at, "revolotea sin tocar") transformándolo en descenso corpóreo material (sōmatikō eidei, "en forma corporal") sobre un individuo específico, demuestra que la fuente judeo-cristiana del Tathbīt, a pesar de su aparente erudición en terminología rabínica, distorsionó sistemáticamente conceptos judíos auténticos para construir una cristología incompatible con los principios fundamentales del judaísmo. Yeshú queda expuesto definitivamente como mesit u'madiaj cuyas pretensiones mesiánicas carecen de fundamento genealógico verificable, cuya ausencia del ruaj durante treinta años lo descalifica según los criterios de Yeshayahu 11:2-3, y cuya supuesta dotación del ruaj mediante transformación adopcionista contradice tanto la naturaleza del reposo permanente (וְנָחָה) del ruaj sobre el Mashiaj como la capacidad de "מוֹרַח וְדָאֵין" que debe caracterizarlo. La cristología adopcionista del Tathbīt, lejos de ofrecer una alternativa "más judía" al cristianismo niceno, expone más claramente la incompatibilidad radical entre Yeshú y los criterios establecidos por la Torah de Moshé y los Nevi'im para identificar al redentor davídico auténtico.


Notas críticas

¹ Iēsoús: El nombre griego Ἰησοῦς (Iēsoús). La presencia del nombre aquí es significativa ya que Marción omitió completamente este relato del bautismo.

² se abrió el cielo: El verbo ἀνεῳχθῆναι (aneōkhthēnai) en infinitivo aoristo pasivo sugiere una apertura divina. Esta teofanía introduce la revelación de la identidad de Iēsoús. Algunos manuscritos occidentales (D, a, b, c, ff², l, r¹) leen "los cielos" (plural) en lugar de "el cielo" (singular).

³ Pneuma: Traducido literalmente como "Espíritu" o "Soplo". El término πνεῦμα (pneuma) se mantiene sin traducir para preservar su riqueza semántica que incluye "aliento", "viento" y "espíritu".

como paloma: La expresión "ὡς περιστεράν" (hōs peristeran) ha generado debate sobre si describe la forma visible del Pneuma o la manera de su descenso. El adjetivo "σωματικῷ εἴδει" (sōmatikō eidei, "en forma corporal") enfatiza la visibilidad del fenómeno.

"Tú eres el Hijo mío, el amado; en ti me complací": Esta lectura del Codex Sinaiticus coincide con Marcos 1:11 y Mateo 3:17. Sin embargo, el Codex Bezae (D) y varios manuscritos de la Vetus Latina presentan una lectura alternativa que cita el Salmo 2:7: "Tú eres mi Hijo, yo hoy te he engendrado" (Υἱός μου εἶ σύ, ἐγὼ σήμερον γεγέννηκά σε). Esta variante textual, atestiguada por Justino Mártir, Clemente de Alejandría, Metodio y otros padres, ha sido considerada por algunos eruditos como potencialmente original, aunque la evidencia manuscrita mayoritaria favorece la lectura del Sinaiticus. La variante adopcionista fue probablemente suprimida por razones cristológicas.

de unos treinta años: La expresión "ὡσεὶ ἐτῶν τριάκοντα" (hōsei etōn triakonta) indica una edad aproximada.

según se creía: La frase "ὡς ἐνομίζετο" (hōs enomizeto) introduce una distancia narrativa entre la paternidad legal (Iosef) y la paternidad biológica implícita en el relato de la concepción virginal de Lucas 1-2. Esta cláusula es crucial para entender la función teológica de la genealogía.

hijo de Iosef: La genealogía lucana difiere significativamente de la mateana (Mt 1:1-17). Mientras Mateo traza el linaje a través de Salomón, Lucas lo hace a través de Nathan, ambos hijos de David.

Helei: Este nombre aparece solo en Lucas y no tiene paralelo en la genealogía de Mateo. La identificación de Hēlei ha sido debatida; algunos lo identifican con Elí, posible padre de María, sugiriendo que Lucas presenta la genealogía materna.

¹⁰ Zorobabel: Personaje histórico del período post-exílico (Esd 3:2; Hag 1:1). Su presencia en ambas genealogías (Mt 1:12; Lc 3:27) es uno de los pocos puntos de convergencia. Sin embargo, Lucas nombra a Resa como hijo de Zorobabel, mientras Mateo menciona a Abiud. El Tana”j (Biblia Hebrea) no menciona ninguno de estos nombres entre los hijos de Zorobabel (1 Crón 3:19-20).

¹¹ Nathan: Hijo de David y Betsabé (2 Sam 5:14; 1 Crón 3:5; 14:4). La elección de Nathan en lugar de Salomón distingue esta genealogía de la mateana y puede tener implicaciones teológicas relacionadas con la profecía de Natán (2 Sam 7:12-16).

¹² Dauid: Transcripción de Δαυίδ (David), el rey paradigmático de Israel. La conexión davídica es crucial para las afirmaciones mesiánicas del Nuevo Testamento (Rom 1:3; 2 Tim 2:8).

¹³ Iōbēl: Forma helenizada de עוֹבֵד (Obed). El Codex Sinaiticus presenta "Ἰωβήλ" en lugar de la lectura más común "Ὠβήδ" (Ōbēd) que aparece en otros manuscritos y en la genealogía de Mateo 1:5, así como en Rut 4:17, 21-22.

¹⁴ Booz: Personaje de Rut 2-4. Su inclusión, junto con la mención implícita de Rut (no nombrada en la genealogía lucana pero sí en la mateana), conecta la narrativa con los ancestros gentiles del Mesías.

¹⁵ Admin: Nombre que aparece solo en Lucas. Muchos manuscritos (como el Codex Vaticanus) leen "Ἀρνί" (Arni) o "Ἀδμίν" (Admin). La variante textual complica la correlación con la genealogía de 1 Crónicas 2:9-10 y Mateo 1:3-4, donde aparece "Aram" o "Arán".

¹⁶ Arnei: Variante textual significativa. El Codex Sinaiticus lee "Ἀρνεί" mientras otros manuscritos presentan "Ἀρνί" (Arni). Esta puede ser una corrupción textual de "Ἀράμ" (Aram) que aparece en Mateo 1:3-4 y en la Septuaginta de Rut 4:19.

¹⁷ Abraam: La genealogía continúa más allá de Abraham, a diferencia de Mateo 1:1-17 que comienza con Abraham. Esta extensión hasta Adam tiene implicaciones teológicas universalistas, presentando a Iēsoús como el salvador de toda la humanidad, no solo de Israel.

¹⁸ Kainam: Este nombre aparece dos veces en la genealogía lucana (vv. 36, 37). El primer Kainam (v. 36) no aparece en el texto masorético de Génesis 11:12, pero sí está presente en la Septuaginta y en algunos manuscritos samaritanos. Su inclusión ha sido objeto de debate textual. El segundo Kainam (v. 37) corresponde al Cainán de Génesis 5:9-14.

¹⁹ Adam: Hebreo אָדָם ('adam), que significa "hombre" o "humanidad". La inclusión de Adam como punto final de la genealogía establece la solidaridad de Iēsoús con toda la raza humana. Esto contrasta con la genealogía mateana que termina (o comienza, según se lea) en Abraham, enfatizando la conexión específicamente judía.

²⁰ del Theou: Literalmente "de Dios". La frase "τοῦ θεοῦ" (tou theou) culmina la genealogía, estableciendo el origen último de Iēsoús en Dios mismo. Esta conclusión teológica es única de Lucas y complementa el relato de la concepción virginal (Lc 1:35), donde el Pneuma Santo es el agente de la concepción. La fórmula "del Theou" después de Adam indica que Adam fue creado directamente por Dios (Gén 1:26-27; 2:7), no engendrado, estableciendo un paralelismo tipológico entre Adam y Cristo (Rom 5:12-21; 1 Cor 15:45-49).

Nota sobre versiones textuales alternativas

La versión de Marción de Sinope

Según el testimonio de Epifanio de Salamina sobre el evangelio de Marción de Sinope, este último omitió completamente los capítulos 1-2 de Lucas, así como la genealogía (3:23-38) y el relato del bautismo (3:21-22). Epifanio afirma específicamente: "περικεκομμένον ἀπὸ τῆς ἀρχῆς διὰ τὴν τοῦ σωτῆρος σύλληψιν καὶ τὴν ἔνσαρκον αὐτοῦ παρουσίαν" (recortado desde el principio a causa de la concepción del salvador y su presencia encarnada).

Marción comenzaba su evangelio directamente con Lucas 3:1, en el año decimoquinto de Tiberio César, omitiendo "γενεαλογίας καὶ τῆς τοῦ βαπτίσματος ὑποθέσεως" (la genealogía y el relato del bautismo).

Esta omisión era coherente con la teología marcionita que rechazaba: (1) la conexión del Cristo con el Dios creador del Antiguo Testamento; (2) la encarnación física mediante nacimiento; (3) la descendencia davídica del Mesías; y (4) cualquier continuidad entre las promesas veterotestamentarias y el evangelio. Para Marción, Yeshú apareció súbitamente en el año 15 de Tiberio como un ser celestial sin conexión genealógica con la historia de Israel.

El texto judeo-cristiano del Tathbīt

De manera notablemente paralela a la versión marcionita, el texto judeo-cristiano preservado en el Tathbīt dalā'il nubuwwat sayyidinā Muḥammad ('Abd al-Jabbār, siglo X/XI) presenta una ausencia similar de la genealogía lucana. Según el análisis de Gabriel Said Reynolds y Samir Khalil Samir, el texto del Tathbīt contiene material que corresponde a Lucas 3:21-22 (apareciendo en Tathbīt I:160-61; 3:732), pero significativamente no incluye el equivalente de Lucas 3:23-38.

Esta coincidencia entre el texto marcionita y el texto judeo-cristiano del Tathbīt —ambos omitiendo la genealogía lucana— sugiere dos posibilidades interpretativas:

  1. Tradición textual independiente: Ambas tradiciones pueden representar formas tempranas del evangelio lucano que circulaban sin la genealogía, sugiriendo que Lucas 3:23-38 podría haber sido una inserción posterior en el texto canónico.

  2. Edición teológica deliberada: Tanto Marción como las comunidades judeo-cristianas habrían eliminado independientemente la genealogía por razones teológicas distintas: Marción por su rechazo al Dios creador y a la historia de Israel; las comunidades judeo-cristianas posiblemente por objeciones a aspectos específicos de la genealogía lucana que contradecían sus tradiciones cristológicas.

La ausencia de la genealogía en estos dos testimonios textuales tan dispares geográfica y teológicamente plantea interrogantes significativos sobre la historia de la composición y transmisión del evangelio de Lucas. El hecho de que el relato del bautismo (3:21-22) esté presente en el Tathbīt pero no la genealogía subsiguiente sugiere una transmisión textual compleja en las comunidades cristianas primitivas.

Fuente: Gabriel Said Reynolds & Samir Khalil Samir. (2010). Abd al-Jabbar, Critique of Christian Origins. Provo, UT: Brigham Young University Press.