5/13/2012

El símbolo islámico por excelencia conserva la huella del paganismo árabe

El dios Alláh como ya hemos visto fue conocido por los árabes preislámicos; era una de las deidades de la Meca.
La adoración al dios Alláh, tanto como la adoración al Ba'al propia del paganismo de Canaan, eran dos religiones astrales que tenían que ver con la adoración del sol, la luna y las estrellas.
    En Arabia, el dios del sol se veía como una diosa (femenina) y la luna como un dios (masculino). El nombre Alláh se usaba como el nombre personal del dios de la luna.
    Alláh, el dios de la luna, estaba casado con la diosa del sol. Juntos produjeron a tres diosas que juntas se llamaron "las hijas de Alláh". Estas tres diosas se llamaban al-Lat,Uzza y Manat (de los "versos satánicos" ya vistos anteriormente).
   ¿Alguien es capaz de adivinar cual era el símbolo antiguo de Alláh, el dios de la luna? Pues es fácil. La luna creciente. Su símbolo era la luna creciente que ahora adorna cada mezquita por todo el mundo musulmán. Las cúpulas o los tejados son rematados por un alam, remate en metal adornado con la media luna musulmana, decoración habitual en todas las mezquitas. Se coloca en el lugar más alto y bien visible en el exterior. Adorna cada mezquita, cada bandera, colgantes de cadena y todo tipo de símbolos que puedan identificar el mundo islámico. Incluyendo claro está, la mezquita que se encuentra en la explanada del Templo de Yerushalaim (como se ve en la foto de la derecha en el Domo de la Roca), donde ahora hay construidas mezquitas con luna creciente incluida (con la idolatría que esto conlleva).
  Los teólogos musulmanes dicen que el símbolo lunar es inofensivo, y que al igual que por ejemplo el ying-yang chino, no es adorado ni remotamente. No estoy de acuerdo. El símbolo islámico es concreto y representa un astro, no es un símbolo abstracto inofensivo sino que representa a un ser (inerte) bien tangible; más aún un astro adorado antiguamente como el dios Alláh que se ha disfrazado de monoteísmo puro.

Recordemos en contraste un mandamiento de la Toráh que prevee los peligros de la adoración de los cuerpos celestes incluso aunque sea sutilmente: 
וּפֶן-תִּשָּׂא עֵינֶיךָ הַשָּׁמַיְמָה וְרָאִיתָ אֶת-הַשֶּׁמֶשׁ וְאֶת-הַיָּרֵחַ וְאֶת-הַכּוֹכָבִים כֹּל צְבָא הַשָּׁמַיִם וְנִדַּחְתָּ וְהִשְׁתַּחֲוִיתָ לָהֶם וַעֲבַדְתָּם אֲשֶׁר חָלַק יי אֱלֹקיךָ אֹתָם לְכֹל הָעַמִּים תַּחַת כָּל-הַשָּׁמָיִם.
“Y no sea que levantes tus ojos hacia los cielos, y cuando  vieres el sol, la luna y las estrellas, todas las huestes celestiales; no sea que te extravíes y te prosternes ante ellos y los adores; ya que los ha concedido HaShem, tu Elokim adjudicó para todas las naciones debajo de los cielos."
Parashat Vaejtanan, 
Sefer Devarim 4:19.

Además recordemos una vez más que tras el rechazo firme de los judíos a seguir a Muhámmad, este cambió la dirección de la oración de Yerushalaim a la Meca y se juntó con los paganos de Arabia, quienes oraban hacia la Kaaba en la Meca, porque era allí donde estaban sus dioses. Y puesto que el ídolo de su dios de la luna, Alláh, estaba allí, en la Meca, ellos (los musulmanes) oraban y aún hoy en día oran hacia la Meca.
Su símbolo lunar se extiende hoy, cada vez más, por todo el mundo con la apertura de nuevos centros islámicos y nuevos musulmanes.

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