4/27/2013

פרק ע''ח- Capítulo 78 Yeshu el pastor malvado

Biblioteca Medicea Laurenziana, Manuscrito Plutei_02.17 folio 151r

פרק ע''ח

[12] מה יראה לכם אם יהיה לאיש מאה מצאן ופרח אחת מהן הלא יעוזב תשעים ותשענ בהרים וילך לבקש הנדחה.

[13] ואם ימצאנה אמן אני אומר לכם שישמח עליה יותר מהתשעים ותשעה אשר לא נדחו.

[14] כן לא ירצה אב שבשמים שיאבד א'' מהנערים.


Capítulo 78

[12] ¿Qué es lo que ustedes ven? Si un hombre tiene cien ovejas y una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve en las montañas y va a buscar la que se extravió?

[13] Y si la encuentra, de cierto os digo que se alegrará por ella más que las noventa y nueve que no se extraviaron.

[14] No es la voluntad del Padre que está en los cielos, que se extravíe uno de estos chicos.


Comentario.

La interpretación popular sostiene que esta parábola ilustra la intención soteriológica de Yeshú (ישו) respecto a la salvación del pecador, equiparando dicha acción con la voluntad divina. La interpretación mesiánica enfatiza que Yeshú se manifestó como el pastor de las ovejas perdidas de la Casa de Israel (Mateo Hebreo 68:24 /Mateo Griego 15:24), cumpliendo así las profecías contenidas en Mijá 2:12, y particularmente en Yejezkel 34:23-24. Esta interpretación se fundamenta en las propias palabras de Yeshú, preservadas tanto en arameo como en hebreo:

ܐܸܢܵܐ ܐ݈ܢܵܐ ܪܵܥܝܵܐ ܛܵܒ݂ܵܐ ܘܝܵܕ݂ܲܥ ܐ݈ܢܵܐ ܠܕ݂ܝܼܠܝ ܘܡܸܬ݂ܝܼܕ݂ܲܥ ܐ݈ܢܵܐ ܡܼܢ ܕ݁ܝܼܠܝ ܀ ܐܲܝܟ݁ܲܢܵܐ ܕ݁ܝܵܕ݂ܲܥ ܠܝܼ ܐܵܒ݂ܝ ܘܸܐܢܵܐ ܝܵܕ݂ܲܥ ܐ݈ܢܵܐ ܠܵܐܒ݂ܝ ܘܢܲܦ݂ܫܝ ܣܵܐܸܡ ܐ݈ܢܵܐ ܚܠܵܦ݂ ܥܵܢܵܐ ܀ ܐܝܼܬ݂ ܠܝܼ ܕܹ݁ܝܢ ܐܵܦ݂ ܥܸܪܒܹ݁ܐ ܐ݈ܚܪܵܢܹܐ ܐܲܝܠܹܝܢ ܕ݁ܠܵܐ ܗܘܲܘ ܡܼܢ ܛܝܵܪܵܐ ܗܵܢܵܐ ܘܵܐܦ݂ ܠܗܘܿܢ ܘܵܠܹܐ ܠܝܼ ܠܡܲܝܬ݁ܵܝܘܿ ܐܸܢܘܿܢ ܘܢܸܫܡܥܘܿܢ ܩܵܠܝ ܘܬ݂ܹܗܘܹܐ ܥܵܢܵܐ ܟܼ݁ܠܵܗ ܚܕ݂ܵܐ ܘܚܲܕ݂ ܪܵܥܝܵܐ ܀

אֵנָא אנָא רָעיָא טָבָא ויָדַע אנָא לדִילי ומֵתִידַע אנָא מֵן דִּילי אִית לִי דֵּין אָפ עֵרבֵּא אחרָנֵא אַילֵין דּלָא הוַו מֵן טיָרָא הָנָא וָאפ להוּן וָלֵא לִי למַיתָּיוּ אֵנוּן ונֵשׁמעוּן קָלי ותֵהוֵא עָנָא כֻּלָה חדָא וחַד רָעיָא אַיכַּנָא דּיָדַע לִי אָבי וֵאנָא יָדַע אנָא לָאבי ונַפשׁי סָאֵם אנָא חלָפ עָנָא


“Yo soy (אֵנָא אנָא, 'ena 'ana) el pastor bueno (רָעיָא טָבָא, ra'aya tava), y conozco (יָדַע, yada') a los míos, y los míos me conocen. Como me conoce mi Padre (אָבי, 'avi), yo conozco a mi Padre, y entrego mi alma (נַפשׁי, nafshi) por las ovejas (עָנָא, 'ana). Tengo también (דֵּין, den) otras ovejas (עֵרבֵּא, 'erbe) que no son de este redil (טיָרָא, tiyara), y es necesario (וָלֵא, wale) que las traiga, y escucharán mi voz (קָלי, qali), y habrá un solo rebaño y un solo pastor (רָעיָא, ra'aya).”

-Peshita de Juan 10:16.


Respuesta


Esta parábola no presenta una continuidad temática con el capítulo precedente, sino que mantiene una correspondencia significativa con el Evangelio de Lucas (15:1-7), donde se desarrolla una apología de la vida de los publicanos y los reshaim (término hebreo que denota a los 'malvados' o 'impíos'). Es pertinente señalar, además, que el texto establece vínculos intertextuales con el Evangelio de Tomás, específicamente con el Logion 107, cuyo contenido reza:

(1) πεϫε ⲓⲥ ϫⲉ ⲧⲙⲛⲧⲉⲣⲟ ⲉⲥⲧⲛⲧⲱⲛ ⲉⲩⲣⲱⲙⲉ ⲛϣⲱⲥ ⲉⲩⲛⲧⲁϥ ⲙⲙⲁⲩ ⲛϣⲉ ⲛⲉⲥⲟⲟⲩ (2) ⲁⲟⲩⲁ ⲛϩⲏⲧⲟⲩ ⲥⲱⲣⲙ ⲉⲡⲛⲟϭ ⲡⲉ ⲁϥⲕⲱ ⲙⲡⲟⲩⲧⲉⲓⲧ ⲁϥϣⲓⲛⲉ ⲛⲥⲁ ⲡⲓⲟⲩⲁ ϣⲁⲛⲧⲉϥϩⲉ ⲉⲣⲟϥ (3) ⲛⲧⲁⲣⲉϥϩⲓⲥⲉ ⲡⲉϫⲁϥ ⲡⲉⲥⲟⲟⲩ ϫⲉ ϯⲟⲩⲟϣⲕ ⲡⲁⲣⲁ ⲡⲓⲡⲟⲩⲧⲉⲓⲧ

אמר ישו: המלכות דומה לרועה צאן אשר לו מאה כבשים. אחת מהן תעתה, והיא הגדולה מכולן. עזב את התשעים ותשע ויצא לבקש את האחת עד אשר מצאה. כאשר התייגע, אמר לכבשה: אוהב אני אותך יותר מן התשעים ותשע.


(1) Dijo IeSú (ⲓⲥ): “El Reino se asemeja a un pastor que poseía cien ovejas. (2) Una de ellas, la más grande (ⲉⲡⲛⲟϭ), se extravió. Él dejó a las noventa y nueve y buscó aquella única oveja hasta que la encontró. (3) Después de haberse fatigado, dijo a la oveja: 'Te amo más que a las noventa y nueve'.”


Aquí se interesa subrayar que los reshaim nearim (malvados jóvenes) con los que Yeshú trataba se sentían identificados con este personaje. Es por eso que en el Toldot Yeshu (Morris Goldstein) se haga la mención que Yeshu se rodeó de jóvenes para proclamarse como el Cristo Imperial:

4:1 Entonces Yesh”u fue a Beit-Lejem (Belén) donde reunió a su alrededor a trescientos jóvenes de Israel y se proclamó Mashiaj (Mesías) e Hijo de D”s.

En la literatura cristiana, la figura de los malvados (más específicamente denominados como "los perdidos") emerge de manera significativa en tres parábolas secuenciales del Evangelio de Lucas, las cuales, de ser auténticas, revelarían la concepción que Yeshú tenía sobre ellos. Estas narraciones comprenden las parábolas de la oveja perdida, la dracma extraviada y el hijo pródigo (Lc 15,1-32). Al establecer esta correlación, se observa que a todos estos personajes se les denomina "los perdidos" (Lc 15,4.6.9.32), mientras que en la parábola del hijo pródigo (הבן האובד, haben haoved), Yeshú se presenta a sí mismo en el papel del “pecador” (Lc 15,18), manifestándolo en la siguiente declaración:

אֵקוּם אִזַל לוָת אָבי ואִמַר לֵה אָבי חטִית בַּשׁמַיָא וַקדָמַיכּ

ܐܸܩܘܿܡ ܐܹܙܲܠ ܠܘܵܬ݂ ܐܵܒ݂ܝ ܘܹܐܡܲܪ ܠܹܗ ܐܵܒ݂ܝ ܚܛܝܼܬ݂ ܒ݁ܲܫܡܲܝܵܐ ܘܲܩܕ݂ܵܡܲܝܟ݁ ܀

“Me levantaré, iré a mi padre y le diré: ‘Padre mío, he pecado (חטִית, jatit) contra el cielo (בַּשׁמַיָא, bashmaya) y ante ti’.”

Esta identificación explicaría el interés de Yeshú por relacionarse con “los perdidos”. En consecuencia, se puede inferir que Yeshú interpretó su misión como dirigida específicamente a “los perdidos” y los “pecadores”, es decir, a los malvados (רשעים, reshaim). La literatura judía temprana empleaba generalmente el término “malvado” y sus variantes para referirse tanto al poderoso que oprime al "piadoso" como a quien transgrede la ley judía (הלכה, Halajah).

El Evangelio de Tomás enfatiza la predilección de Yeshú por aquella oveja extraviada sobre las noventa y nueve íntegras, mientras que el Evangelio Hebreo de Mateo atribuye esta preferencia a la voluntad divina. Esta postura contrasta significativamente con las enseñanzas del Tanaj y la Mishnah. En la Mishnah Masejet Peah 4:1 se establece que la opinión válida es aquella que se ajusta a la Halajah:

הַפֵּאָה נִתֶּנֶת בִּמְחֻבָּר לַקַּרְקָע. בְּדָלִית וּבְדֶקֶל, בַּעַל הַבַּיִת מוֹרִיד וּמְחַלֵּק לָעֲנִיִּים. רַבִּי שִׁמְעוֹן אוֹמֵר, אַף בַּחֲלִיקֵי אֱגוֹזִים. אֲפִלּוּ תִשְׁעִים וְתִשְׁעָה אוֹמְרִים לְחַלֵּק וְאֶחָד אוֹמֵר לָבוֹז, לָזֶה שׁוֹמְעִין, שֶׁאָמַר כַּהֲלָכָה:

“La peah (porción de la cosecha destinada a los pobres) debe dejarse conectada al suelo. En el caso de una vid trepadora (dalit) y una palmera datilera (dekel), el propietario debe bajar [los frutos] y distribuirlos entre los pobres. Rabí Shimon dice: también [se aplica] a los árboles de nueces lisos. Incluso si noventa y nueve [pobres] dicen que se distribuya (los frutos por parte del propietario) y uno dice que se tome libremente, se escucha a este último, pues habló conforme a la halajá.

Con base en la enseñanza de la Mishnah Masejet Peah 4:1, donde se establece que si noventa y nueve pobres solicitan una distribución controlada y uno pide toma libre, se debe escuchar al individuo porque su posición concuerda con la halajah original, Yeshú adoptó una postura contraria a esta visión y práctica legal.

En sus enseñanzas, preservadas en múltiples fuentes, Yeshú invierte deliberadamente este principio halájico. El Evangelio de Tomás, preservado en copto y con paralelos en hebreo, presenta la parábola donde el pastor abandona a la mayoría observante (תשעים ותשע, noventa y nueve) para buscar a un único transgresor, declarando incluso mayor amor por el descarriado. Esta narrativa se refuerza en el Evangelio Hebreo de Mateo (פרק ע''ח), donde se enfatiza la alegría por la oveja perdida sobre aquellas que mantuvieron la observancia.

La versión de la Peshitta de Juan desarrolla esta perspectiva anti-halájica utilizando terminología aramea específica como ra'aya tava (רָעיָא טָבָא, pastor bueno), presentando la idea de unificar rebaños distintos bajo un único pastor (רָעיָא, ra'aya). Esta conceptualización contradice fundamentalmente el principio mishnaico, donde la autoridad de la halajah determina la decisión correcta, no la preferencia por la minoría transgresora.

La divergencia resulta especialmente significativa en el aspecto metodológico: mientras la Mishnah fundamenta su decisión en la interpretación legal del texto bíblico y su aplicación práctica, la enseñanza de Yeshú utiliza la parábola para establecer un principio que contradice la visión judía y por tanto la metodología halájica tradicional, priorizando la búsqueda del transgresor sobre el mantenimiento de la práctica normativa establecida.

Con base en el análisis previo de la Mishnah Masejet Peah 4:1, el mensaje de Yeshu presenta una inversión problemática: mientras la Mishnah valida la opinión minoritaria solo cuando esta se alinea con la halajah establecida, la enseñanza de Yeshú sugiere que la perspectiva del transgresor (רשע, rasha) es inherentemente válida, independiente de su adherencia a la ley.

Esta divergencia se hace más pronunciada al observar que el Nuevo Testamento no enfatiza la necesidad de que el individuo descarriado rectifique su conducta mediante el cumplimiento de los preceptos divinos (מצוות, mitzvot) y la observancia de la Torah, elementos que constituyen la expresión fundamental de la voluntad divina. Por el contrario, Yeshú establece una afirmación controvertida al proclamar que la redención (ישועה, yeshu'ah) es alcanzable exclusivamente a través de su persona (Jalilah), tal como se lee:

ܐܸܠܵܐ ܕܹ݁ܝܢ ܐ݈ܢܵܫ ܡܩܲܘܹܐ ܒ݁ܝܼ ܡܸܫܬ݁ܕ݂ܹܐ ܠܒ݂ܲܪ ܐܲܝܟ݂ ܫܒ݂ܹܫܬ݁ܵܐ ܕ݁ܝܵܒ݂ܫܵܐ ܘܠܵܩܛܝܼܢ ܪܵܡܹܝܢ ܠܵܗ ܒ݁ܢܘܿܪܵܐ ܕ݁ܬ݂ܹܐܩܲܕ݂ 

אֵלָא דֵּין אנָשׁ מקַוֵא בִּי מֵשׁתּדֵא לבַר אַיכ שׁבִשׁתָּא דּיָבשָׁא ולָקטִין רָמֵין לָה בּנוּרָא דּתאִקַד

ἐὰν μή τις μείνῃ ἐν ἐμοί, ἐβλήθη ἔξω ὡς τὸ κλῆμα καὶ ἐξηράνθη, καὶ συνάγουσιν αὐτὰ καὶ εἰς τὸ πῦρ βάλλουσι, καὶ καίεται

“Pero si alguien no permanece en mí, será arrojado fuera (משׁתּדֵא לבַר) como el sarmiento (שׁבִשׁתָּא) que se seca, y lo recogerán para arrojarlo al fuego para que sea quemado.”

-Juan 15:6.

Por tanto, la opinión de Yeshú se desvía así del principio mishnaico que vincula la rectitud con la adhesión a la halajah establecida. 

Por otra parte, la instrumentalización de este texto para justificar la persecución y ejecución en la hoguera de disidentes religiosos representa uno de los casos más significativos de interpretación teológica con fines políticos en la historia del cristianismo institucional.

La Iglesia Católica, particularmente durante el período inquisitorial (siglos XIII-XIX), interpretó esta metáfora agrícola de manera literal y punitiva. La frase “será arrojado fuera como el sarmiento que se seca, y lo recogerán para arrojarlo al fuego para que sea quemado” fue recontextualizada desde su sentido original (una analogía sobre la vid y los sarmientos) hacia una justificación teológica para la ejecución mediante el fuego.

Esta interpretación se materializó en varios momentos históricos cruciales, por ejemplo:

En el caso de los cátaros (siglos XII-XIV), la Inquisición dominica utilizó esta exégesis para justificar los autos de fe, argumentando que los “sarmientos secos” representaban a los herejes que se habían separado del "verdadero cuerpo de Cristo" (la Iglesia Católica). Para la persecución de judíos y conversos (marranos), especialmente durante la Inquisición española, el texto se empleó para caracterizar a los judaizantes como “sarmientos secos” que debían ser “purificados por el fuego”. Esta interpretación se intensificó particularmente después del Edicto de Granada de 1492. Mientras que en el caso de los arrianos (siglo IV en adelante), aunque la persecución fue anterior al establecimiento formal de la Inquisición, este texto se utilizó para justificar su expulsión de la comunidad cristiana y posteriores persecuciones. Los jesuitas, paradójicamente siendo ellos mismos una orden católica, utilizaron esta interpretación en sus misiones de evangelización y en sus argumentos teológicos para justificar la persecución de “herejes”, aunque posteriormente algunos de ellos también fueron víctimas de persecuciones similares.

Esta interpretación agrícola en un mandato de persecución ejemplifica cómo los textos religiosos pueden ser reinterpretados para justificar prácticas que contradicen su sentido original. Mientras que los rabinos del tiempo de Yeshu, enseñaron todo lo contrario lo que enseñó Yeshú:

הוא היה אומר, אל תהי בז לכל אדם, ואל תהי מפליג לכל דבר, שאין לך אדם שאין לו שעה, ואין לך דבר שאין לו מקום.

[Ben Azay] solía decir: No menosprecies a ningún hombre, y no desdeñes ninguna cosa, pues no hay hombre a quien no le llegue su hora, y no hay cosa que no tenga su lugar.

-Mishnah Masejet Avot 4:3


Así mismo declararon sobre el no-judío:

שאפילו נכרי ועוסק בתורה שהוא ככהן גדול

“Incluso un extraño (gentil) cuando estudia Torah se equipara al Sumo Sacerdote”

-Talmud Babli Masejet Baba Kama 38a.


Si el mundo en lugar de haber adoptado las palabras de perdición de Yeshú, se hubieran elegido los principios rabínicos mencionados en los textos citados, en lugar de la interpretación cristiana predominante, se hubiera desarrollado la sociedad significativamente distinta de la actual civilización occidental.

En este escenario hipotético, la adopción del principio universal expresado por Ben Azay en Pirkei Avot habría establecido un fundamento ético-social fundamentalmente diferente. La máxima “no menosprecies a ningún hombre” (אל תהי בז לכל אדם), combinada con la perspectiva talmúdica sobre el estudio de la Torah por parte de los gentiles, podría haber generado un paradigma de inclusión intelectual y espiritual sin precedentes. Mientras que la implementación del concepto de Tikun Olam (תיקון עולם, reparación del mundo) como principio rector de las sociedades occidentales habría posiblemente resultado en:

El desarrollo temprano de sistemas legales basados en la jurisprudencia rabínica, que enfatiza la interpretación contextual y la adaptabilidad de la ley a las circunstancias cambiantes, similar al funcionamiento del Bet Din (בית דין). Esto podría haber acelerado la evolución del derecho consuetudinario y la jurisprudencia basada en precedentes.


La formación de instituciones educativas fundamentadas en el modelo de las yeshivot (ישיבות), promoviendo el debate dialéctico y el análisis crítico como metodologías centrales de aprendizaje, posiblemente adelantando el desarrollo del método científico y el pensamiento crítico sistemático.


El establecimiento de estructuras sociales basadas en el principio de tzedaká (צדקה), que va más allá de la caridad para abarcar la justicia social sistémica, potencialmente previniendo las extremas desigualdades sociales que caracterizaron la Edad Media europea.


La ausencia de las persecuciones religiosas que marcaron la historia occidental, dado que la tradición rabínica citada explícitamente valora el estudio y la sabiduría independientemente de su origen étnico o religioso.


El desarrollo de un protocapitalismo ético temprano, regulado por principios como el de ribít (ריבית, prohibición de la usura excesiva) y las leyes de comercio justo del Talmud, posiblemente evitando algunos de los excesos del capitalismo posterior.

Esta trayectoria alternativa sugiere que las sociedades occidentales podrían haber evitado los ciclos de violencia religiosa y desarrollado más tempranamente instituciones de tolerancia religiosa y pluralismo cultural. La integración del concepto de Tikun Olam como principio organizativo social habría posiblemente resultado en un desarrollo más sostenible y equitativo, con un énfasis en la responsabilidad colectiva por el bienestar global.


El concepto de la Voluntad Divina respecto a la redención de las ovejas perdidas puede ejemplificarse a través de diversas fuentes del Tanaj (Biblia Hebrea). El profeta Mijah/Miqueas (2:12) establece en el texto hebreo (אָסֹף אֶאֱסֹף יַעֲקֹב כֻּלָּךְ):

אָסֹף אֶאֱסֹף יַעֲקֹב כֻּלָּךְ קַבֵּץ אֲקַבֵּץ שְׁאֵרִית יִשְׂרָאֵל יַחַד אֲשִׂימֶנּוּ כְּצֹאן בָּצְרָה  כְּעֵדֶר בְּתוֹךְ הַדָּבְרוֹ תְּהִימֶנָה מֵאָדָם

“De seguro os reuniré, oh Ya’acov, a  TODOS vosotros. Ciertamente he de reunir al resto de Israel. Los volveré al redil como ovejas, como un rebaño en medio de un aprisco. Harán gran estruendo por la multitud que será de hombres”

La literatura profética indica que la Divinidad reunirá a los israelitas exiliados y congregará a los judíos dispersos desde los cuatro confines del mundo. Esta área comprende Asiria, Etiopía y la costa del mar Egeo, según lo expuesto en Yeshayahu/Isaías (11:11):

וְהָיָה בַּיּוֹם הַהוּא יוֹסִיף אֲדֹנָי שֵׁנִית יָדוֹ לִקְנוֹת אֶת-שְׁאָר עַמּוֹ אֲשֶׁר יִשָּׁאֵר מֵאַשּׁוּר וּמִמִּצְרַיִם וּמִפַּתְרוֹס וּמִכּוּשׁ וּמֵעֵילָם וּמִשִּׁנְעָר וּמֵחֲמָת וּמֵאִיֵּי הַיָּם

“Y sucederá en aquel día que el Señ-r pondrá Su mano nuevamente por segunda vez, para recobrar los restos de Su pueblo, que quedaren de Ashur (Asiria) y de Mitzarim (Egipto), y de Patros (Egipto meridional o Tebaida), y de Kush (Etiopía), y de Jemat (región del norte de Israel), y de las islas del mar).”

Las referencias textuales a "Ya'acov" en Mijah y a "Israel" y "Yehudah" en Yeshayahu sugieren una inclusión comprehensiva de las doce tribus. La narrativa profética enfatiza la reunificación, la emancipación de la opresión extranjera y el juicio de las naciones gentiles, más que una subsecuente selección dentro de Israel.

El texto de Yejezkel/Ezequiel (34:11-13) desarrolla esta temática:

יא כִּי כֹּה אָמַר אֲדֹנָי ה  הִנְנִי-אָנִי וְדָרַשְׁתִּי אֶת-צֹאנִי וּבִקַּרְתִּים.  יב כְּבַקָּרַת רֹעֶה עֶדְרוֹ בְּיוֹם-הֱיוֹתוֹ בְתוֹךְ-צֹאנוֹ נִפְרָשׁוֹת כֵּן אֲבַקֵּר אֶת-צֹאנִי וְהִצַּלְתִּי אֶתְהֶם מִכָּל-הַמְּקוֹמֹת אֲשֶׁר נָפֹצוּ שָׁם בְּיוֹם עָנָן וַעֲרָפֶל.  יג וְהוֹצֵאתִים מִן-הָעַמִּים וְקִבַּצְתִּים מִן-הָאֲרָצוֹת וַהֲבִיאוֹתִים אֶל-אַדְמָתָם וּרְעִיתִים אֶל-הָרֵי יִשְׂרָאֵל בָּאֲפִיקִים וּבְכֹל מוֹשְׁבֵי הָאָרֶץ.

“[11] Porque así dice Di-s el Etern-o: He aquí que Yo mismo buscaré a Mis ovejas y las reuniré. [12] Como pastor que reúne a su rebaño en el día en que está entre sus ovejas dispersas, así reuniré a Mis ovejas, y las libraré de todos los lugares habitables del país. [13] Y las recogeré de los pueblos, y las reuniré de entre los países, y las traeré a su propia tierra, y las alimentaré sobre las montañas de Israel, junto a los ríos, y en todos los lugares habitables del país.”


La profecía continúa indicando que, una vez reunidas las ovejas en la tierra de Israel, la Divinidad establecerá a David como pastor, según Yejezkel 34:23-24:


כג וַהֲקִמֹתִי עֲלֵיהֶם רֹעֶה אֶחָד וְרָעָה אֶתְהֶן אֵת עַבְדִּי דָוִיד הוּא יִרְעֶה אֹתָם וְהוּא-יִהְיֶה לָהֶן לְרֹעֶה.  כד וַאֲנִי ה אֶהְיֶה לָהֶם לֵאלֹהִים וְעַבְדִּי דָוִד נָשִׂיא בְתוֹכָם  אֲנִי יְהוָה דִּבַּרְתִּי.

“[23] Y pondré un pastor sobre ellas que las apacentará: Mi siervo David. Las apacentará y será su pastor. [24] Y Yo el Etern-o seré su Di-s, y Mi siervo David príncipe entre ellas. Yo el Etern-o lo he dicho.”

En Metzudat David interpreta la frase "Mi siervo David" (ועבדי דוד) como una referencia al rey Mesías (מלך המשיח) que descenderá de su linaje (הבא מזרעו).

Un análisis superficial de Yejezkel podría sugerir que estas promesas constituyen una visión completa del futuro: liberación del exilio, retorno a la tierra ancestral, prosperidad natural, unidad política y eliminación de injusticias, todo ello vinculado a la metáfora divina del pastor o de David como su representante terrenal. Sin embargo, un estudio más profundo del libro revela que falta un elemento fundamental. Desde el inicio de la obra, el profeta, quien también ostenta el cargo sacerdotal, ha experimentado con profunda aflicción la profanación del Templo, evento que precipitó el alejamiento de la Gloria Divina (כבוד ה). Su obra profética concluirá precisamente retomando esta temática crucial.

La temática mesiánica reaparece en el libro de Yejezkel/Ezequiel (37:15-28), donde el profeta describe el futuro reino unificado, inherentemente vinculado al cumplimiento de los preceptos divinos (mitzvot). El texto hebreo establece (וְעַבְדִּי דָוִד מֶלֶךְ עֲלֵיהֶם):

כד וְעַבְדִּי דָוִד מֶלֶךְ עֲלֵיהֶם וְרוֹעֶה אֶחָד יִהְיֶה לְכֻלָּם וּבְמִשְׁפָּטַי יֵלֵכוּ וְחֻקּוֹתַי יִשְׁמְרוּ וְעָשׂוּ אוֹתָם.  כה וְיָשְׁבוּ עַל-הָאָרֶץ אֲשֶׁר נָתַתִּי לְעַבְדִּי לְיַעֲקֹב אֲשֶׁר יָשְׁבוּ-בָהּ אֲבוֹתֵיכֶם וְיָשְׁבוּ עָלֶיהָ הֵמָּה וּבְנֵיהֶם וּבְנֵי בְנֵיהֶם עַד-עוֹלָם וְדָוִד עַבְדִּי נָשִׂיא לָהֶם לְעוֹלָם.

“[24] Y Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un pastor, andarán en Mis preceptos, y observaran Mis estatutos, y los cumplirán.[25] Y vivirán en la tierra que Yo le di a Mi siervo Ya’acov, donde moraron vuestros padres y vivirán allí, ellos y sus hijos de sus hijos, por siempre, y David Mi siervo será su príncipe por siempre.”

En los capítulos finales de la obra (40-48), que describen la restauración definitiva, resulta notable que la figura del príncipe asume un rol relativamente modesto, limitándose principalmente a la provisión de sacrificios culturales. El texto sugiere que se trata de un ser mortal ordinario, similar a los monarcas preexílicos.


Conclusión.

En contraste, el análisis histórico indica que Yeshú congregó a jóvenes transgresores para legitimar sus aspiraciones políticas, buscando ser proclamado como nuevo emperador. El Evangelio de Tomás enfatiza la preferencia de Yeshú por la oveja descarriada (el transgresor) sobre los noventa y nueve justos (tzadikim), perspectiva que contradice la concepción mishnaica, según la cual la opinión de un solo justo o quien observe la ley judía (halajah) prevalece sobre noventa y nueve desviados.

Adicionalmente, Yeshú no cumple los requisitos para ser considerado el pastor (Mashiaj) de las ovejas dispersas de la Casa de Israel (los exiliados) por múltiples razones: durante su época no logró repatriar a ningún judío de la diáspora a la Tierra de Israel (Eretz Israel); no estableció una conexión entre el arrepentimiento y la observancia de los preceptos (mitzvot) de la Torah; y en lugar de dirigir a los exiliados hacia el reconocimiento del Dios de Israel como única deidad, promovió la veneración de su propia persona, características que contradicen los atributos mesiánicos descritos por los profetas Mijah/Miqueas, Yeshayahu/Isaías y Yejezkel/Ezequiel.


[1] Aquí falta un verbo. Howard suministra "(sale corriendo)" en inglés.

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