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2/14/2019

El origen no-judío de "bautizarse y nacer de nuevo" por Reuel Rolando Schnyder



Por Reuel Rolando Schnyder

Muchas de las antiguas religiones de los misterios enseñaban que sus adeptos “nacían de nuevo” por medio de ritos especiales. Usaban el término "regeneración… para designar la salvación alcanzada por el creyente durante su iniciación". Desde los estoicos y los pitagóricos hasta los seguidores del mitraísmo y de los antiguos misterios eleusinianos, unos y otros creían en la necesidad de un nuevo nacimiento. Esta iniciación generalmente se realizaba a través de la inmersión en agua. Este era un “bautismo” para el iniciado. 
La palabra bautismo es de origen griego (Baptizo-βαπτισμός) que significa sumergir. Por este motivo, los baños sagrados son comunes a muchos rituales antiguos como por ejemplo los hindúes.
Posteriormente, los romanos en el primer siglo se interesaron por las religiones místicas de Egipto, en algunas de las cuales se practicaba el bautismo como ritual. Por ejemplo en los ritos de iniciación del culto de Isis, el iniciado confesaba sus pecados delante de otros devotos y luego era bautizado en la creencia que el baño ritual lo purificaba de sus faltas y lo enrolaba en las filas de la diosa salvadora.
El bautismo cristiano no proviene del judaísmo. La tevilá tiene otro significado totalmente diferente. Lo mismo el concepto de nacer de nuevo. 
La tevilá o acto de inmersión en la mikve es una de las condiciones para la conversión y se sitúa al final del proceso el cual incluye muchos otras cuestiones. El varón debe al finalizar el proceso circuncidarse, hacer tevilá y asumir sobre sí el yugo de la Torá. Es un precepto de la Torá bajo un Rabinato competente. Al candidato nadie lo convierte, sino que él mismo lo hace ante el tribunal rabínico el cual le da la bienvenida. Este tribunal cumple un rol evaluador. Pero no tiene el poder de convertir a nadie.
¿A qué se refiere el judaismo con el término "nacer de nuevo"? En el judaísmo se dice que: “Quien enseña Torá al hijo de su compañero, es como si lo hubiera hecho nacer.” 
La Torá que enseña el judaísmo fue entregada en el Monte Sinai, y posee la fuerza para lograr que quien la enseña al hijo de su compañero se le considere como que "Lo hubiera hecho nacer", puesto que la Torá tiene la capacidad de generar un cambio en la realidad física de este mundo, y por lo tanto a través de la enseñanza de la Torá se "hace nacer" una nueva realidad en el semejante, hasta como que hubiera nacido de nuevo (Likutei Sijot Tomo 27 Pág. 8.).
La persona que se convierte al judaísmo es considerada por medio de la Tevilá, como una criatura recién nacida. 
No tiene nada que ver con las transgresiones, sino en su “nacimiento” como judío. Por supuesto que esto no es para un judío sino para un no judío. Sin embargo el bautismo cristiano es para todos igualmente (judíos y no judíos), simboliza la propia muerte y resurrección al identificarse con la muerte y resurrección de su falso mesías, y tiene que ver con la limpieza o perdón de las transgresiones. 
El no judío para ser noájida no debe realizar ninguna acción, sino asumirse como tal. Debe simplemente asumir su identidad como hijo de Noé (Noaj) y comprometerse a guardar los 7 preceptos universales que es lo que le corresponde.

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