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7/28/2023

¿Sangre de un Mesías para expiación? Por Hershel Firbank

BS"D



¿Sangre de un Mesías para expiación?

Por Hershel Firbank, 30 de enero de 2003.


El Nuevo Testamento, en Hebreos 9:22b, afirma que: 

“…y sin derramamiento de sangre NO se hace remisión [de pecados]”. 

Es decir, que la sangre de Yeshu es el Único medio para expiar por los pecados.


Sin embargo, esta afirmación carece de base bíblica (no aparece en el Tanaj); por el contrario, todo aquel que estudia el Tanaj (la Biblia Hebrea) sabe que la sangre no es el único método de expiación para el alma de la persona.


Aún antes del tiempo del primer Templo de Jerusalén, Aharon el Sacerdote expió sobre los pecados del pueblo por intermedio del incienso: 

“Entonces tomó Aaron el incensario, como Moises dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo, y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.” 

(Números 16:47-48).


Otra forma de expiación que encontramos en el Tanaj es a través del dinero: 

“Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda al Eterno para hacer expiación por vuestras almas. Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo darás para el servicio del tabernáculo de reunión; y será por memorial para los hijos de Israel delante del Eterno, para hacer expiación por vuestras personas.” 

(Éxodo 29:15-16).


Cuando Israel estuvo en el desierto las joyas hicieron expiación sobre ellos: 

“Por lo cual hemos ofrecido al Eterno ofrenda, cada uno de lo que ha hallado, alhajas de oro, brazaletes, manillas, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nuestras almas delante del Eterno.” 

(Números 31:50).


También en la época del Templo de Jerusalén, no solamente la sangre expiaba en el servicio de las ofrendas, sino incluso lo hacía la flor de harina: 

“Mas si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas, o dos palominos, el que pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina para expiación.  No pondrá…, porque es expiación. La traerá,… y la hará arder en el altar sobre las ofrendas encendidas al Eterno; es expiación. Y hará el sacerdote expiación por él en cuanto al pecado que cometió en alguna de estas cosas, y será perdonado…” (Levítico 5:11-13).


Luego de la destrucción del Templo, los profetas nos enseñaron que podemos ser salvos por medio de la oración, y con la fuerza de la plegaria expiar por nuestros pecados: 

“Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved al Eterno, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.” (Oseas 14:2).

También el sincero arrepentimiento tiene gran fuerza para expiar por los pecados, hasta tal punto que el malvado que se aparta de su mal camino y guarda los mandamientos de la Tora vivirá y no morirá, y todas sus transgresiones no le serán recordadas:


“Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. ¿Quiero Yo la muerte del impío? Dice D-s el Eterno. No vivirá si se apartare de sus caminos?” 

(Ezequiel 18:21-23).


“Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice D-s el Eterno. Volved, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os será la iniquidad causa de ruina. Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice D-s el Eterno; volveos, pues, y viviréis” 

(Ezequiel 18:30-32).


“Tu, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos  somos consumidos; cómo, pues, viviremos? Diles: Vivo yo, dice D-s el Eterno, que no quiere la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; por que moriréis, oh casa de Israel? Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: la justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad;… Y cuando dijere yo al impío: De cierto morirás; si él se volviere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia, si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente… Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.” 

(Ezequiel 33:10-12,14-16,19).


“Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al D-s nuestro, el cual será amplio en perdonar.” (Isaías 55:7).


 “Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado.” (Jeremías 36:3).


Aunque la Tora establece que: 

“Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado” (Deuteronomio 24:16). Es decir, que cada hombre es responsable por sus acciones y sus pecados; el Nuevo Testamento afirma que Yeshu murió por nuestros pecados: 

“Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras.” 

(1 Corintios 15:3).


 Empero, debemos considerar lo siguiente:


1) Yeshu fue solo uno de los tantos que crucificaron los romanos.


2) El Nuevo Testamento describe que Yeshu murió en contra de su voluntad: “diciendo: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa;  pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel desde el cielo para fortalecerle…” (Lucas 22:42-44). “Cerca de la hora novena, yeshu clamo a gran voz, diciendo: E-li, E-li, lama sabactani? Esto es: D-s mío, D-s mío, por que me has desamparado?” (Mateo 27:46). Este es el verdadero Yeshu, expuesto para todo aquel que lo quiera ver, orando desesperadamente para que D-s lo salve de la inminente muerte. Así de débil fue este ser “divino”, que necesito que un “ángel” lo fortaleciera. Y cuando él estuvo en la cruz, y vio que sus oraciones no son contestadas, él acusó a D-s de haberlo abandonado! Obviamente él no vio ninguna razón para morir.


3) Así como los sacrificios animales expían sólo por los pecados del pasado, el sacrificio de Yeshu no puede expiar (si es que pudiera) los pecados hechos 2000 años más tarde.


4) En la Era Mesiánica, todos los judíos serán perdonados de sus pecados: 

“En aquellos días y en aquel tiempo, dice el Eterno, la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré a los que yo hubiere dejado” 

(Jeremías 50:20).

 “Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo, y no me acordaré de tus pecados” 

(Isaías 43:25). 

“En  aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se la llamara: El Eterno, es nuestra justicia. Porque así ha dicho el Eterno: no faltará a David varón que se siente sobre el trono de la casa de Israel. Ni a los sacerdotes y levitas faltara varón que delante de mi ofrezca holocausto y encienda ofrenda, y que haga sacrificio todos los días” 

(Jeremías 33:15-18).


5) El segundo Templo permaneció en pie cuarenta y un años después de la muerte de Yeshu. Durante este periodo, millones de animales continuaron siendo sacrificados sobre el altar.

 

6) La Tora, en Levítico 4:27-6:7, rechaza cualquier tipo de sacrificio defectuoso, tanto si el animal está golpeado como si le falta algún miembro. De acuerdo al Nuevo Testamento antes de que Yeshu fuese crucificado, él fue golpeado y azotado por los soldados romanos. Esto solo ya es suficiente para descartar a Yeshu como “korban” expiatorio.


Mas aún, el Nuevo Testamento afirma que Yeshu fue circuncidado al haber nacido (Lucas 2:21). De acuerdo a “Rabí Shaúl” (o S. Pablo), en su carta a los Filipenses 3:2, la circuncisión es considerada como “mutilación”  “castración”. Finalmente, el  Nuevo Testamento dice que el costado de Yeshu fue traspasado por la lanza de un soldado romano, esto termina de invalidar a Yeshu como el “cordero sin defecto” que la Torá exige para el sacrificio expiatorio.


7) El Nuevo Testamento mismo afirma que el hombre es justificado por las obras, sin importar si cree en Yeshu o no:

“Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” (Mateo 5:20).

“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: D-s. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Yeshu dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo” 

(Mateo 19:16-19).


Este pasaje nos enseña varias cosas: 1) Que para tener vida eterna hay que guardar los mandamientos; 2) Que Yeshu no es “bueno” (“Por que me llamas bueno?”); 3) Que Yeshu no es D-s encarnado (“Por que me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: D-s”), como creen la mayoría  de los “Judíos-Mesiánicos”.


“Y he aquí un intérprete de la Torah se levantó y dijo, para probarle: Maestro, haciendo ¿qué cosa heredaré la vida eterna? El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al S-ñor tu D-s con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto y vivirás” (Lucas 10:25-28).


“Porque no son los oidores de la ley los justos ante D-s, sino los hacedores de la ley serán justificados” (Romanos 2:13).


“Vosotros, veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe” (Santiago 2:24).


“Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: Por que creeis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo yeshu, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:30-32).


“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante D-s; y los libros fueron abiertos, y otro, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, SEGÚN SUS OBRAS. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno SEGÚN SUS OBRAS”. (Apocalipsis 20:11-13).


“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día un banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lazaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo y fue llevado por ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado; y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lazaro en su seno ... Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A MOISÉS Y A LOS PROFETAS TIENEN; OIGANLOS ...” (Lucas 16:19-31). 


Lo más asombroso de esta historia, es que Abraham no les dijo: “A Yeshu y sus discípulos tienen en la tierra; oiganlos”, sino que “a Moises y a los profetas tienen; oiganlos”!


 En conclusión: a través del Tanaj pudimos comprobar que la sangre no es

 el único medio de expiación (como intenta afirmar el Nuevo Testamento);

 es mas, si el sacrificio no está acompañado de arrepentimiento no sirve

 para nada! (Salmos 51:15-19). 

 

 Si lees el Salmo 51:16-17 vemos que dice:

“Porque no quieres sacrificio, que yo lo daria; no quieres holocausto. Los sacrificios a D-s son el espíritu  quebrantado; al corazón contrito  y humillado no despreciaras tu, oh D-s”, y luego escribe (versículo 19):

“Entonces te agradaran los sacrificios de justicia, el holocausto u ofrenda del todo quemada; entonces ofreceran becerros sobre tu altar”.

Significando que primero tiene el pecador tener un corazón contrito

 y humillado, es decir “Teshuva” (vr.17), y recién “entonces te agradaran

 los sacrificios…” (vr.19), ya que antes David escribe que “no quieres holocaustos” (vr.16).

Es tiempo de retornar a D-s, al único D-s creador del cielo y de la tierra; el sacrificio de yeshu no tiene ninguna fuerza expiatoria, solo a través de tu sincero arrepentimiento podrás volver a D-s.


“Vuelve, oh Israel, al Eterno tu D-s;

porque por tu pecado has caído” 

(Oseas 14:1)


 D-s te esta esperando, solo depende de ti!


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