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9/09/2011

La deshonestidad y el engaño como doctrina y práctica cristianas



Por ג'ורג' אנדוחר (colaborador y coautor)



“Mas, cuando vino Pedro a Antioquía, me enfrenté con él cara a cara, porque era digno de reprensión. Pues antes que llegaran algunos del grupo de Santiago, comía en compañía de los gentiles; pero una vez que aquéllos llegaron, se le vio recatarse y separarse por temor de los circuncisos.” Gálatas 2:11-12

“Con los judíos me hice como judío, para ganar judíos; con los súbditos de la ley me hice como súbdito de la ley -yo que no lo soy-, para ganar a las súbditos de la ley. Con los que están sin la ley, me hice como el que está sin la ley -yo que no estoy sin la ley de Dios, sino que estoy con la ley de Cristo-, para ganar a los que están sin la ley.  Con los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para salvar a algunos a toda costa. 1 Corintios 9:19-22
 
Desde sus comienzos el cristianismo se ha valido de tretas sucias para ganar adeptos. Para el cristiano es perfectamente normal y “agradable a su dios” hacerse pasar por quienes no son, adoptar personalidades fraudulentas, no existentes con tal de regar su propaganda proselitista a la que llaman "buenas nuevas" o “evangelio”.

Y no es de sorprender. Al ser un mensaje impuro (que contiene ciertas verdades y muchas falsedades), no les queda otra que inventarse sus propias historietas de "milagros" y “apoyo de Dios”. El cristiano no advierte que está mintiendo cuando se hace pasar por quien no es. Los cristianos, en cualquiera de sus “formas y envolturas” (católicos, evangélicos, sectarios, etc.) consideran altruista y agradable a Dios “ganar almas” a costa del engaño y el fraude. Su sugestión y hechizo al que llaman “conversión” los lleva a frenéticamente hacer lo que sea para atraer incautos a su “fe”. Ha sido así por 2000 años y parece que no hay indicio de que rectificarán pronto.

Hoy en día vemos agrupaciones de música cristianas imitando a “modas del momento”, grupos y congregaciones haciéndose pasar por judíos (“mesiánicos”, “netzarím”, etc) y hasta “ministerios” de lo que sea, con tal de persuadir a las almas a aceptar - bajo influencia del miedo a perderse e irse al infierno que ellos predican - el mensaje cristiano.

Te dirán que “la cosa es voluntaria”, pero si no estás preparado e informado, realmente lo que hacen es obligarte a aceptar a su “cristo-dios” a fuerza de miedos y promesas falsas de “cambio de vida”, que no es otra cosa que sugestión o apariencia de cambio. Tan pronto el incauto abandona el sistema cristiano, éste regresa a su vida pasada e incluso hasta peor de lo que fue porque el cristianismo crea en el individuo el sentido de culpabilidad y juicio, lo juzga como escoria e “hijo del diablo” (2 Pedro 2:21-22). O sea que nunca hubo tal “cambio de vida” real y permanente.
La Torá nos enseña a cuidarnos de este tipo de fraudes y nos ordena a actuar en contra del mismo:
 “Si se levanta en medio de ti un profeta o soñador de sueños, y te anuncia un mensaje o un prodigio, y el mensaje o el prodigio se cumple, acerca del cual él te había hablado, diciendo: "Vamos en pos de otros señores  (a los cuales no has conocido) y sirvámosles",  no darás crédito a las palabras de ese profeta o de ese soñador; porque Adonai tu Dios te está probando para ver si amas a Adonai tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.  En pos de Adonai vuestro Dios andaréis y a El temeréis; guardaréis sus mandamientos, escucharéis su voz, le serviréis y a El os uniréis.  Pero ese profeta o ese mensajero será cortado de mi pueblo, por cuanto ha aconsejado rebelión contra Adonai vuestro Dios que te sacó de la tierra de Egipto y te redimió de casa de servidumbre, para apartarte del camino en el cual Adonai tu Elohim te mandó andar. Así quitarás el mal de en medio de ti.  Si tu hermano, el hijo de tu madre, o tu hijo, o tu hija, o la mujer que amas, o tu amigo entrañable, te incita en secreto, diciendo: "Vamos y sirvamos a otros señores" (a quienes ni tú ni tus padres habéis conocido,  de las deidades de las naciones que te rodean, cerca o lejos de ti, de un término de la tierra al otro),  no cederás ni le escucharás; y tu ojo no tendrá piedad de él, tampoco lo perdonarás ni lo encubrirás,  sino que ciertamente lo cortarás de mi pueblo; tu mano será la primera contra él para matarlo, y después la mano de todo el pueblo.  Lo apedrearás hasta la muerte porque él trató de apartarte de Adonai tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.  Entonces todo Israel oirá y temerá, y nunca volverá a hacer tal maldad en medio de ti.”
Devarim / Deuteronomio 13:1-14
No existe registro histórico que demuestre que este tipo de “profetas” y apóstatas fueron muertos o apedreados por su mensaje para el tiempo de Moisés ni posteriormente. El judaísmo entiende que el “cortamiento” o “muerte” es la expulsión de la comunidad o excomunión. Debemos desechar a ese tipo de mensajeros o “profetas”, alejarnos de su entorno y darle muerte a su mensaje de la forma más tajante porque su prédica es rebelión ante Adonai.

Y demás no está recordar que ni  Dios ni su Verdad necesitan de “ayudas” fraudulentas para ser aceptadas voluntariamente. La verdad de las cosas siempre hablará por sí sola.

“En virtud de tres principios el mundo perdura: por la justicia, por la verdad y por la paz. Pues fue dicho ‘Verdad y juicio de paz instituyan en tus recintos’


פרקי אבות‎ / Pirkei Avot 1:18


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