8/03/2014

Rabino Shlomo Aviner: La familia

BS"D



Ieshiva Ateret Ierushalaim
Bajo la dirección del
Rabino Shlomo Aviner

                                                 #240

La familia

Lo principal - ¡es la familia! La base - ¡es la familia! Una familia sana, pura, limpia, normal, kdoshá (santa) – sobre esa base se puede edificarlo todo.
Podemos imaginarnos una persona pobre, que tiene dinero sólo para encender las velas de Shabat o las velas deJanuca - ¿qué debe encender según la halajá? ¿Qué es preferible, la vida familiar agradable del Shabat o la nacionalidad militar valerosa? Según la halajá, el encendido de las velas de Shabat es más importante. No es una contradicción: La potencia bélica nacional también ella está edificada sobre la célula familiar. Y no es por casualidad que los griegos determinaron malos decretos con la intención de arruinar la pureza de la familia.
Todo niño de jardinera sabe cuánto describe la Torá en extensión la familia de Avraham, Itzjak e Iaacov, Sara, Rivka, Rajel y Lea – que son la base de la nación.
¿De qué estamos hablando? Hay tres leyes nuevas espantosas, terribles, que fueron determinadas en nuestro país.
1.    Ley de la pareja: Se podrá casar sin jupa ni kidushin, sin “tú me eres consagrada con este anillo según la religión de Moshé e Israel”. ¿Cómo se casan? Como se casaron antes de la entrega de la Torá. O dicho de otra forma: Como los gentiles. O según la cortante formulación del Ramba”m (Mishné Torá, al principio de Hiljot Ishut) - una definición estremecedora, que el papel se avergüenza de que lo escriban en él: Prostitución. Es interesante que en la Torá el término utilizado es: “Cuando un hombre tome por esposa a una mujer” (Dvarim 22:13). Pero es sobre entendido que casamiento es algo kadosh. Por ello, nuestros sabios recalcaron: El hombre santifica a su esposa, “tú me eres consagrada”. ¡Qué formulación maravillosa!
El “pacto matrimonial” del que se habla ahora no es algo moderno, es retroceder varios miles de años atrás, antes de la Entrega de la Torá. O si quieren, más aún, es retroceder al punto anterior al Primer Hombre. El Rav Kuk escribe (Shmoná Kvatzim, 1:594) que el argumento científico según el cual hubo criaturas homínidas anteriores al Primer Hombre no es contradictorio con la Torá. Pero el Primer Hombre fue el primero que posee imagen y semejanza Divina, y por ello se merece ser llamado “hombre”. Y eso tiene su expresión en el hecho que su casamiento fue fijo y kadosh: “Hueso de mis huesos y carne de mi carne…” (Bereshit 2:23).
2.    Otra ley se rebaja más aún: Pueden casarse un hombre con un hombre, una mujer con una mujer. Si no fuese triste, sería cómico. Pero por supuesto que es algo corrupto, o como dice la Torá: Abominación. Sabemos que hay personas que así viven – que D’s se apiade de ellos. No odiamos ningún judío, por el contrario, deseamos que viva una vida buena y normal. Pero de momento que se transforma en ley del estado, eso ya es algo mucho peor. Es como la severidad del pecado público en contraste con el pecado privado. Si una persona no entrega limosna, es un despreciable y cruel amarrete. Pero si una ciudad instituye una ley según la cual está prohibido entregar limosna, eso ya es como el pecado de Sdom y Amorá, y por ello fueron destruidas. Y así también todo otro pecado, como escribe Rabí Itzjak Arama en su comentario a la Torá, “Akedat Itzjak” (Shaar 20). Y según el Ramba”m (More Nebujim) entra en la categoría de “Ir HaNidajat” (ciudad entera que es condenada), es decir, no sólo cuando se rinde culto en ella a otros dioses, sino que todo pecado que fue instituido en forma pública (More Nebujim 3:41, véase Maamarei HaReaya 514-515). Porque D’s quiere que se casen un hombre con una mujer, una mujer con un hombre, y por ello los creó distintos: “Y creó el Señor al hombre a Su imagen y semejanza, con la imagen del Señor lo creó, hombre y mujer los creó” (Bereshit 1:27). “Hombre y mujer – si se hicieron merecedores, la Shjina (manifestación de la Presencia Divina) se encuentra entre ellos” (Sota 17A).
3.    Otra tercera ley, peor aún: La ley de “matriz de alquiler”, la ley de “consentimiento de criado de feto”. En efecto, cuando se desbarranca ya no se sabe cómo frenar. Según esa ley un hombre que se case con otro hombre podrán “comprar” un feto o un bebé de otra mujer que lo dará a luz para ellos. Pero un bebé necesita padre y madre – también un niño, también un joven. Un investigador les contó a niños de jardinera que hay niños que tienen dos padres o dos madres – ¡y los niños se rieron a carcajadas! Pero ese bebé no se reirá, él llorará.
¡¿Un bebé es una mercadería?! ¡¿Acaso es un producto comercial, para proporcionar el placer de ser padre o madre?! ¡¿No tiene personalidad?! ¡¿No es una persona?! Como dicen, en chiste: ¿Y yo que soy, un cordero?
Todas esas tres corrupciones, que cada una es peor que la otra, vienen envueltas con hermosas palabras: Corrección de injusticias, libertad, realización personal y similar. En todas las generaciones hubo personas pecadoras y corruptas – que D’s se apiade de ellas. Pero ahora, dicen: De momento que eso existe, hay que proporcionarle un sello oficial.

Nos reforzaremos con familias sensibles, puras y santas. “Porque el Eterno, tu D’s, se pasea dentro de tu campamento a fin de salvarte y entregar a tus enemigos ante ti, y será tu campamento kadosh” (Dvarim 23:15).

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