2/23/2014

Rabino Shlomo Aviner: Un pacto con el Satán

BS"D


Ieshiva Ateret Ierushalaim
Bajo la dirección del
Rabino Shlomo Aviner
 
                                           #220

Un pacto con el Satán

Tiene tres llagas, que dañan las bases de la vida: Recato, libertad y familia.
1. Recato: Filmaciones abominables y conversaciones abominables. Es una prohibición explícita en el Shuljan Aruj (Shuljan Aruj, Orej Jaim 307:16). Toda alma limpia entiende – también sin la ayuda de la halajá – que es una abominación. Y ya fue escrito en el libro “Mesilat Iesharim” que también eso es considerado relaciones prohibidas (Cap. 11). Eso sin hablar de las pobres muchachas que son aprovechadas de una forma vergonzosa y son obligadas a ocuparse de esas atrocidades – D’s se ampare de ellas. El Ietzer HaRra es muy fuerte de por sí, pobre de nosotros que le ayudemos y concertemos un pacto con el Satán con ese pequeño aparato.
2. Libertad: Más de un 50% de los que lo usan están pegados a la pequeña pantalla sin posibilidad de liberarse de ello, conectados como por infusión, no son capaces de cesar, y si el aparato se les ha perdido para ellos es como morir, se enloquecen. Hay incluso personas que al mismo tiempo que hablan con su interlocutor enfrente de ellos, continúan ocupándose con el aparato por debajo de la mesa. Han vendido su alma al Satán.
3. Familia: Ese aparato es un programa de desconexión continuo y ambulante de la familia. La familia post-moderna del Smartphone se caracteriza por una enajenación mutua muy dura de todos los integrantes. Una de las luchadoras contra la esclavización a ese aparato escribió un libro llamado “Alone Together”, es decir, “juntos solos”. El niño se siente solo, siente que el Iphone es más querido que él. Le trasmiten que él molesta y es irritante. Él no se hace merecedor de la atención, desarrolla el síndrome del abandono, siente frustración y mortificación. También el padre se siente mortificado por el sentimiento de culpa. Eso también es un pacto con elSatán.
Familias que se liberaron de él dicen que sienten intimidad, escucha, charla, presencia, acercamiento.
Es cierto que renunciar a ese aparato no es sencillo, pero la regla en este mundo es: No se puede todo junto. Cada cosa es a cuestas de otra. Sólo se puede elegir a qué renunciar y a qué no. Por ello, por supuesto que tienen razón los grandes Rabanim (Rabinos) que negaron rotundamente el uso del Smartphone. Y todo judío recto – religioso o no – si no es de los más valientes que nunca caen, tiene estas opciones:
1.    Comprar un celular con el Internet bloqueado.

2.    Instalar un programa de filtro, semejante al del Internet.
Recuerda: Utilizar un celular que no es “inteligente”, es algo muy inteligente.


Rabino Shlomo Aviner: La vestimenta

BS"D


Ieshiva Ateret Ierushalaim
Bajo la dirección del
Rabino Shlomo Aviner

                                                 #221

La vestimenta

El famoso sicólogo norteamericano de hace cien años William James decía: El hombre está compuesto de cuerpo, alma y vestimenta.
El alma es lo principal, el cuerpo es secundario, su valor es ser el lugar donde reside el alma – y la vestimenta carece de valor en absoluto. Pero en la práctica, la persona le da gran importancia a la vestimenta, y cada uno intenta expresar su profundo "yo" a través de su vestimenta.
Entonces, las vestimentas de la persona y todos sus otros adornos expresan su personalidad, su carácter, sus costumbres, sus cualidades, sus defectos, sus problemas y sus adicciones.
Hay quien se viste en forma extravagante, por su deseo de desafiar, de rebelarse, de choquear a las personas comunes y mimadas. En su momento, el hippie se vistió a propósito con prendas que no eran acostumbradas y dejaron crecer su pelo. Más tarde lo hicieron también los Beatles, como protesta anti social. Hay personas que sienten una profunda necesidad de hacerse notar, en la forma en que se visten. Cuando sienten que llaman la atención, sienten el sabor del Gan Eden
Y al revés, hay personas muy capaces y de gran altura que se visten como todos, no necesitan hacer teatro, les alcanza con su valor interno, y por el contrario ellos ven en toda desviación de la norma de vestimenta un síntoma de mal gusto.
Esa es la cuestión: ¿Fluir, disolverse entre la muchedumbre, no llamar la atención, nadar con la corriente – o por el contrario, nadar en contra de la corriente? ¿Ser como todos, o no ser como todos? – en la personalidad y en la vestimenta, que es su sombra.
Es notorio en los hombres, y más aún en las mujeres. Porque en contraste con el hombre – que tiende a vestir uniforme, ya sea un uniforme en el ejército u uniforme de pertenencia a algún sector social determinado – la mujer tiende a expresar en su vestimenta su "yo" particular.
Y esa es la prueba: ¿Acaso ella es llevada por el deseo de caer en gracia - sobre todo a los ojos de los hombres - de agradar, de tentar, de provocar – o ser introvertida, recatada, y colmada de humildad? ¿Acaso su vestimenta, su peinado y todos los demás elementos de su apariencia externa llaman en dirección a los hombres, diciendo “mírenme”? Y también valiéndose de adornos, pañuelos de todos los colores, bisutería y todo lo demás. ¿O ella se esconde a sí misma, con delicadeza y humildad?

Hay aquí toda una profunda e interesante psicología de la personalidad. La vestimenta nos revela la personalidad, y también influye en el que la viste.


2/19/2014

La Cuenta del Omer como evidencia que desbarata la creencia en el Shabat Lunar

BS"D


Image: Map of Jericho in the Farhi Bible
by Elisha ben Avraham Crescas
(circa 14th century, Public Domain)
Por Irving Gatell,
Colaborador.

La Torá establece en Levítico 23:15-16 que, después de concluido Pésaj, debe iniciarse una cuenta de siete semanas, y al día siguiente dar inicio a la festividad de Shavuot. Explícitamente, el versículo 16 dice que esto será A LOS CINCUENTA DÍAS de haber iniciado la cuenta.

Con esto queda refutado, de manera definitiva, la pretensión del Shabat Lunar.

La razón es simple: la Torá da por sentado que estas siete semanas abarcan cuarenta y nueve días, y con ello está dando por sentado también que cada semana tiene siete días (no más, no menos).

¿Por qué la idea de un Shabat Lunar no coincide con esto?

Porque las semanas “lunares” no siempre son de siete días. El ciclo lunar tiene una duración de 29.56 días. Eso significa que duran cuatro períodos de siete días más un día y medio. Por ello, en el calendario hebreo se alternan meses de 29 y 30 días (dos ciclos lunares completan un total de 59.12 días).

Entonces, desde la Luna Nueva hasta el primer shabat se supone que hay siete días; hasta el segundo, catorce; hasta el tercero, veintiuno; y hasta el cuarto, veintiocho. Y luego sobra día y medio (o un día el primer mes, dos días al siguiente mes).

Hagamos la cuenta para Shavuot con semanas lunares, considerando varias opciones: en cuanto a los modos de calcular el Shabat Lunar, tanto las que no cuentan el primer día del mes como parte de la semana (Semanas Lunares A), como las que sí lo hacen (Semanas Lunares B). El inicio de la cuenta del Omer lo estamos marcando al día siguiente del Shabat inmediato a Pésaj, según la costumbre Karaíta, usada por la mayoría de los grupos que defienden al Shabat Lunar. Para las semanas rabínicas, estamos tomando en cuenta las que correspondieron a este año 5773, cuando el primer Shabat de Nisán cayó el día 5.

Mes Judío
Semanas Lunares A
Omer Lunar A
Semanas Lunares B
Omer Lunar B
Semanas Rabínicas
Omer Rabínico
1o Nisán
-

1

3

2
1

2

4

3
2

3

5

4
3

4

6

5
4

5

Shabat

6
5

6

1

7
6

Shabat

2

8
Shabat

1

3

9
1

2

4

10
2

3

5

11
3

4

6

12
4

5

Shabat

13
5

6

1

14
6

Shabat

2

15
Shabat

1

3
Pésaj 1
16
1

2

4
Pésaj 2
17
2

3

5
Pésaj 3
18
3

4

6
Pésaj 4
19
4

5

Shabat
Pésaj 5
20
5

6

1
Pésaj 6
21
6

Shabat

2
Pésaj 7
22
Shabat

1
1o de Omer
3
1o de Omer
23
1
1o de Omer
2
2
4
2
24
2
2
3
3
5
3
25
3
3
4
4
6
4
26
4
4
5
5
Shabat
5
27
5
5
6
6
1
6
28
6
6
Shabat
7
2
7 Semana 1
29
Shabat
7
-
8
3
8
30
-
8
-
9
4
9
1o Iyar
-
9
Día 1
10
5
10
2
Día 1
10
2
11
6
11
3
2
11
3
12
Shabat
12
4
3
12
4
13
1
13
5
4
13
5
14
2
14 Semana 2
6
5
14
6
15
3
15
7
6
15
Shabat
16
4
16
8
Shabat
16
1
17
5
17
9
1
17
2
18
6
18
10
2
18
3
19
Shabat
19
11
3
19
4
20
1
20
12
4
20
5
21
2
21 Semana 3
13
5
21
6
22
3
22
14
6
22
Shabat
23
4
23
15
Shabat
23
1
24
5
24
16
1
24
2
25
6
25
17
2
25
3
26
Shabat
26
18
3
26
4
27
1
27
19
4
27
5
28
2
28 Semana 4
20
5
28
6
29
3
29
21
6
29
Shabat
30
4
30
22
Shabat
30
1
31
5
31
23
1
31
2
32
6
32
24
2
32
3
33
Shabat
33
25
3
33
4
34
1
34
26
4
34
5
35
2
35 Semana 5
27
5
35
6
36
3
36
28
6
36
Shabat
37
4
37
29
Shabat
37
-
38
5
38
1o Siván
-
38
1
39
6
39
2
1
39
2
40
Shabat
40
3
2
40
3
41
1
41
4
3
41
4
42
2
42 Semana 6
5
4
42
5
43
3
43
6
5
43
6
44
4
44
7
6
44
Shabat
45
5
45
8
Shabat
45
1
46
6
46
9
1
46
2
47
Shabat
47
10
2
47
3
48
1
48
11
3
48
4
49
2
49 Semana 7
12
4
49
-
-
-
-

La situación es esta:

  1. Las fechas de Pésaj coinciden para todos. La diferencia está en el inicio del Omer.
  2. La instrucción bíblica precisa es que el Omer debe durar SIETE SEMANAS COMPLETAS.
  3. El día 1 del Omer Rabínico y del Omer Lunar B corresponden al 22 de Nisán. A partir de allí, se cuentan los 49 días consecutivos y se llega al 11 de Siván.
  4. El día 1 del Omer Lunar A  corresponde al 23 de Nisán. A partir de allí, se cuentan los 49 días consecutivos y se llega al 12 de Siván.
  5. El problema para la cuenta Lunar A es que la primera semana completa va del 23 al 29 de Nisán; la segunda, del 2 al 8 de Iyar; la tercera, del 9 al 15 de Iyar; la cuarta, del 16 al 22 de Iyar; la quinta, del 23 al 29 de Iyar; la sexta, del 2 al 8 de Siván; la séptima, del 9 al 15 de Siván. Pero la cuenta del Omer en esta modalidad termina el 12, por lo que FALTAN TRES DÍAS para que haya siete semanas completas.
  6. Sucede algo similar en la cuenta Lunar B: la primera semana completa va del 22 al 28 de Nisán; la segunda, del 1 al 7 de Iyar; la tercera, del 8 al 14 de Iyar; la cuarta, del 15 al 21 de Iyar; la quinta, del 22 al 28 de Iyar; la sexta, del 1 al 7 de Siván; la séptima, del 8 al 14 de Siván. Pero la cuenta está terminando el 11 de Siván, por lo que TAMBIÉN FALTAN TRES DÍAS para considerar las siete semanas completas.
  7. ¿Por qué no estamos tomando en cuenta los días 30 de Nisán, 1 y 29 de Iyar para la cuenta Lunar A, y los días 29 y 30 de Nisán y 29 de Iyar para la cuenta B? De hecho, son los tres días que faltan en cada una. La respuesta es simple: porque tomarlos en cuenta para que se completaran las siete semanas en 49 días ES EL MODO RABÍNICO BASADO EN QUE LAS SEMANAS DURAN SIETE DÍAS, y es justamente lo que los adherentes al Shabat Lunar RECHAZAN.
  8. De hecho, son los días que ellos mismos TIENEN QUE DESCARTAR en sus cuentas mensuales, apelando explícitamente a que ESOS DÍAS NO CUENTAN COMO PARTE DE NINGUNA SEMANA. Sólo de ese modo ajustan sus Semanas Lunares a la ordenanza de trabajar seis días y reposar uno.
  9. Si tomaran en cuenta esos días como parte de alguna semana, estarían violando esta ordenanza explícita. Por ejemplo, la semana final de Nisán tendría 9 días, y la de Iyar tendría 8. Entonces, para respetar la idea de que se deben trabajar seis días y reposar uno, ellos mismos insisten en que esos días NO CUENTAN.
  10. El problema es que al NO CONTARLOS, dejan su cuenta del Omer en seis semanas con cuatro días, EN CONTRA de lo establecido por la Torá que dice que deben ser SIETE SEMANAS completas.
  11. La única solución medianamente lógica que habría, sería interrumpir la cuenta del Omer dos veces (el 29 y 30 de Nisán y el 29 de Iyar según el modelo A, o el 30 de Nisán y el 1 y 29 de Iyar, según el modelo B). Pero, obviamente, semejante solución resulta un disparate estúpido desde cualquier punto de vista, carente de fundamento bíblico e incluso de razón.
  12. No importa que reorganicen el momento para iniciar la cuenta del Omer. SIEMPRE se van a topar con el mismo problema de tres días faltantes.
  13. La única solución posible es que SE AJUSTEN A LA FORMA RABÍNICA DE CONTAR SEMANAS DE SIETE DÍAS, lo cual sería -en su caso- una total incoherencia porque ese es el punto que ellos, justamente, más atacan, diciendo que es una costumbre pagana heredada del helenismo greco-latino.
He aquí el punto crítico para los adherentes al Shabat Lunar: marcar los inicios de mes con la Luna Nueva, cumplir la ordenanza de trabajar seis días y descansar uno, y cumplir la ordenanza de contar siete semanas completas o 49 días antes de comenzar Shavuot, los obliga a hacer todo tipo de enredos que, de todos modos, al final no funcionan.

El problema fundamental es que el ciclo lunar tiene una duración de 29 días y medio.

A causa de ello, para que sus semanas siempre inicien con los inicios de mes, tienen que justificar de algún modo el sobrante de uno o dos días cada mes.

Por ello, algunos han recurrido a la tontería de que el primer día del mes no se debe contar, algo que NI POR ASOMO está remotamente insinuado en el texto bíblico.

De todos modos, con ello resuelven el sobrante en los meses de 29 días. Pero en los meses de 30, les sigue sobrando otro día que, al final de cuentas, apelan a que no se debe contar tampoco.

Si el asunto llegara hasta allí, sus extrañas cuentan tendrían una frágil pero existente coherencia. El problema es que las instrucciones del Omer son precisas: hay que contar siete semanas completas, y la Torá es explícita al decir que Shavuot debe celebrarse en el día 50 de la cuenta.

Como solución, lo único que les queda es seguir inventando “días que no cuentan” en las cuentas de los días, o -sin decirlo- ajustarse al modo Rabínico.