5/20/2013

Rabino Shlomo Aviner: La conversión en nuestros días

BS"D




Ieshiva Ateret Ierushalaim
Bajo la dirección del
Rabino Shlomo Aviner

                                                                                                       #186

La conversión en nuestros días

Pregunta: En el país hay 300.000 olim (inmigrantes) que son gentiles. No está claro de quién fue esa extraña iniciativa, pero es un hecho que no podemos negar. 99% de ellos no están interesados en cumplir las mitzvot, ¿quizás hay que realizar conversiones en masas para todo el que desee ser parte de Am Israel (el Pueblo de Israel), sin Torá ni mitzvot?

Respuesta: 
La conversión en nuestros días es como en las generaciones anteriores, porque la Torá no cambiará. Por el contrario, según la Torá debemos ser más cuidadosos en la aceptación de conversos en nuestros días, porque nuestra situación en Eretz Israel (la Tierra de Israel) es buena, gracias a D’s, y puede ser que el que viene a convertirse no lo hace por su amor a la Torá de Israel sino que buscando su conveniencia. Como dice el Ramba”m: “La mitzva correcta es que cuando llega el converso o conversa que desea convertirse, se revisa bien para estar seguros que no busca ser aceptado por algún dinero que recibirá o algún provecho que obtendrá o por miedo. Si es un hombre, se revisa si no está buscando casarse con alguna muchacha judía. Y si es mujer, quizás desea casarse con algún joven de Israel… Por ello en toda la época de David y Shlomó el Beit Din (Corte de Justicia) no aceptó conversos. En la época de David porque quizás quieren convertirse por miedo, y en la época de Shlomó porque quizás quieren convertirse por el buen reinado y bienestar que gozaba Israel. Porque todo el que se convierte por alguna vanidad de este mundo, no es considerado converso auténtico” (Ramba”m, Hiljot Isurei Bia 13:14-15).
En efecto, en nuestros días todo el que quiere convertirse sospechamos que no es por la buena causa: ¿Por qué llegas ahora a convertirte? ¿Por qué no lo hiciste en la época de las Cruzadas, o de Jmelnytsky, o en el Holocausto?
¿Sólo ahora, cuando tenemos un país bueno y rico? (Véase Shuljan Aruj, Iore Dea 268:2). Por supuesto que puede ser por la buena causa, pero debe ser demostrado.
Hay diferentes opiniones en la halajá si las mitzvot deben ser cumplidas con la intención pertinente o no (Shuljan Aruj, Orej Jaim 60), pero la conversión es diferente. No alcanza con “tu pueblo es mi pueblo”, se necesita “tu pueblo es mi pueblo, y tu D’s es mi D’s” (Rut 1:16), como dijo Rut. De lo contrario, se trata de otroAm Israel (el Pueblo de Israel), que no tiene un D’s que se le reveló en el Monte de Sinai y le entregó la Toráy las mitzvot. Él no es de los “auténticos conversos”, según las palabras del Ramba”m, se equivocó de dirección, se convirtió a otro pueblo. Cambiar las definiciones de conversión es cambiar la definición de Am Israel.
Entonces, ¿cómo es que Hilel aceptó al que dijo “conviérteme a condición que sea Cohen Gadol (Supremo sacerdote)” (Shabat 31A)? ¿Cómo puede ser? ¡Es para recibir un cargo importante, y ser honrado! ExplicaTosafot que Hilel sabía que finalmente será un converso auténtico (Iebamot 109B, comienza “Raa”). Le estaba claro que finalmente será por la buena causa. Y también en nuestros días, si el Beit Din está convencido y totalmente seguro que finalmente el que quiere convertirse será un converso auténtico, por la buena causa, lo aceptará (Beit Iosef, Iore Dea 268). ¡Pero en nuestros días la situación es justo la contraria, muchas veces el que viene a convertirse el Beit Din está convencido que no cumplirá la Torá ni las mitzvot!
Y también si se convierte en esa situación, se debe esperar para ver qué sucederá, como escribe el Ramba”m: “Y a pesar de ello había muchos que se convertían en la época de David y Shlomó frente a jurados sencillos, y el Beit HaDin HaGadol (Suprema Corte de Justicia) los aceptaba con recelo, no los rechazaban luego de haberse convertido, y no los atraían, hasta que vean qué será de ellos” (Ramba”m, Hiljot Isurei Bia 10:15).
Así explica el Gaón (genio del estudio de la Torá) el Rav Avraham Shapira z”l, que no alcanza con que el converso diga que quiere aceptar las mitzvot, sino que mientras no nos es claro que realmente su intención es cumplir en forma plena la Torá y las mitzvot, no estamos seguros de su conversión (Minjat Avraham Alef, Pág. 69-70).
Y si está claro que no quiere aceptar el yugo de las mitzvot, su declamación no tiene ningún valor, y no es considerado un converso (Shu”t Ajiezer Guimel 26, al principio del inciso 3. Shu”t Daat Cohen 153, comienza “VeTmeani Meod”).
Hay quienes arguyen: ¡“Amaréis al converso” (Dvarim 10:19)! Por supuesto que hay que amarlo, acercarlo y recibirlo con buen semblante, pero eso no quiere decir que hay que mentir en nombre de la Torá. Es semejante al que le dice al médico: Por favor, trátame bien, ámame, no vengas con exigencias, compórtate según una medicina suave, una medicina amigable, una medicina que me toma en cuenta y me puede escuchar. Si así hará el médico – contrariamente a lo que estudió – hay que expulsarlo de la Asociación de Médicos.
Es cierto que el Gaón, el Rav Ben Tzion Jai Uziel escribió que en situaciones muy extraordinarias se puede aceptar conversos cuando no está claro que cumplirán la Torá y las mitzvot (Piskei Uziel, Sheelot HaZman 65). Por supuesto que es un gran Gaón, pero su opinión no es compartida por otros, y los demás poskim(sabios que determinan la halajá) no la aceptaron (Shu”t Ajiezer Guimel 26, Daat Cohen 153 y 143, Iguerot Moshé, Minjat Itzjak, Shevet HaLevi, el Gaón Rav Shlomó Oirvaj, el Gaón Rav Shalom Eliashiv y otros).
Y también el Gaón, el Rav Shlomó Dijovski innovó que si un converso dice que acepta las mitzvot su conversión es válida, incluso si su comportamiento más tarde no es de acuerdo a ello, porque suponemos que en ese momento realmente tenía intención de cumplir con la Torá y las mitzvot – pero también su opinión no es compartida por los demás poskim.
Es cierto que en situaciones extraordinarias nos valemos de opiniones de ese tipo, pero en nuestro caso es justo lo contrario: Debe ser judío según la mayoría de las opiniones, o incluso según todas las opiniones. ¿Qué dirías si te propusiese casamiento con una muchacha maravillosa, pero con un 1% de probabilidad que es judía? ¿Consentirías en casarte con ella? ¡Incluso si hubiese un 1% de posibilidad que es gentil no consentirías! O como dijo el Riba”sh: ¿Acaso consentirías en pasar por un puente que hay un 1% de probabilidades que se desplome?
Por ejemplo, tratándose de casamiento nosotros hacemos todo lo que podemos para que sea válido según todas las opiniones – jupajeder ijud, etc. – y no queremos que haya alguna pequeña duda según alguna opinión que el casamiento no sea válido. Porque casamiento no es una mitzva que se cumple una vez, que si no lograste cumplir, no es tan grave. ¡Se trata de la edificación de toda la vida! Y así también la conversión, es como un casamiento con Am Israel, para toda la vida y para todas las futuras generaciones. Ser judío o no ser judío – esa es la pregunta.
Por eso no hay conversiones en masa, sólo en forma individual cuando cada uno es investigado en forma particular, para determinar si realmente quiere entrar en Am Israel. Es cierto que hay relatos históricos de algunos casos de conversiones en masa, pero no está claro si fueron conversiones auténticas y puras o adopción de algunas costumbres judías, ni tampoco está claro qué resultó de ello a la larga. Y ninguno de esos casos tiene algún eco en nuestra bibliografía talmúdica o de la halajá. Lo que está claro, es que desde el punto de vista científico el DNA de los judíos de todas las comunidades es casi idéntico, lo que indica que hubo una taza de conversión muy baja a lo largo de la historia.
Esa es la regla: Un gentil que se convierte y no acepta el cumplimiento de las mitzvot, su conversión no es válida (Daat Cohen 148. Minjat Itzjak 6:106 y otros).
Es más, en el supuesto caso que una conversión de ese tipo tuviese valor, ¿qué bondad le hacemos a esa persona que no cumplirá las mitzvot? No somos misioneros, no decimos que el Mundo Venidero es sólo para el que sea parte de Am Israel. ¡Ese gentil que como tal es un tzadik (justo) y se merece el Mundo Venidero, nosotros lo convertimos en un delincuente de Israel que no tiene derecho al Mundo Venidero! (Iguerot Moshé, Iore Dea 157. Minjat Shlomó 35:3).
Y así escribe el Rav Kuk respecto a una conversión sin cumplimiento de mitzvot respecto a lo cual seguramente dijeron “una maldad tras otra recaerá sobre el que acepta conversos, y los conversos son como una lepra para Israel, y ellos traen espinos a la Casa de Israel, porque en realidad no hay aquí ninguna conversión. E incluso si hubiese alguna conversión, les hacemos hacerse acreedores de castigos, porque trasgreden prohibiciones de la Torá” (Daat Ravan 154).
Entonces, ¿cuál es la solución? ¡No hay solución! ¡Es un problema insoluble! Un niño pequeño exige que todo problema tenga una solución inmediata, no es capaz de aplazar sus placeres. En contraste, el adulto se arma de paciencia y tiene esperanza que el futuro traerá con él parte de las soluciones, y entiende que la falta de solución inmediata no justifica producir algún desastre.
Tenemos otros problemas insolubles muy importantes en nuestra vida nacional: Multiplicado de enemigos  por fuera y por dentro, alejamiento de grandes parte de nuestro pueblo de la Torá, una educación y un sistema jurídico que no están de acuerdo con la halajá, la mayoría de Am Israel se encuentra en la galut (el exilio) en un terrible peligro espiritual. Y eso sin mencionar el problema insoluble de la galut que nos acompañó 2000 años, y a pesar de ello no perdimos las esperanzas y no abandonamos nuestra fe, sino que continuamos creyendo que esa desgracia finalmente concluirá – y ahora, nuestra esperanza se materializó. También el problema de los muchos gentiles lo solucionaremos. ¿Cómo? No sabemos. Quizás de la forma que dijeron nuestros sabios (Avoda Zara 3B), u otra forma: “En el futuro, llegarán los idólatras y se convierten”. ¿Acaso los aceptaremos? Hemos estudiado que “no se aceptan conversos en la época del Meshiaj (el Mesías)”. Y en forma similar, no aceptaron conversos en la época de David y Shlomó. Es que se convertirán, a pesar que no los aceptamos (Avoda Zara 22A, Rashi).
Se ponen tfilin en su cabeza y en sus brazos, tzitzit en sus prendas y mezuza en sus puertas. Cuando esos conversos ven acercarse la guerra de Gog y Magog, cada converso le pregunta: ¿Para qué habéis venido? Le contestan:
“Contra el Eterno y Su ungido”, como dice el versículo “¿por qué se agitan los pueblos y las naciones murmuran en vano?” (Tehilim 1:1-2). Y cada uno de esos conversos abandona las mitzvot y se escapa, como dice el versículo “rompamos sus coyundas, y arrojemos sus cuerdas de nosotros” (Tehilim 1:3), y D’s mira y se ríe, como dice el versículo “el que mora en el cielo se ríe, el Eterno se burla de ellos” (Tehilim 1:4).
Fortalezcámonos y reforcémonos en el camino de la Torá, no cambiaremos ni transformaremos la nación. “Tu pueblo es mi pueblo, y tu D’s es mi D’s”.

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