11/29/2010

El culto a D’s con el corazón


El culto a D’s con el corazón

“Y servirle con todo su corazón” (Dvarim 11:13) – “¿Qué culto se rinde con el corazón?; ese es el rezo” (Taanit 2A). El culto a D’s con el sentimiento.
Le rendimos culto a D's de muchas formas: El culto a D’s con el intelecto, a través del estudio de la Torá – cuando utilizamos el razonamiento para rendirle culto, y al mismo tiempo cultivamos nuestro raciocinio según la voluntad Divina. El culto a D’s con nuestras acciones – es decir, el cumplimiento de las mitzvot. El culto a D’s con nuestro dinero – es decir, la limosna y la rectitud en nuestros negocios.
Y también hay un culto a D’s con el corazón, con el sentimiento. Porque la persona no es sólo intelecto, también tiene sentimientos. Y ambos tienen que ser equilibrados, de lo contrario la persona renguea. Por supuesto que el intelecto es más elevado que el sentimiento, pero el sentimiento es más cercano a la persona, a la vida.
Por ello, necesitamos de ambos. Un culto exterior, y un culto interior (véase Orot HaKodesh Guimel, 88). Las acciones son un culto exterior, mientras que el temor a D’s es un culto interno. Sabiduría es un culto exterior, mientras que la voluntad es culto interno. Intelecto es un culto exterior, mientras que el sentimiento es un culto interno…
El estudio de la Torá es un culto exterior, mientras que el rezo es un culto interno. Porque también el estudio de la Torá puede llegar a ser externo a la personalidad, como dicen nuestros sabios respecto al primer Beit HaMikdash (El Templo) que fue destruido porque no bendecían antes del estudio de la Torá. Y como explica el Mahara”l de Praga que si bien estudiaban la Torá, se habían “olvidado” de D’s, que es el que entrega la Torá. Se puede pensar que el estudio de la Torá es un desafío intelectual, y no se encuentra frente a D’s. Por ello, se necesita el culto externo y también el culto interno - y entonces todo llega a su plenitud.
En el rezo, nos encontramos frente a D’s. Puede que hayan dos carencias en el Beit Kneset (Sinagoga): La actitud frente al rezo y al canto es como si fuese una experiencia musical, y no un culto a D’s. O también charlen todo el tiempo sin descanso, sin ningún control de la lengua durante el rezo. Pero nuestros sabios no dijeron eso: El que habla entre Ishtabaj y Iotzer, cometió un pecado, y es de los que vuelven del frente de batalla (Hagaot Maimoniot, Hiljot Tfila 7:12, citando al Talmud Ierushalmi). Se debe rezar con intención, es decir, pensar en el sentido de cada palabra. Por supuesto, no nos encontramos en el nivel de ese Jazan que rezó Akdamot Milin en Shavuot con tanta intención que su alma se desprendió de su cuerpo, o de Rabí Najum de Rimnov que se esforzaba tanto en la intención del rezo que después de haber rezado Shmona Ezre se desmayaba… Pero debemos esforzarnos por pronunciar cada palabra con intención. Y no llegar a la situación que describe Tosafot citando al Talmud Ierushalmi, que debemos agradecerle a la cabeza que reverencia de por sí sola cuando se llega a Modim.
Pero nos esforzamos. De la misma forma que no nos enorgullecemos y decimos que sabemos toda la Torá, sino que nos esforzamos por estudiarla. Y salvando las grandes diferencias, dijo Sócrates: “No soy sofo (sabio), sino que filosofo (amante de la sabiduría)”. Así también un Rav de Am Israel (el Pueblo de Israel) no es llamado “jajam” (sabio), sino que “talmid jajam” (estudiante de sabio), que continúa estudiado toda su vida. Así también nos esforzamos por rezar.
Para ello, debemos prepararnos antes del rezo. Los primeros piadosos se preparaban durante una hora (Brajot 30B), y hay quienes vestían las prendas más hermosas (Shabat 10A). Así debemos prepararnos, “cuida tus pasos cuando entra a la Casa de D's” (Kohelet 4:17).
Bienaventurados somos que tenemos un pequeño Beit HaMikdash (Meguila 29A) [las casas de rezo. N. del T.]. Que sea Su voluntad que seamos merecedores de la reconstrucción del Beit HaMikdash pronto en nuestros días, y mientras tanto continuaremos presentándonos frente a D’s – con nuestro sentimiento y nuestro corazón – en nuestros pequeños Beit HaMikdash.